A mi familia, por apoyarme siempre en mi carrera y en mi profesión y nunca oponerse.

A mi novio, por ayudarme siempre en mis proyectos y alentarme a seguir adelante.

A mi cuñada y amiga, que, junto a mi hermano me apoyan en todo lo que tenga que ver con mi profesión.

A mis amigas, por estar siempre.

A todos mis seguidores, que tantas veces me han pedido que hiciera un libro.

¿Cuál es tu actitud frente a la alimentación?

¡Hola! Soy Agustina, quizá ya me conozcas de las redes sociales, pero antes de empezar a leer este libro, sería bueno que también conocieras tu propia postura frente a la alimentación. Para eso, te propongo este ejercicio. ¡No se trata de un examen, donde hay una única respuesta verdadera! Las únicas respuestas incorrectas son las que no son sinceras, así que toma un lápiz, una birome o lo que tengas más a mano y responde qué tan de acuerdo estás con las siguientes afirmaciones.

“Con tal de bajar de peso, estoy dispuesto a privarme de los alimentos que más me gustan”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Siento que me pasé y me sigo pasando toda la vida a dieta, preocupándome por cada alimento que me llevo a la boca”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Cuando estoy a dieta, me siento preso del número de la balanza”

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Por bajar de peso, he llegado a tenerles pánico a ciertas comidas”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Para mí, es más importante la opinión de los demás sobre mi aspecto que lo que yo mismo piense de cómo me veo”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Con tal de bajar de peso, evito las reuniones donde ofrecen comida que engorda”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Elijo comer las cosas que están de moda”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Para bajar de peso debemos suprimir algunos alimentos, aunque nos gusten, en especial los chocolates, los helados y la pizza”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Una dieta en serio está hecha a base de pollo con ensalada, sin hidratos y sin un solo dulce”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Cuando estoy a dieta, empiezo a desear todos los alimentos prohibidos. Si como alguno, ¡me mata la culpa!”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Si me invitan una reunión, prefiero llevarme una vianda o comer antes de ir, así no rompo la dieta”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

“Si estoy a dieta, pero como algo dulce, me lanzo sobre todos los otros alimentos prohibidos, total ya desbarranqué”.

  1. De acuerdo.
  2. No del todo de acuerdo.
  3. En desacuerdo.

 

Bueno, ¡a ver los resultados!

Mayoría de respuestas “a”

Necesitas revisar con calma y profundidad tu actitud frente a la alimentación; ¡que estés leyendo este libro es un primer paso muy importante! Con él aprenderás a identificar y descartar, por falsos, los mitos que circulan por la sociedad y ahora también en las redes sociales. ¡Adelante!

Mayoría de respuestas “b”

No te sientes del todo seguro respecto de la alimentación. Te identificas con algunas de las falsas creencias que de a poco se han instalado entre nosotros y que cierta parte de la opinión pública quiere imponer. Este libro te ayudará a detectarlas y, así, a mejorar tu relación con los alimentos. ¡Vamos!

Mayoría de respuestas “c”

Tu actitud frente a la alimentación es bastante buena. Con este libro aprenderás a mejorarla e incluso también a ayudar a quienes veas demasiado obsesionados con la comida, para poder disfrutar más plenamente de una vida más feliz. ¡Sigamos!

Prólogo

Keanu Reeves escribió una vez:

 

La madre de mi amigo ha comido sano toda su vida. Nunca ha consumido alcohol ni cualquier “mala comida”, hace ejercicio todos los días, es muy ágil y muy activa, tomó todos los suplementos sugeridos por su doctor, nunca salió al sol sin protector solar y cuando lo hizo fue por el período más breve posible, así que prácticamente protegió su salud a lo máximo. Ella ahora tiene setenta y seis años y padece de cáncer de piel, cáncer de la médula ósea y osteoporosis extrema.

El padre de mi amigo come tocino, mantequilla, grasa y nunca se ejercita. Salía al sol y se exponía hasta achicharrarse todos los veranos. Básicamente, eligió vivir la vida al máximo y no como otros sugieren. Él tiene ochenta y un años y los médicos dicen que su salud es la de una persona joven.

Las personas no pueden esconderse de su veneno; está por ahí y te encontrará. Ante estas situaciones, no puedo evitar recordar las palabras de la madre de mi amigo: ”Si yo hubiera sabido que mi vida iba a terminar de esta manera, hubiese vivido más y disfrutado todo plenamente“.

Ninguno de nosotros saldrá de aquí con vida, así que por favor deja de tratarte mal hasta con los pensamientos. Come comida deliciosa. Camina a la luz del sol. Salta en el mar. Di la verdad que llevas en tu corazón como un tesoro escondido. Sé tonto. Sé amable. Sé raro. No hay tiempo para nada más.

 

Elegí compartir estas palabras porque me parece que arman una linda historia que nos enseña que muchas veces, por más que te cuides al máximo, al punto de no disfrutar y llegar a obsesionarte, puedes enfermarte y arrepentirte de no haber aprovechado en plenitud ciertas cosas. En la vida hay que aprovechar la comida rica, los eventos sociales, tomar un trago con un amigo y vivir esos momentos que nos hacen sentir bien; al fin y al cabo, la vida es una sola y nunca se sabe lo que pasará después.

En la vida hay que aprovechar la comida rica, los eventos sociales, tomar un trago con un amigo y vivir esos momentos que nos hacen sentir bien

Vivimos en una sociedad bastante difícil, donde los estereotipos de belleza son inalcanzables, donde tener sobrepeso parece una condena a “ser un fracasado” y, en contraposición, un cuerpo flaco pertenece sin más a un “ser exitoso”, lo que es totalmente falso. Día a día nos bombardean con imágenes de cuerpos superestilizados, con músculos bien marcados, nos acosan con mitos alimentarios y nos juzgan por el aspecto físico que tenemos y por los alimentos que consumimos.

Lo que los seres humanos necesitamos es tener una salud óptima. Y cuando hablo de salud, no me refiero solamente a los aspectos orgánicos, sino también a los psicológicos, los mentales; todo lo que se pone en juego para tener una vida plena y que podamos disfrutar.

Porque ¿de qué nos sirve vivir privándonos de lo que nos gusta si así la pasamos mal, si nuestra salud mental se ve afectada?

No podemos pasarnos toda la vida a dieta, preocupándonos tanto por cada alimento que nos llevamos a la boca, que nos sentimos casi presos del número que aparece en una balanza, ¡y hasta podemos llegar a tenerles pánico a ciertas comidas! Eso no es sano, sino que enferma los pensamientos y deteriora la mente.

Cuidarnos está muy bien, pero no al extremo de que termine perjudicando nuestra salud considerada en todos sus aspectos.

Debemos dejar de hacerle caso a la opinión de cierta parte de la sociedad y pensar más en nosotros mismos, en nuestra vida, no en lo que piensen los demás.

En esta vida estamos de paso y no podemos desperdiciar las oportunidades de hacer lo que nos gusta, porque después puede ser tarde y no hay manera de recuperar los momentos perdidos. Si no aprovechamos las posibilidades de disfrute que se nos presentan cada día, no podremos evitar arrepentirnos, y ese arrepentimiento nos hará mal. ¿Vas a privarte de la comida de tu mamá o de tus abuelos, hecha con todo el amor del mundo, porque “engorda”, porque tiene harinas refinadas o simplemente porque está de moda comer otras cosas? ¡No! Hay que tener siempre presente que esas son oportunidades que la vida no nos da a menudo y no podemos perderlas.

Disfrutar la vida es lo mejor que uno puede hacer, siempre que sea de manera saludable para la mente y el cuerpo.

@nutricion.ag

Cuando tomé la decisión de abrir una cuenta de Insta­gram, fue más que nada por entretenimiento. ¡Nun­ca imaginé que iba a alcanzar la popularidad que hoy tiene!

Si bien siempre me gustó educar a la gente en cuestiones alimentarias, no creí que iba a llegar a tantas personas y a ayudar hasta mediante un teléfono celular.

Empecé haciendo publicaciones “básicas”, en las que, por ejemplo, explicaba los aspectos más esenciales de los macronutrientes, es decir, los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas; de las vitaminas, los minerales, y de algunas enfermedades, como diabetes, fenilcetonuria, hipercolesterolemia, entre otras.

Lo que realmente me incentivó a continuar con este proyecto fueron mis seguidores

Luego mi cuenta fue cambiando y me encaminé a derribar mitos, a la comparación de tablas nutricionales, a abordar las obsesiones alimentarias y a concientizar sobre las modas en alimentación, que en la actualidad circulan y hacen furor en las redes, como la moda fit, de la que les hablaré más adelante.

Sentí el impulso de darle este perfil a mi cuenta a raíz de la observación de algunas otras cuentas. Después de verlas un poco, noté que había cierta obsesión generalizada y muchas creencias erróneas, que pueden tener consecuencias muy peligrosas para la mente humana y la salud física.

Lo que realmente me incentivó a continuar con este proyecto fueron mis seguidores, con sus mensajes donde a menudo y con cariño me halagaban, me felicitaban y sobre todo me contaban (¡y me siguen halagando, felicitando y contando!) que gracias a mi cuenta habían mejorado su alimentación y aprendido mucho. Sus ideas y sugerencias, tanto ayer como hoy, para que haga publicaciones, y todo el apoyo que recibo de miles y miles de seguidores, me hicieron sentir más ganas de continuar avanzando y enseñar sobre alimentación, que es algo muy importante.

También a través de esta cuenta conocí a pacientes nuevos, a mucha gente con ganas de mejorar y de aprender a comer ¡Todo esto también es muy bueno!

Obviamente, y como en toda red social, no todos son elogios, sino que también recibo críticas, que pueden ser útiles cuando son constructivas, pero lamentablemente han llegado hasta a insultarme y hacer comentarios “fuertes”. Son la minoría, y nada de eso me impide seguir brindando información para ayudar a las personas, que es lo que realmente quiero y me gusta.

No es fácil utilizar una red social. Siempre hay que pensar la manera de escribir las cosas para que el que lo lea no lo malinterprete; además, pronto se aprende a prever las reacciones de los seguidores frente a determinado tema, así que hay que tener bien en cuenta qué palabras usar y cuáles no.

Redactar el texto para un posteo es sumamente difícil y lleva bastante tiempo, aunque no lo parezca. Pensar cada palabra y cada párrafo, para que el mensaje llegue con la intención con la que yo lo comparto y a la vez para reducir al mínimo la cantidad de mensajes malintencionados, lleva mucho trabajo, al igual que saber qué imágenes elegir.

Pero más allá de eso, es algo que me apasiona y que trae sus frutos.

Por suerte, la mayoría y casi todos mis seguidores me bridan un cariño enorme y un gran apoyo. Recibo mensajes muy lindos, y eso me da más ganas de continuar con los posteos de todos los días.