HABLAN DE DEBBIE BLUE Y “CONSIDERA A LAS MUJERES”
“Cada vez que leo un libro de Debbie Blue, aprendo algo. Aquí, las mujeres de la Biblia cobran vida, e incluso historias que pensaba que conocía se volvieron frescas y peligrosas. Amo el sentido del humor de Blue, su investigación profunda y por sobre todo su empatía por estos personajes bíblicos”
—JANA RIESS, autora de Flunking Sainthood y The Twible
“Considera a las mujeres es en parte un recordatorio juguetón de todas las historias que hemos olvidado y por otra parte una desaprobación frustrante de donde terminamos. Blue ahonda profundamente en las mujeres que no pudieron ser reguladas, que no se mantuvieron en el fondo, que perseveraron. Es una lectura alentadora en una era de amenaza física y espiritual. ¿Qué tal si, aunque sea por un momento, consideramos a las mujeres?”
—ALICE CONNOR, autora de Fierce
“Con su particular ingenio, excentricidad y curiosidad, Blue imagina vívidamente a estas antiguas matriarcas bajo una luz nueva y matizada. Bellamente escrito y meticulosamente investigado, Considera a las mujeres es simplemente el libro que necesitamos en un mundo bañado en desconsideración y misoginia”
—KATHERINE WILLIS PERSHEY, autora de Very Married
Copyright © 2019 by Debbie Blue.
Considera a las Mujeres
Una Guía Provocativa sobre Tres Matriarcas de la Biblia
de Debbie Blue. 2020, JUANUNO1 Ediciones.
Título de la publicación original: “Consider the Women”
This translation published by arrangement with WILLIAM B. EERDMANS PUBLISHING COMPANY.
Esta traducción es publicada por acuerdo con WILLIAM B. EERDMANS PUBLISHING COMPANY.
All Rights Reserved. | Todos los Derechos Reservados.
Published in the United States by JUANUNO1 Ediciones,
an imprint of the JuanUno1 Publishing House, LLC.
Publicado en los Estados Unidos por JUANUNO1 Ediciones,
un sello editorial de JuanUno1 Publishing House, LLC.
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Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Name: Blue, Debbie, author.
Considera a Las Mujeres : una guía provocativa sobre tres matriarcas de la biblia / Debbie Blue.
Published: Hialeah : JUANUNO1 Ediciones, 2020
Identifiers: LCCN 2020933461
LC record available at https://lccn.loc.gov/2020933461
REL006080 RELIGION / Biblical Criticism & Interpretation / General
REL006110 RELIGION / Biblical Meditations / General
REL017000 RELIGION / Comparative Religion
Paperback ISBN 978-1-951539-26-9
Ebook ISBN 978-1-951539-27-6
Traducción: Ian Bilucich
Corrector/Editor: Tomás Jara
Diagramación interior: María Gabriela Centurión
Portada: ZONA21.net
Director de Publicaciones: Hernán Dalbes
First Edition | Primera Edición
Hialeah, FL. USA.
-2020-
Contenido
Cover
Portada
Hablan de Debbie Blue y “considera a las mujeres”
Portada
Legales
Introducción
Vivimos y morimos por historias
PARTE UNO: FE ABRAHÁMICA
1. Irte de la casa de tus padres
Mudarse a lugares nuevos y desconocidos
2. Monoteísmo alborotador
El rostro femenino de Dios
PARTE DOS: AGAR
3. La historia bíblica
Una matriarca a la par de un patriarca
4. La madre del islam
Buscando a Agar en el Corán, un salón de tatuajes y una galería de arte
5. Fe y esfuerzo totales
Donde conozco a una académica feminista musulmana
6. Iftar
Visitando una mezquita con mi hija
PARTE TRES: ESTER
7. La historia bíblica
La heroína judía que reclama Eros
8. Purim
El despertar de la farsa
9. Shoah
Chivo expiatorio y búsqueda de estatus
PARTE CUATRO: MARÍA
10. La historia bíblica
La subversiva Madre de Dios
11. La reina que cambia de forma
Diosas, Guadalupe y abuelas
Agradecimientos
Notas
Guía del/a lector/a y preguntas para grupos de discusión
Introducción
Morimos y vivimos por historias
Las historias migraron en secreto. No sería honesto asumir que lo que creemos hoy (sea lo que sea) es solo sentido común o lo que siempre supimos. Suponer eso es también una forma de olvidar el poder de una historia y de un narrador, el poder en las márgenes y el potencial para el cambio.
—Rebecca Solnit, Hope in the Dark:Untold Histories, Wild Possibilities1
Me gusta leer historias viejas (tantas como sea posible): mitos egipcios antiguos acerca de una diosa-madre-buitre, leyendas iroquesas, la historia coreana sobre un niño recién nacido, hijo de un hada y un árbol de laurel, que se abre paso a través de una inundación, salvando hormigas y mosquitos en su camino. O la historia maya sobre el dios del maíz que resucitó del caparazón de una tortuga, asistido por enanos. Encuentro un despliegue fascinante y expansivo de viejas historias iluminadoras, hermosas y problemáticas a través de todas las culturas.
Viejas historias bíblicas
Pero las historias que poseen un lugar formativo único en mi vida son las historias bíblicas. Las he escuchado desde el día uno (probablemente desde que estaba en el vientre). En algunos momentos de mi vida esto me amargaba. ¿Qué podría ser menos sofisticado o más mundano que crecer como bautista en Indiana? ¿Qué si hubiese sido criada por intelectuales franceses o ancianos navajos?
En esta etapa tardía de mi vida, me sorprende ver que pasé la mayor parte de mis días —no estoy bromeando: horas y horas— inmersa en estas mismas viejas historias de la Biblia. Te aseguro que no se trata de lealtad ciega, sino que tiene algo que ver con el hecho de ser ministra (así que es mi trabajo), pero también sucede que estas historias parecen tener una capacidad inagotable para revelar destellos de Dios, de qué es ser humano; cosas que quizás deberíamos mantener ocultas y qué está debajo de la superficie de cada día. Estoy agradecida por estas historias que persisten en desconcertarme y nutrirme.
Pero creo que las Escrituras pierden algo de su capacidad de revelación si no entramos en ellas honestamente como mujeres agotadas del patriarcado o como personas que han visto tanta injusticia que nunca dejarán de cuestionar a la autoridad. La Biblia pierde algo de su capacidad de revelación si no le traemos nuestras preguntas. La Biblia invita —casi demanda— nuestras preguntas.
… Estas historias parecen tener una capacidad inagotable para revelar destellos de Dios, de qué es ser humano; cosas que quizás deberíamos mantener ocultas…
En algunas ocasiones tal vez tengas que tomar una horqueta para aflojar el suelo. Nada crece en la tierra compactada y sólida. Además, usar una horqueta puede sentirse catártico. Ha sido de una enorme influencia a largo de las culturas por todo el mundo. Las historias de la Biblia son narrativas fundadoras para mucha gente en las religiones judía y cristiana, como también lo son para el islam. Ciertas lecturas han producido teología terrible, violentamente divisiva (propia de la supremacía blanca misógina, antisemita, islamófoba, homofóbica). Algunas lecturas han levantado ideas sobre el excepcionalismo humano que han contribuido a la desaparición del planeta. Si quieres atacar a la Biblia con una horqueta, pienso que el Amante Misericordioso de la Creación estaría de acuerdo con ello.
Nuevas historias
Sé que no soy la única que se siente un poco desesperanzada acerca del estado del mundo. El otro día tuve que salirme del camino interestatal porque una lluvia torrencial estaba causando inundaciones menores. No fue un gran problema, pero en el momento me sentí furiosa. O sea ¿en serio? ¿No puede pasar ni media hora sin que algo pase para recordarnos que estamos condenados? El clima violento, hombres violentos, Charlottesville, Corea del Norte, Houston, calor, inundaciones y fuegos sin precedentes, inundaciones en el camino.
Últimamente estuve manteniendo la radio apagada cuando manejo para tratar de darme espacio para respirar y estar presente en lo que está frente de mí; pero, mientras esperaba que la lluvia se calmara, estaba agradecida de haberla encendido. Krista Tippet entrevistaba a la autora Rebecca Solnit. A veces necesitas oír a alguien más inteligente, con “un compromiso robusto con la esperanza” cuando la tuya está titubeando.
Rebecca le decía a Krista que ella piensa que las personas en esta cultura “parecen amar más a la certeza que a la esperanza” y que lo que necesitamos hacer es dejar ir a la certeza. El futuro es oscuro porque es desconocido. Pero “hay una sensación de posibilidad en lo desconocido”, no una fatalidad inevitable. “El amor se hace en la oscuridad”. Si no conoces el trabajo de Solnit, ella no es para nada una falsa optimista. Pero cree —ha visto, dice— que, tras Katrina y otras crisis, el desastre nos puede mover hacia un lugar de “no separación, compasión, compromiso, coraje… y generosidad”. En lugar de desmoronarnos, afirma, podríamos caer juntos.
Como había estado leyendo y escribiendo sobre historias, estuve especialmente alerta a lo que ella decía. “Necesitamos pensar acerca de las historias que contamos y sus consecuencias. Las personas viven y mueren por historias”. Necesitamos más historias, mejores historias, más complejas. Necesitamos preguntarnos si hay mejores formas de contar nuestras viejas historias y si hay historias acerca de “aquellos jugadores que no están en el centro de la atención” que contamos mal.
Empecé garabateando notas en un recibo de cambio de aceite, así que podría incorporar sus palabras en esta introducción. Este libro se trata de involucrarnos con las viejas historias en formas nuevas, haciéndoles preguntas, buscando esperanza. Si las historias bíblicas están contribuyendo en la destrucción y la crueldad, si no nos están ayudando, entonces mejor trabajemos en la forma en que las estamos leyendo y contando.
Uno de los bellos aspectos de tener un canon es que puedes mirar atrás y ver una matriz interminable de interpretaciones desenvolviéndose durante cientos —incluso miles— de años. Las historias son contadas y recontadas, estiradas y excavadas. Son leídas de diferente forma según la época, generando sin cesar nuevos significados y nueva vida para las personas en los tiempos y lugares donde viven.
No siempre disfruto el modo en el que los padres de la iglesia interpretaron la Biblia. Ellos tuvieron muchos problemas con el sexo, las mujeres y el pueblo judío. Jerónimo dijo: “Las intimidades de la Mesopotamia murieron en la tierra del Evangelio”, como si esto fuese algo para celebrar. Él pensó que era bueno dejar atrás relaciones humanas desordenadas, “carnales”, mientras que a mí me gustan bastante. La forma en que Jerónimo, Tertuliano y el Papa Gregorio realizaron su Gran lectura de la Biblia tuvo un efecto duradero en la forma en que la fe cristiana se desarrolló, pero, claramente (y también afortunadamente), el proceso de interpretación no se detuvo con ellos.
Uno de los bellos aspectos de tener un canon es que puedes mirar atrás y ver una matriz interminable de interpretación desenvolviéndose durante cientos, incluso miles, de años
Como predicadora, me entusiasma cuando un pasaje de las Escrituras que incluye “las intimidades de la Mesopotamia” termina quedando en el leccionario. Me gusta predicar especialmente sobre los pasajes que incluyen mujeres. Esto no sucede tan a menudo como quisiera. Después de la elección presidencial estadounidense de 2016, mi iglesia, House of Mercy,2 decidió crear un leccionario alternativo. Cada semana predicamos sobre los textos que incluyen mujeres: algunas familiares y otras que antes no aparecían en el leccionario: María, Miriam, las hijas de Zelofehad, la señora de Potifar, la hija de Jefté, Judit, y la prostituta de Babilonia, entre otras.
Lo hicimos porque “las personas viven y mueren por las historias”, y percibimos un sentido de urgencia por encontrar las alternativas, las que pudieran ayudar a subvertir a las dominantes. El mundo de las Escrituras (y mucho de la historia de la iglesia y la cultura, la política y medios de comunicación, teología y filosofía liberales y conservadoras) ofrecen una narrativa mayormente masculina. Necesitamos traer, prestar atención, leer y releer las historias de las mujeres en la Biblia (y más allá) porque el statu quo no está funcionando muy bien para la mayoría de las personas en la tierra (personas en las bajas naciones isleñas; los nativos americanos habitantes de la reserva Standing Rock; los bengalíes; los refugiados sirios, mujeres, hombres y niños negros y marrones en los Estados Unidos de la Supremacía Blanca). El statu quo no está funcionando para la tierra en sí misma. Todo el arco de las narrativas bíblicas nos llama a cuestionar los sistemas de poder existentes y nos da historias para ayudarnos a hacerlo. Sí, la narrativa dominante en la Biblia es la masculina, pero hay muchas otras historias para contar.
Las narrativas masculinas no son todas las mismas, obviamente; debemos empezar a sumergirnos en que aquello que ha sido considerado características masculinas y femeninas no son rasgos biológicamente determinados, sino modos particulares de ser que gran parte de la cultura ha definido, siendo lo masculino aquello que posee privilegio sobre otras formas de ser. Ahora podemos ver que algunas de estas definiciones no son buenas para el mundo.
Las ideas sobre la masculinidad están siendo redefinidas lentamente, pero muchos hombres de la edad de mi padre aprendieron que ser hombres significaba que la ira era la única emoción aceptable para mostrar. Presumir los músculos y de una especie de masculinidad violenta que ridiculiza la gentileza y alienta demostraciones insensibles de poder eran la forma en que probabas tu virilidad. De acuerdo con esta definición estrecha de la masculinidad, un hombre demuestra su amor a través de la posesividad, rivalidad, dominación y agresión más que a través de la ternura.
Puede parecer que estoy siendo demasiado dramática, pero necesitamos repensar los modos de ser que privilegiamos en el pasado si queremos que continúe la vida en el planeta. Si nos sentimos bien con una vida donde solo el uno por ciento puede costear el lujo de la atención médica y las cápsulas de refugios antiaéreos a medida (o lo que sea que los ultrarricos estén preparando para el apocalipsis) para sobrevivir o si nos sentimos bien sirviendo las agendas de los superricos que aumentan sus fortunas gracias al desastre climático y la guerra perpetua, entonces podemos posar nuestros ojos en la narrativa dominante. De lo contrario, deberíamos buscar alternativas.
No entiendo la física cuántica, pero sé que la fuerza débil es una de las cuatro interacciones conocidas de la naturaleza, junto con fuerzas más fuertes como el electromagnetismo y la gravedad. Jesús parece poner siempre a lo débil primero: los pobres, los enfermos y los mansos. Confío en este aproximamiento. Si valoras solo lo fuerte, entonces no valoras lo débil. Conozco mucha gente, hombres y mujeres, que temen a la revelación de su vulnerabilidad más que casi otra cosa. Esa es una narrativa que necesita ser transformada.
Esta primavera, en la graduación de mi hijo de la universidad, el orador de la Facultad, Uditi Sen, instó a los graduados a “soñar con el deshacer del mundo tal y como está”. Eso es de lo que estoy hablando: nuevas historias, más historias, las viejas historias recontadas de nuevas formas. La oradora inicial, profesora de la Universidad de Princeton, Keeanga-Yamahtta Taylor, dijo: “El presidente de los Estados Unidos —el político más poderoso en el mundo— es un megalómano racista y sexista. No es una observación benigna, sino que para muchas personas de este país esto ha significado consecuencias trágicas”. Posteriormente recibió tantas amenazas de muerte que canceló los discursos que tenía programados. También estoy hablando de eso.
El mundo se está hundiendo en divisiones profundas y violentas. Necesitamos encontrar historias que nos ayuden a cruzar las divisiones.
Historias de mujeres
Usualmente, las mujeres no son situadas al frente de las creencias abrahámicas, aunque están presentes en todas partes. He sido particularmente afectada por Agar, Ester y María (la madre Jesús): cómo cruzaron las líneas hechas por los hombres, sus historias, y cómo vivieron (dentro y fuera del libro).
Agar comienza en el clan hebreo de Abraham para luego convertirse en la matriarca del islam, y así la historia sigue. Ester no vive como una judía observante, pero salva a su pueblo de la destrucción. La historia cristiana oficial no existe sin María, pero también da a luz a muchísima imaginación heterodoxa. Su historia resuena con rastros de diosas de la fertilidad indígenas y antiguas deidades femeninas egipcias.
Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.
Y siguen viviendo fuera de la página a lo largo de los siglos, impactando y animando la cultura humana desde la Meca hasta Méjico y todo lugar entre ellos. Todo hombre y mujer musulmán que sea capaz física y financieramente tiene la obligación, por lo menos una vez en la vida, de seguir a Agar, volver sobre sus pasos durante el Hajj, la peregrinación islámica anual a la Meca. Cada año, las mujeres judías en Brooklyn, Tel Aviv y San Pablo —o donde sea que estén celebrando el Purim— se visten como Ester. María, la madre de Jesús, aparece bajo varios aspectos alrededor del mundo, inspirando devoción a través de barreras religiosas, de clase, género y raza. Es reverenciada por musulmanes, cristianos y los completamente heterodoxos.
Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.
Esta clase de poder femenino nos puede ayudar a pensar más creativamente acerca de las intersecciones del islam, el judaísmo y el cristianismo, como también sobre nuevas formas de avanzar que incluyan sabiduría, fuerza y vulnerabilidad. Estas mujeres se mueven y viven en lugares y caminos que están un poco por fuera de los firmes fundamentos y de los límites estrictos de nuestras tradiciones divididas. Aunque muy a menudo nuestras creencias siguen la guía de la visión de los padres, las mujeres nos llevan a diferentes lugares. Estiran las líneas y dan a las religiones monoteístas una calidad más alborotadora.
Estuve pensando en Agar, Ester y María como una especie de trinidad trans-fe: la (M)Otra,3 la Vampira, y la Reina que cambia de forma. O a veces es la Matriarca a la par del Patriarca, la Diosa del Amor y la Mediadora. No pretendo sugerir que sean como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero me gusta invocar un triunvirato.
Seguir a Ester, Agar y María me llevó a un centro comercial somalí donde recibí un tatuaje de henna, a una librería feminista musulmana; a un templo en Purim, donde conocí a un rabí vestido como Darth Vader en patines; a un festín en Guadalupe, donde unos bailarines aztecas con poca ropa sacudieron los cimientos de la iglesia en la celebración de Nuestra Señora. Encontré a muchas mujeres a lo largo del camino cuyas historias, preguntas y producción creativa me dieron esperanza: a una artista de Arabia Saudita, a una luterana convertida al islam, al fundador de un colectivo de arte y música indígena en San Pablo.
Nuestro concepto de Dios es inevitablemente estrecho; es condicionado por nuestra experiencia y los límites de nuestra tradición. Salir un poco nos ayuda (me da vergüenza admitir que conocer a Agar me llevó a algunas de mis primeras conversaciones teológicas con mujeres musulmanas, en las que aprendí cosas que no había escuchado antes).
Sigo regresando a una idea con la que di en un ensayo que escribió mi amiga Abby: “La verdad no se puede concluir y haríamos bien en reconocer que juntos podemos llegar a más verdad de la que cualquiera de nosotros podría hacer solo”. Ni herética ni obvia, esta idea me parece una buena forma de proceder.
Hace mil setecientos años, Efrén el Sirio (que no es un crítico literario posmoderno exactamente) dijo: “Si solo hubiera un significado para las palabras de las Escrituras, el primer intérprete lo habría encontrado y todos los demás oyentes no tendrían ni el trabajo de buscar ni el placer de encontrar”.
Hay mucho para encontrar, desde vastos territorios para explorar hasta contranarrativas para investigar. Dios anhela que nosotros participemos juntos en la transformación del mundo, pero claramente necesitamos encontrar nuevas rutas. Las mujeres —ignoradas y maltratadas en ocasiones, pero de seguro provocativas— han estado aquí todo el tiempo para ayudarnos.
1 Puede traducirse como Esperanza en la oscuridad: Historias no contadas, posibilidades salvajes
2 Casa de la Misericordia
3 En el original: (M) other. Aquí la autora realiza un juego de palabras donde al agregar la letra m entre paréntesis delante de other (en español, otra) puede decir “otra” y “madre” al mismo tiempo.
Parte uno
Fe abrahámica
1
Irte de la casa de tus padres
Mudarse a lugares nuevos y desconocidos
Solo cuando se pierde la estabilidad, cuando las respuestas hechas ya no ofrecen apoyo, uno puede alcanzar un tipo diferente de firmeza. Tropezar y caer son los medios por los cuales se consigue pararse.
—Avivah Gottlieb Zornberg
Dios me hace deambular.
—Abraham
Abraham es un personaje extraño. Es considerado el Padre de la Fe, pero tan solo míralo. Trata de pasar a su esposa como su hermana. Dos veces. La manda a dormir con otro hombre (para salvarse a sí mismo). Deja a uno de sus hijos morir en el desierto. Casi mata al otro con sus propias manos. Cuando tenía noventa años tomó un cuchillo y se cortó el prepucio, diciendo que Dios le dijo que lo hiciera. Luego le hace lo mismo a su hijo de treinta años. Imaginen el trauma de Ismael: el viejo blandiendo un cuchillo en frente a su tierna carne. ¿Qué clase de fe empieza con un hombre tan loco?
Si miras un mapa que muestre las áreas de la tierra que adscriben a las creencias abrahámicas, descubrirás que la mayoría del mundo se define a sí mismo como perteneciente a una de ellas. La idea de que un grupo pueda afirmar ser el pueblo de Dios o que una persona pueda decir que es el hombre de Dios —privilegiado de saber la verdad y bendecido por sobre otros— tiene raíces en la historia de Abraham. Esta noción ha creado mucha violencia a lo largo de la historia. Si así lo quisieras, podrías culpar a Abraham por el 9-11, el conflicto israelí-palestino, por las guerras entre el protestantismo y el catolicismo, las Cruzadas, el imperialismo Occidental y las exterminaciones sistemáticas de las culturas, lenguas y religiones indígenas en todas las Américas.
Escuchamos acerca de la violencia ejercida en el nombre de la religión todo el tiempo. Cualesquiera que sean las verdaderas fuerzas subyacentes a la violencia —política, pobreza, colonialismo— mucho de ella ha sido generada por aquellos que afirman ser los verdaderos herederos de Abraham.
En el capítulo 12 de Génesis, Dios promete hacer grande el nombre de Abraham y agrega que a través de él todo el mundo iba a ser bendecido. Creo que depende de cómo lo mires.
Dios le dice a Abraham: “Sal de tu país, de tu parentela y de la casa de tu padre. Deja atrás todo lo que conoces”. Dios ni siquiera especifica a dónde debería ir Abraham (tan solo a la tierra que Dios le iba a mostrar). Así que él deja lo que es firme y estable para ir a vivir en una tienda. Vagabundea con todas sus cosas arrastradas por un camello. ¿Hacia qué? Ni siquiera lo sabe.
Algunos comentarios rabínicos imaginaron a Abraham como un anciano que había perdido la cordura por vagar en el desierto. Se burlaban de las voces que acosaban su conciencia: “Mira ese viejo tonto y loco vagando sin rumbo por el mundo, luciendo como un demente”. Si su progenie no se ha comportado bien entre ella, tal vez podríamos culpar a la inestabilidad de su padre.
Dios le pide Abraham que deje lo que conoce por lo que le mostrará, algo que todavía no sabía. Realmente, es mucho pedir. Dios dice “te daré fe; ahora sígueme, aunque no voy a decirte exactamente a dónde voy y todavía no me conoces demasiado”. Tal vez así es la fe.
Algunos expositores del Evangelio de la Prosperidad ven al pasaje de la promesa de Dios bendiciendo a Abraham, y dicen: “Nómbralo, reclámalo” (reclama la bendición). No estoy segura de lo que están pensando.
Abraham era viejo y no se afeitaba y tenía malos dientes, casi con seguridad. Su esposa era vieja y estéril, y alguna vez pudo haber sido bonita, pero probablemente no era la esposa bonita de un predicador de televisión. No se describirían como “felices” a sus hijos. En el relato bíblico, Isaac y Abraham nunca hablan sino hasta después de la escena en el Monte Moría. Si las bendiciones de Dios empiezan con la historia de Abraham, resulta ser una historia de bendición muy rara, complicada, de esas que parecen disparadas a través de mil fragmentos de todo tipo. Bendición es una palabra aún más rara para usar en lo que Abraham obtiene cuando empieza a tener fe.
Abraham era viejo y no se afeitaba y tenía malos dientes, casi con seguridad. Su esposa era vieja y estéril, y alguna vez pudo haber sido bonita, pero probablemente no era la esposa bonita de un predicador de televisión.
Pero tal vez la fe es más cómo moverse que cómo quedarse (confiando en un Dios que no puede ser completamente comprendido por un sistema religioso). Tener fe es sumergirse en lo inconmensurable. Es, después de todo, tener esperanza en cosas invisibles, como lo expresa Pablo.
En el midrashim, los rabinos discuten extensamente por qué fue elegido Abraham. Noé, por ejemplo, es relatado como un hombre perfectamente justo; pero el texto no dice nada acerca de alguna cualidad que pueda sugerir a Abraham para ser el padre de sus creencias (un trabajo que podría requerir algún tipo de cualidad especial). Avivah Zornberg, una estudiosa de midrashim, sugiere que es su disposición a vagar por lo desconocido lo que lo califica. Él deambula, dice ella, en el “espacio desperdiciado entre las claridades”. Este es el tipo de lugar donde erupciona la gracia y “habita el asombro radical”.
¿Qué quiere decir reclamar la bendición de la fe abrahámica? Inestabilidad. Abandonar las estructuras seguras. Suspender lo que conoces en orden de descubrir lo que aún no conoces. Perderte. Tener algunas preguntas vastas y hambrientas de las que aún no conoces las respuestas. Esa es la energía que mueve a Abraham desde la idolatría de sus antepasados a la intimidad con Dios.
Dios promete que Abraham será productivo: “Te haré extremadamente fructífero”. Sus descendientes sobrepasarán el número de las estrellas. Y aunque por algún tiempo parece dubitativo, él y las mujeres con las que vive realmente terminan concibiendo mucho. Piensa en toda la descendencia que han generado estos padres de la fe: Isaac e Ismael, David y Salomón, Josafat, Mahoma y Jesús, Rumi, Rabia, Rashi, Oscar Romero, los bautistas del Sur, Santa Teresa, Juana de Arco, Lutero y Barth, el papa, los monjes y los libertinos. Está un poco fuera de control (digo, todo este fruto es una bendición vasta y complicada).
Dios no le da obligaciones o reglas a Abraham ni un sistema particular que se supone que deba usar para crear una religión (eso viene luego). Sino que le dice que comience un viaje a una tierra que le va a mostrar. Hay una sensación de que la tierra es buena, pero es mucho más que simplemente el fluir de leche y miel. Hay extranjeros. Hay hambrunas. La tierra está llena de otros, esta es la tierra a donde lleva la fe. Reclama las bendiciones de la fe. Quizás es un poco incómodo, pero nunca aburrido. Tal vez para ser un verdadero heredero de Abraham tan solo necesitas estar dispuesto a emprender un viaje. No tienes que viajar muy lejos para descubrir las cosas que no sabes, como un fruto que nunca probaste o una palabra que nunca escuchaste.
En una escena interminable cerca del final de la historia de Abraham, él trata de comprar un terreno para enterrar a su esposa Sarah. Mientras está regateando con los dueños de la tierra, dice: “Solo soy un extranjero y un peregrino entre ustedes” (¡Todavía un peregrino! ¡Tiene como 175 años!). Él no se asienta hasta que es enterrado en esta pequeña porción de tierra que adquiere de un extranjero: el único pedacito de Tierra Prometida que realmente llega a poseer.
Pero el texto dice que Abraham murió viejo y contento, a una edad avanzada. ¿Cómo se llega a ser así, totalmente maduro y tierno, lleno de complejidad y dulzura? Tal vez vagando por algún tiempo en el espacio de desperdicio entre claridades, tal vez haciéndolo mucho. Las ramas de la familia de Abraham
—judíos, cristianos, musulmanes (y en realidad también los baha’is, drusos y rastafaris)— han seguido caminos que, en su mayoría, han sido establecidos por hombres, pero ciertamente estaría en el espíritu de la fe abrahámica el dejar caminos bien delimitados, el peregrinar más allá de lo familiar, el pasar el tiempo deambulando entre las mujeres.