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No lo permitiré

María Pía Silva

Edición y diseño equipo Edebé Chile

Ilustraciones de Fabián Rivas

© María Pía Silva

© 2010 Editorial Don Bosco S.A.

Registro de Propiedad Intelectual: 188.834

ISBN: 978-956-18-1213-0

Editorial Don Bosco S.A.

General Bulnes 35, Santiago de Chile

www.edebe.cl

docentes@edebe.cl

Primera edición digital, Diciembre 2019

Diagramación digital equipo Edebé Chile

Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos químicos, electrónicos o mecánicos, incluida la fotocopia, sin permiso previo y poescrito del editor.

Índice

“Que sucede y cómo me siento”

“Mi familia”

“Los niños dañados”

“La escuela”

“¡Qué voy a hacer!”

“No lo permitire”

“Lo importante es lo importante”

“¡Lo logramos!”

Que sucede y cómo me siento

Jueves 16 de julio

Querido diario, hace más de un año que no te escribo, pero hoy tengo muchas ganas de contarte algunas cosas feas que me han pasado, cosas muy tristes. Por ahora solo te diré que quiero morir, que ya no puedo más, que mi vida es horrible, que me pasaría todo el día encerrada llorando.

En mi escuela, el lugar más horroroso del planeta, la paso muy mal… Allí me siento sola y discriminada y todos me maltratan. Los últimos meses han sido de lo peor.

¡Te dejo! Viene mi mamá y no quiero que me vea llorando otra vez, ya está muy preocupada por mí. Mañana te seguiré contando. El viernes es el mejor día para escribirte y desahogarme, comienza el fin de semana y salgo temprano de la escuela.

Viernes 17 de julio

Por fin terminó la semana, por fin en casa y a salvo.

Como te iba contando ayer, antes de que llegara mi mamá, a mis compañeros de curso les ha dado conmigo. Antes fueron otras las “víctimas”, pero ahora soy yo la de turno.

Recuerdo que todo empezó un día martes, en la clase de Educación Física. La profesora había dividido al curso en dos grupos de atletismo y yo corría en uno de ellos. Como soy un poco lenta, el Robyn, que era el jefe de mi grupo, se enojó. Finalmente, perdimos y la agarró conmigo porque, según él, yo tuve la culpa de la derrota.

Al final de la clase, hecho una furia, me gritó que yo era la peor, la más lenta del mundo, que les había arruinado el juego, que nadie más querría tenerme en su grupo.

La siguiente clase estuve callada y triste. El Robyn no bajaba la voz ordenándoles a los otros niños y niñas que no me hablaran y que me dejaran sola en los recreos. Ese día nadie jugó conmigo. Estuve rondando por los patios y almorcé en la escala del tercer piso, completamente sola.

Nadie se acerco a mí. Nadie.

Sábado 18 de julio

Mi querido diario, qué bueno es tenerte de amigo, sobre todo ahora que me siento tan sola.

Ni siquiera mi familia sabe tanto como tú sobre cómo me he sentido en el último tiempo… Es que no quiero preocuparlos. Aunque saben algo de lo que me pasa en la escuela, no tienen idea de toda la cruda realidad.

Domingo 19 de julio

Mi amigo diario, son como las siete de la tarde y ya comenzó a dolerme la guata. De solo pensar que mañana debo ir a la escuela, siento temor y se me aprieta el estómago. ¿Qué me irán a hacer? ¡No quiero ir! Tengo ganas de llorar y siento un nudo en la garganta.

Lunes 20 de julio

Querido amigo, te lo dije… Sabía que hoy sería un día horrible. Te contaré:

Robyn es el líder del curso, el que decide todo lo que se hace, a qué niños o niñas se acepta, a cuáles se rechaza. Es todo un matón, el peor chico que he conocido en mi vida.

Hoy, según me dijo, me esperaba “una sorpresita”.

Fue cuando estábamos en las duchas, luego de la clase de danza. Cada niña que se bañaba ocupaba su ducha personal; el resto, las que habían terminado, se vestían mientras conversaban y reían. Yo las escuchaba con atención para enterarme de las cosas que sucedían en el curso, pues ya sabes que nadie me habla.

De pronto, entre los vapores que se elevaban al techo, vi las caras llenas de risas burlonas y escuché el click, que aún suena en mis oídos, de la máquina fotográfica.

–¡¡No!! –grité con todas mis fuerzas.