portada.jpg

Sobre este libro

Es innecesario reiterar la importancia de las empresas familiares para la economía mundial. Justamente es esta importancia la que hace que exista un creciente interés por parte de las mismas familias —y de los profesionales que las asisten—, en saber cómo aumentar su eficiencia y cómo seguir funcionando con el menor desgaste físico y emocional.

Este libro aporta conceptos inéditos que se complementan con las dos obras anteriores del autor —Empresas de Familia y Emociones en Empresas de Familia—, adentrándose en la Psicología de las Empresas Familiares a través de temas como la comunicación, los cambios, el liderazgo y la gestión de situaciones conflictivas.

Incluye además un capítulo con herramientas para las familias y un anexo para consultores —y no consultores— que aportan metodologías dirigidas a los profesionales vinculados a las familias empresarias.

La presente obra está dirigida a los miembros de familias empresarias, directivos, consultores y profesionales que trabajan en y con empresas familiares (contadores, licenciados en administración, en recursos humanos, en relaciones del trabajo, psicólogos, abogados, escribanos, etc.), al igual que a alumnos de estas carreras. También resultará de sumo provecho a todo profesional cuyas tareas estén vinculadas con empresas de familia, así como a los interesados en esta temática desde una perspectiva sistémica y latinoamericana.

Índice

Sobre este libro

Agradecimientos

Palabras iniciales

Capítulo 1

Psicología de la comunicación

Importante

Capítulo 2

Psicología del cambio y la estabilidad

ETAPA 1. Los comienzos

ETAPA 2. La sustentabilidad

ETAPA 3. El crecimiento

ETAPA 4. Transición y expansión

Capítulo 3

Psicología del liderazgo

Capítulo 4

Psicología de las situaciones conflictivas

Capítulo 5

Herramientas

Profesionalizar

Establecer órganos de gobierno

Transición ordenada y planificada de la dirección

Protocolo

Anexo para consultores (y para no consultores también)

Sobre los modelos y otras cuestiones

1. Modelo circumplejo de Olson

2. Modelo tridimensional evolutivo de Gersick

3. Núcleo irreductible

4. Descentralización de la “persona problema” o del “problema”

5. Cuando me encuentro con una familia

Palabras finales

Bibliografía

Press, Eduardo

Hijos del pasado, padres del porvenir / Eduardo Press. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de

Buenos Aires : Granica, 2018.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-950-641-966-0

1. Administración de Empresas. I. Título.

CDD 658

Fecha de catalogación: Mayo de 2018

© 2011 by Ediciones Granica S.A.

Diseño de tapa: Lucas Frontera Schällibaum

Conversión a eBook: Daniel Maldonado

www.granicaeditor.com

GRANICA es una marca registrada

ISBN 978-950-641-966-0

Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Impreso en Argentina. Printed in Argentina

Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo o en parte, en cualquier forma.

Ediciones Granica

© 2018 by Ediciones Granica S.A.

www.granicaeditor.com

ARGENTINA

Ediciones Granica S.A.

Lavalle 1634 3º G / C1048AAN Buenos Aires, Argentina

granica.ar@granicaeditor.com

atencionaempresas@granicaeditor.com

Tel.: +54 (11) 4374-1456 Fax: +54 (11) 4373-0669

MÉXICO

Ediciones Granica México S.A. de C.V.

Calle Industria N° 82

Colonia Nextengo - Delegación Azcapotzalco

Ciudad de México - C.P. 02070 México

granica.mx@granicaeditor.com

Tel.: +52 (55) 5360-1010. Fax: +52 (55) 5360-1100

URUGUAY

granica.uy@granicaeditor.com

Tel: +59 (82) 413-6195 FAX: +59 (82) 413-3042

CHILE

granica.cl@granicaeditor.com

Tel.: +56 2 8107455

ESPAÑA

granica.es@granicaeditor.com

Tel.: +34 (93) 635 4120

Agradecimientos

A las familias que me confiaron sus problemas, que solicitaron ayuda, que me enseñaron el valor que se necesita para seguir luchando por un proyecto y que se atrevieron a decirse “solos no podemos”.

A los alumnos que confiaron en que podían aprender algo de lo que fui recogiendo en mi experiencia de años de transitar empresas familiares.

A mis colegas amigos, Lic. Andrea Enjuto, de la ciudad de Rosario; Lic. Silvia Batista, de la ciudad de Bahía Blanca, y Lic. Juan Carlos Valda, de la Ciudad de Buenos Aires. Todos ellos fueron muy generosos al compartir algunos de los textos de este libro y al haberme aportado significativas ideas.

A la Lic. Sindy Geisert, de la ciudad de Posadas, que me convocó a lo largo de casi dos años a participar con una columna mensual, para conversar sobre empresas familiares en su programa “Mejora continua”, emitido en esa ciudad.

Al Lic. Ariel Correa, director de la consultora Focus de la ciudad de Rosario, que me convocó en varias oportunidades para participar de actividades en el interior del país.

A los periodistas de medios gráficos y radiales que me consultaron por notas, por entrevistas y por la publicación de mis artículos, quienes ayudaron a difundir la importancia de las empresas familiares y del factor humano en las organizaciones.

A mis amigos de la vida (entre los cuales incluyo a mi hermano), siempre presentes y de quienes recibo aliento permanente.

A mi nieta, que, aunque ella no lo sepa, significa para mí una inyección de vitalidad y energía, combustibles necesarios para cualquier proyecto.

A mis hijos, que, como siempre, me respaldan (y me critican) y quienes con su entusiasmo y su amor me empujan siempre hacia adelante.

A mi mujer, por todo lo que significa en mi vida.

Aclaración: en el libro podrán ver que en general me dirijo a un interlocutor, en algunos momentos me dirijo a los lectores o a un lector. Así fue saliendo y me pareció oportuno dejarlo de esta forma. Quiero que sepa que en todo momento me estoy dirigiendo a usted.

Palabras iniciales

• ¿Por qué “Hijos del pasado, padres del porvenir”?

Tomé esta expresión de una frase de Miguel de Unamuno. La frase completa es “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”. He leído diferentes interpretaciones, aunque cuando hace tiempo vi la frase por primera vez, la asocié inmediatamente con las familias y con las empresas de familia en particular. Me pareció una buena síntesis.

Una empresa de familia es un organismo vivo, con su propia dinámica, que viene de algún lado y va hacia algún otro; hay en ella una historia vivida que determina mucho, pero también hay una historia que tiene que ser vivida, páginas en blanco sobre las que no hay nada escrito, y es responsabilidad de las nuevas generaciones hacerlo, respetando el pasado pero adueñándose del futuro. Lo interesante es que, a diferencia de lo que sucede en el orden biológico, convierte en hijos a los dueños del pasado (las primeras generaciones) y en padres a los dueños del futuro (las nuevas generaciones). Por eso, “Hijos del pasado, padres del porvenir”.

• Cuando usted dice que la empresa de familia es un organismo vivo, recuerdo lo que ha expresado en obras anteriores. ¿Podría refrescarnos un poco el tema para los nuevos lectores?

Considero a las familias y a las empresas como organizaciones (sistemas) sociales humanos complejos. Más adelante, los lectores encontrarán fundamentos y nuevas visiones sobre esta definición.

El pensamiento sistémico me ayuda a comprender el funcionamiento de estas organizaciones y a interactuar con ellos en forma adecuada, en mi función de consultor. El pensamiento sistémico es un modelo de pensamiento que tengo incorporado diría que casi desde siempre, desde antes de saber que existía una teoría al respecto. Recuerdo que desde pequeño me dedicaba a observar los procesos y los contextos en los que estos se desarrollaban.

Nací en el seno de una típica familia de clase media, mis padres eran profesionales, mi hermano y yo sabíamos que lo que teníamos que hacer era estudiar y jugar. Podría decir, una “familia normal”.

Mi madre era una mujer tímida, acostumbrada a ocultar los problemas tanto en su familia de origen como en su familia política (había varios hermanos, cuñadas y cuñados). No sé bien por qué sentía curiosidad por esas cuestiones ocultas (cosa que no le sucedía a mi hermano), trataba de darme cuenta por mis propios medios de qué era lo que pasaba, porque mis preguntas eran respondidas con evasivas.

Para poder hacerlo, estaba muy atento a las conversaciones, a los climas en las reuniones, a los cruces de miradas, a los pequeños gestos.

Sin saberlo, estaba desarrollando mecanismos de observación de secuencias, detectaba patrones y asociaba fenómenos aparentemente aislados. El tiempo fue demostrando los aciertos de esas observaciones, aciertos que, por supuesto, nunca le interesaron a nadie. Pero cuando, allá por los años setenta, leí las primeras notas sobre la teoría sistémica y sobre su aplicación en temas sociales, así como sobre su influencia en el desarrollo de la terapia familiar, descubrí que en aquellos tiempos de infancia, sin saberlo, pensaba sistémicamente.

• ¿Qué nos quiere decir cuando dice que el pensamiento sistémico es un “modelo para pensar”?

Tomo ese concepto del maestro Carlos Sluzki1. Habla de “modelo” porque dice que no hay nada en una familia que constituya un sistema, que el pensamiento sistémico es una de las maneras de mirar, un enfoque, y que esa manera de mirar permite armar un cuerpo de ideas que explica ciertos aspectos del funcionamiento de una familia. Esto, a su vez, nos permite intervenir con instrumentos y herramientas que se ha demostrado resultan eficaces y generan mejoras en las familias; en este caso, las familias empresarias.

Me voy a extender un poco para que les resulte más claro a los lectores. Entiendo a la empresa de familia como un sistema social humano complejo. Sistema, por estar formada por elementos que interactúan permanentemente entre sí, influenciándose recíprocamente todo el tiempo. Estas interacciones son las que los mantienen unidos, y su ingrediente es la comunicación. Social, porque sus elementos son seres vivos. Humano, porque los seres vivos son personas, lo que no es un tema menor, ya que, a veces, cuando se habla de la familia como sistema, olvidamos que “las partes” de ese sistema son seres humanos con sus propias cualidades, seres de carne y hueso, con nombre y apellido, con sus emociones, con sus deseos, con sus expectativas y sus creencias, que, finalmente, son lo que determina su conducta. Complejo, por la cantidad de variantes que ofrecen las interacciones recíprocas. Un nuevo integrante de la familia aumenta geométricamente la cantidad de interacciones, pero no solo la cantidad, sino también la calidad de las modalidades de interacción.

El biólogo chileno Humberto Maturana2 nos ayuda a comprender esta idea:

Es constitutivo de un sistema social que sus componentes sean seres vivos. Cada sistema social particular se distingue por las características de las interacciones que realizan sus componentes.

Para Maturana,

el sistema lo forman todos y cada uno de sus miembros, no hay componentes superfluos. Así sostenemos que todo sistema considerado como sistema vivo sufre si alguien en ese sistema es considerado superfluo.

Para este autor, toda sociedad es conservadora de su organización, en el sentido de que la función de un ser vivo es conservar la vida; por eso los sistemas vivientes son conservadores, porque la finalidad es conservar la vida de sus miembros. Volveré sobre este punto en el capítulo focalizado en los cambios.

El historiador israelí Yuval Harari3 explica la complejidad de los sistemas sociales cuando escribe:

La cantidad de información que se debe obtener y almacenar con el fin de seguir las relaciones siempre cambiantes de unas pocas decenas de individuos es apabullante. (En una cuadrilla de 50 individuos, hay 1.225 relaciones de uno a uno, e incontables combinaciones sociales complejas más.)

Aplicar de modo lineal la idea de sistema puede llevar a errores conceptuales, porque es fácil caer en ideas mecanicistas, lo que implica el riesgo de confundir el funcionamiento de un sistema social complejo con el de una máquina, que también puede ser pensada como un sistema. El autor estadounidense de origen libanés Nassim Taleb4 comenta al respecto:

Los aparatos mecánicos o electrónicos con respuestas simples pueden ser complicados o elaborados, pero no son “complejos” porque no presentan interdependencias. Pulsamos un botón o un interruptor y obtenemos una respuesta exacta y sin ambigüedad en sus consecuencias, ni siquiera en Rusia. Pero en los sistemas complejos las interdependencias son muy estrictas.

Según Taleb, la clave de los sistemas complejos –los formados por componentes que interaccionan entre sí– es que intercambian información en forma permanente.

Pensar sistémicamente nos ofrece la posibilidad de visualizar fenómenos complejos, procesos integrados con otros procesos, y así poder entender situaciones que resultarían incomprensibles si no las ligáramos unas con otras. Nos permite, además, saber que todo tipo de intervención parcial en una parte del sistema va a influir en la totalidad, más tarde o más temprano.

• ¿No se puede caer en el riesgo de la tan difundida expresión “Todo tiene que ver con todo”, de tal forma que se diluyan las responsabilidades, fundamentalmente en el ámbito de las decisiones en la empresa?

Sí, tiene razón, y es un riesgo muy grande. Este es un tema siempre en discusión en el ámbito del pensamiento sistémico. Si me permite, voy a tomar un espacio para referirme a este asunto.

Por un lado tenemos una herramienta: el pensamiento sistémico. Pero cuando salimos del ámbito abstracto del pensamiento y entramos en el campo de la intervención en cualquier organización, apoyados por ese pensamiento, la responsabilidad pasa a estar del lado del que interviene. La herramienta no es responsable, responsable es la persona que la instrumenta. Del mismo modo, uno puede entender que los fenómenos se dan como consecuencia de una serie de procesos interrelacionados, lo que resulta muy claro en el campo de la naturaleza pero menos en el campo de las organizaciones. En estas hay personas relacionadas con otras personas, que toman decisiones; esas decisiones tienen efecto en otras personas, que a su vez toman decisiones que influyen en otras personas.

La responsabilidad del consultor es saber (por formación y por experiencia) cómo delimitar el sistema y los subsistemas sobre los cuales se va a intervenir y qué personas son las que van a estar involucradas en esa intervención. Obviamente, el consultor se puede equivocar, pero es su responsabilidad evitar que “todo tenga que ver con todo” y así “nada tenga que ver con nada”.

En la literatura sobre las empresas de familia se suele hablar mucho de sistemas y subsistemas, como si fueran “objetos” pasibles de ser descriptos “objetivamente”. Pero habitualmente se omite mencionar a las personas que son las “partes” de esos sistemas y subsistemas, y que participan con la totalidad de su ser persona, con su cuerpo, con sus emociones, con su historia, con sus deseos y expectativas, con sus necesidades y con sus intereses. Si las integramos a todas ellas y agregamos las del propio consultor, la “objetividad” en la descripción la formamos en la integración de las “subjetividades”.

En este punto es donde vuelve a ser importante la responsabilidad de las personas. En las organizaciones existen relaciones simétricas y complementarias5. Las personas que coordinan, que dirigen o que gestionan las actividades de otras personas, aquellas cuyas decisiones inciden en mayor número de otras personas, tienen más responsabilidad.

Algunos de estos temas los iremos conversando a lo largo de la obra.

• ¿Por qué el subtítulo “Psicología de las empresas familiares”?

Psicología, porque es el cuerpo conceptual que toma a las personas como eje central. De las empresas familiares, porque en particular me voy a referir a las personas en las empresas de familia.

Hace muchos años escribí mi primer libro, Psicología de las organizaciones, en el que expuse muchos temas que no se encuadraban en los esquemas habituales de cómo se miraba a las organizaciones. Las ideas de ese libro fueron desarrolladas a partir de mi formación y, a mi larga experiencia como psicoterapeuta, sumé luego la experiencia de muchos años en organizaciones.

Escribo cuando creo que tengo cosas para decir. No sabría explicar bien cómo surge la idea de hacer un libro, no sabría definirlo con claridad; creo que es un proceso que va tomando forma con el tiempo. Supongo que debe de ser el proceso habitual. Desde el momento en que uno termina un libro hasta que se publica, pasa un tiempo considerable. Una vez que se publica, me parece “viejo” (después se me pasa). En el proceso de escribir, muchas ideas se descartan, algunas pasan al rincón del olvido y otras comienzan a tomar vuelo. Quizás ese sea el comienzo de la gestación de un nuevo libro.

Como dice Taleb,

Escribir solo vale la pena si nos ofrece el hormigueo de la aventura, y esta es la razón de que disfrute escribiendo libros…6

En algún momento aparece ese hormigueo y se arranca. En este nuevo libro desarrollo temas diferentes de aquellos de los libros anteriores, porque, aunque algunos hayan sido mencionados, ahora los ofrezco desde otro ángulo, nada se repite.

• ¿Cuáles son los temas que trata este libro?, ¿con qué se van a encontrar los lectores?

En el primer libro –dedicado a las empresas de familia– hablé de temas generales de las familias y de las empresas de familia como sistemas, explicando un punto de vista en particular del funcionamiento de esas empresas. En el segundo, tomé tres puntos específicos y característicos de las empresas familiares: las emociones, la profesionalización y el protocolo. En este tercer libro –que completaría una especie de trilogía– hablo de la comunicación, de los cambios, de los liderazgos y de las situaciones conflictivas en las empresas familiares, poniendo el foco en las personas. Finalmente, hay un capítulo referido a ciertos modelos y herramientas que me resultan útiles en mi trabajo como consultor, y otro en el que comento algunos temas que surgen en las conversaciones con colegas.

• ¿Por qué eligió estos temas?

Creo que son situaciones específicamente ligadas a las personas, son temas en los cuales intervienen menos conceptos “técnicos”, como los temas de gestión, los contables y los temas legales (profesionalización, protocolo, sociedades), sobre los que muchos prestigiosos colegas escriben y sobre los que existe abundante y muy buena bibliografía. Si bien siempre, aun en las cuestiones más técnicas, está presente el factor humano, es en estas cuestiones como la comunicación, los cambios, los liderazgos y las situaciones conflictivas donde las personas se involucran con toda su integridad, donde ponen en juego toda su personalidad.

• ¿Quiénes se beneficiarían con la lectura de este libro?

Uno nunca sabe esas cosas. Muchas veces me he cruzado con gente que leyó alguno de mis libros y me comentaron lo útil que les había resultado en aspectos de sus vidas –personales y profesionales– que no estuvieron contemplados en mis objetivos al escribir.

Cuando escribo, siempre estoy hablándole a alguien, pienso en los miembros de las familias de las empresas; a continuación le hablo a un colega consultor; después a los profesionales que trabajan con empresas familiares y a los que les cuesta tanto hacer su trabajo porque se les dificulta lidiar con estas familias; otras veces recuerdo una conversación o un caso por el que fui consultado, y lo cuento porque pienso que puede ser de ayuda para otros. También le hablo a la gente común, curiosa de la vida, ni empresarios, ni consultores, ni profesionales; simples habitantes del mundo de la curiosidad. En última instancia, más allá de las familias y de las empresas, lo que se desarrolla en el libro son temas humanos y pueden interesarle a cualquier persona.

• ¿Por qué un libro?

Pienso que los libros son conversaciones del autor con los lectores, nunca es una obra terminada hasta que no llega a la mano de los lectores; después cada uno lo continúa y así es como el libro se convierte en un ser vivo.

Son, tanto usted como los lectores, los que pueden continuar dándole vida.

Las historietas son propias, su origen data de hace muchos años. Juan es un personaje por medio del cual les dejaba mensajes a mis hijos cuando eran pequeños, y al que también usábamos entre amigos entrañables para anotarnos mensajes en un cuaderno cuando compartíamos consultorio. “Allá lejos y hace tiempo”. Vaya, pues, como recuerdo y homenaje a aquellos años.


1 Sluzki, C., 1985.

2 Maturana, H., 1996.

3 Harari, Y., 2015.

4 Taleb, N., 2013.

5 Watzlawick, P. y cols., 1976.

6 Taleb, N., op. cit.