DE LA SEPARACIÓN DE PAREJA A LA SUPERACIÓN PERSONAL

El maravilloso camino de la separación consciente

Book trailer

Fecha de Edición: Octubre 2020

@2020, Patricio Defranchi

Gracias a Kristopher Roller por compartir su trabajo en Unsplash. 

Gracias a Ariel Galliano por su ayuda en el diseño del arte de tapa.

Derechos exclusivos de edición digital reservados para todo el mundo.

Editado por:

ISBN: 978-987-47549-7-4

Editado en Argentina

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SOBRE MI

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Soy Patricio Defranchi. Nací el 2 de mayo de 1979. Soy padre de dos hijas, ambas fruto de mi matrimonio con Julieta. En el año 2018 y luego de diez años juntos, decidimos iniciar nuestro proceso de separación. Personalmente puedo decirte que fue un momento que marcó un antes y un después en mi vida. Fue un desafío mental, emocional y vivencial enorme para mí, donde sentí tocar fondo muchas veces y donde me encontré absolutamente perdido sobre cómo reencauzar mi vida y volver a recuperar la alegría.

Luego de llevar adelante un proceso similar al que te cuento en este libro, con mucho trabajo interno, compasión, gratitud, perdón, cambio de hábitos y búsqueda de creencias limitantes, logré salir adelante definitivamente y desencadenar en mí el proceso de crecimiento personal más trascendente que jamás había vivido y aún sigo experimentando.

En mi esfera profesional, soy abogado desde el año 2002 y me especialicé de inicio en derecho de familia. No encontré en el ejercicio como abogado, pese a intentarlo muchos años, una manera efectiva de llevar adelante mi fuerte propósito por pacificar la conflictividad familiar y ayudar a las parejas a trascender el momento crítico que estaban experimentando cuando llegaban a mi despacho. Amplié mi práctica a la mediación de familia, rol que me dio una mayor intervención y mayor manejo, aunque siempre sesgado por el entorno legal que terminaba transformando la mesa de negociación en un duelo económico y de egos.

Fue así que entendí que debía buscar un lugar aún más estratégico para trabajar, y descubrí las herramientas del coaching y del desarrollo personal, especializándome en el ámbito de las relaciones y acompañando a hombres, mujeres y parejas en sus procesos de separación o divorcio, ayudándolos a trascenderlo, a recuperar la confianza y la autoestima y a construir la vida de sus sueños donde cada uno de ellos se transforme en el artífice de su felicidad cotidiana.

Hoy agradezco profundamente que mi actividad profesional se encuentre alineada con mi propósito. En la interacción permanente con toda la gente que se integra a esta comunidad de la separación consciente y el desarrollo personal, encontramos la posibilidad de compartir experiencias, aprender y descubrirnos y crecer como nunca antes.

Espero que encuentres en este relato, herramientas potenciadoras e inspiradoras para aplicar en tu vida.

Un fuerte abrazo.

15.

Nuestro desafío ya en la interacción con el mundo, es empezar a fluir con el criterio guía que nos impone la abundancia. Voy a recordar en este capítulo muchos conceptos que ya desarrollamos más arriba, pero que será importante para reforzar tu relanzamiento al mundo.

La abundancia se expresa en nuestras luces y en nuestras sombras por descubrir, en ese camino interno de tomar consciencia de quién soy, qué creencias limitan mi vida y qué acciones estoy desplegando en consecuencia.

Veníamos viviendo la vida en el pensamiento de que necesitábamos algo, de que algo nos faltaba. Y ello se manifestaba al arrancar este libro, cuando sentíamos en la ausencia de nuestra pareja, la desesperación por recuperar esa vida que ya no era.

Acto seguido empezábamos nuestra cacería de culpables. Nos cansábamos de listar todas las conductas desplegadas por otros, que nos “dañaban”, y que era nuestra ex pareja la responsable de la desdicha que padecíamos por su ausencia. También cargábamos culpas a nuestros hijos, quienes sin compadecerse de nuestra situación nos “sacaban de quicio”. Nuestros amigos que no eran lo suficientemente empáticos y comprensivos. Y así, infinitamente despuntábamos el vicio de juzgar nuestro entorno depositando en el mismo todas las causas de nuestra infelicidad, de nuestra carencia.

Nos manejábamos con el criterio de que la solución a nuestros problemas se encontraba fuera de nosotros y que nuestro entorno no nos las brindaba.

Llegábamos a soñar mentalmente en qué cosas o personas que no tenía en mi vida, debían ingresar como superhéroes para salvar mi existencia y depositarme en ese estado de felicidad que no tenía. Y pensábamos en una nueva pareja más cariñosa, más fogosa, más sincera, más mimosa, más pendiente de nuestras necesidades.

Esta ensalada de pensamientos nos iba devorando lentamente. Y así repetíamos los mismos esquemas de pensamiento donde estábamos atrapados. Sin salida.

No dejábamos de sentirnos carentes. Vivíamos con el modo juzgador activado.

Logramos entender de la lectura de este libro que todo, sin embargo, podía ser diferente. Formamos parte de un campo electromagnético que nos une con todo lo pensable. De pronto, todo se funde en mí mismo y nada me falta.

Comprendimos que la electricidad parte de nuestros pensamientos y el magnetismo desde nuestras emociones, y de ese modo nos comunicamos con el campo cuántico que nos rodea para atraer lo que pedimos, incluso sin saber que lo estamos pidiendo. Somos una suerte de receptores universales, que emitimos y recibimos señales. Y así empezamos a pensar y sentir lo que deseamos, en el marco del amor y la gratitud frente al mundo, y el campo nos ofrece experiencias acordes, oportunidades, desafíos, crecimiento, relaciones enriquecedoras, proyectos.

Ya hicimos carne la idea de Buda de que ni tus propios enemigos podrán hacerte tanto daño como tus propios pensamientos.

Sabemos que somos energía en movimiento. Y que los ciclos energéticos se movilizan a través de la fuerza electromagnética que expresaba antes. Y así, esa energía se expresa en distintas polaridades, recreando las infinitas posibilidades y formas que nos ofrece el campo, pero esas polaridades se hacen uno sólo en una comprensión global del mundo y de nuestra realidad.

Todo, aún las experiencias que nos hacen sufrir, son crecimiento y aprendizaje potencial. Sólo debo dejar de mirarlas como un mal, para pasar a observar esas experiencias como una invitación, desde la unidad a desarrollar la polaridad opuesta.

Porque esas polaridades que permanentemente juzgamos como malas o buenas, son perfectas, así como son. Porque cada polaridad que se manifiesta nos invita a desarrollar la polaridad contraria.

Ya no caemos más en la trampa del ego, el gran paladín y defensor de mi polaridad y enemigo acérrimo de la polaridad contraria.

Ya desactivamos nuestro hábito de juzgar y, no nos sentimos víctimas de esta realidad circundante. Sabemos que esos juicios, se instalan tan fuerte en nuestra mente que nos sirven para atacarnos, para dejar de querernos y de aceptarnos como somos. No hay más lugar en mi vida para la enfermedad física y mental que me causaba vivir en estado de frustración y enojo permanente.

Decido conocer mis sombras y aceptarlas.

Entiendo que las polaridades que se expresan en mis vínculos, a través de la complementación, son fundamentales para crecer.

Con el sólo hecho de dejar de juzgar a mis propias sombras y a las de mi ex pareja o de mi entorno, ya las polaridades dejan de tener fuerza repelente y aparecen las soluciones de todo. La unidad se impone y calma. La unidad se impone y sana.

Pudiste vivenciar que confiando en vos mismo, y cambiando hábitos, tu propio cuerpo comenzó a modificarse. Cada día que pasaba te sentías más contento con tu reflejo. Empezás a sentirte orgulloso de vos mismo, de tu perseverancia y de tu dedicación. De haber descubierto que valés infinitamente la pena. Que cada minuto invertido en vos mismo te retribuye con creces. Que podés crecer, que podés ser feliz y que podés construir una vida deseada.

Sos un ser eminentemente abundante. Tenés un poder inimaginable, que todavía estás descubriendo. Tenés que seguir desarrollándolo, profundizando el camino de la toma de conciencia que ya iniciaste.

No te sigas aferrando a concepciones limitantes del mundo, a lo que creés que te falta.

Sos presencia ante todo y tenés posibilidades y caminos infinitos que tomar. Sos uno y concluís en un todo que te acepta, te abraza y quiere lo mejor para vos y para tus experiencias.

Dejás de batallar. Te entregás a esa inteligencia universal que quiere manifestarse a través tuyo y con sólo abrir tu percepción y permanecer en estado de atención plena, vas a permitirle que te guíe en un camino de plenitud, de desarrollo y de felicidad.

En este viaje que iniciaste al interior del subconsciente estás encontrando mucha información que te hace interpretar el mundo de modo limitado. Ahora sabés que allí estaba la causa de tu enojos, frustraciones y tristezas.

Ahora sabés que en ese camino podrás seguir deconstruyéndote para construirte en una línea más acorde a lo que sos en este momento de tu evolución personal.

Descubriendo el oro que surge en las sombras del que hablaba Carl Gustav Jung. Haciendo consciente lo inconsciente y empezando a dominar tu destino.

Y ese camino de descubrir tus sombras y amigarte con ellas, aceptándolas y eligiendo cambiar, permite que tus pensamientos fluyan en líneas nuevas, que las emociones se modifiquen y que los cambios en tu vida, en tus nuevas relaciones -de pareja o parentales-, en tus vínculos sociales y familiares, aparezcan solos.

Enric Corbera, con gran claridad nos recuerda que, si no sabemos lo que estamos pidiéndole al campo cuántico, analicemos qué estamos recibiendo. Y grafica con gran pedagogía el funcionamiento de nuestra mente y nuestras emociones. Dice: Nuestra mente es un jardín. Nuestros pensamientos las semillas. Nuestras acciones y movimientos son el agua. Y el sol, son nuestras emociones.

En fin, dejemos de intentar controlarlo todo, de intentar creer que tenemos la verdad sobre todo y de ganar discusiones. Dejemos de esperar que nos solucione la vida otro. Entreguémonos y dejemos de especular con nuestros pensamientos.

Seamos auténticos y encontrémonos con nuestras sombras. Aceptémoslas y abracémoslas para crecer.

Miremos a nuestra pareja, a nuestra ex pareja, a nuestros hijos y a nuestro entorno con abundancia. Entendamos que las cuestiones que vemos como faltas en los otros no son más que oportunidades de complementarnos para crecer juntos, fortalecernos y aprender. Entendamos que las faltas que vemos en el otro no son más que aspectos que nos molestan de nosotros mismos y que no queremos enfrentar para trascender.

Tomemos conciencia de nuestro entorno, de lo que tenemos, valoremos cada pequeña cosa que experimentamos o que podemos disfrutar, valoremos la impronta de nuestro entorno, valoremos a la nueva gente que va llegando a nuestra vida, valoremos nuestro propio esfuerzo de superarnos. No perdamos jamás el estado de gratitud.

Vos sos dueño de tu vida y del modo en que pienses tu vida será tu destino en consecuencia. Animate a experimentar tu vida y tus relaciones sin juzgarlas.

Agradecé la oportunidad de experimentar, que es única y es fuente de toda sabiduría, no te ahogues en la queja, en el juicio. No desprecies tu realidad. Viví la experiencia y agradece la oportunidad de vivirla. Crecé, sentí, evolucioná.

Esa experiencia vivida honestamente y tu disposición a encontrarte con vos mismo en esa interacción, va a permitirte ampliar tu consciencia sobre vos y sobre lo que querés para tu vida y vas a tener nuevas herramientas para tomar mejores decisiones o, incluso para solidificar las decisiones ya tomadas.

Nuestros pensamientos crean nuestras conductas y nuestras conductas crean nuestro destino. Sólo podemos controlar enteramente nuestros pensamientos y ello parte de autodisciplina y hábitos. Los mismos que estuvimos trabajando desde el inicio de estas páginas como disparador. Los nuevos hábitos que crees a partir de ahora, que espero se encuentren alineados a conseguir tus sueños, son los que nutrirán ese nuevo ser que está naciendo y ya empezó a manifestarse.

Nos espera amor, encuentro profundo con nosotros mismos, vínculos más sanos y enriquecedores y mucha felicidad en el camino. Ahora, que lo sabés, no te lo pierdas.



DE LA SEPARACIÓN DE PAREJA A LA SUPERACIÓN PERSONAL

El maravilloso camino de la separación consciente



Patricio Defranchi

1.

Había señales, pero no llegabas a darte cuenta.

Creo que nunca tomaste consciencia del problema, con el cuál tu pareja y vos, estaban lidiando.

Creo que las distracciones externas jugaron un papel muy importante, sumado a la ausencia de una resolución oportuna, un plan, una estrategia que los haga salir a flote.

Quizás en otra situación, hubo una estrategia implementada, pero no dio los frutos que ambos esperaban. Porque intentarlo, implica que ambos quieren superar la situación crítica, implica sentar un objetivo e ir por él, pero la voluntad de llevarla a cabo no garantiza su éxito.

Puede ser que tengan ambos la sensación de que quieren seguir juntos, pero muchas veces el mismo camino, les hace ver cosas que no esperaban encontrarse y esa decisión termina modificándose.

Ojo que quizás ni siquiera hubo indicadores evidentes. Quizás se cruzó un tercero en el momento indicado y alguno de los dos tomó esa puerta de escape para animarse a salir.

Quizás hay una crisis personal de alguno de los dos o de ambos, algo que los tiene paralizados internamente, que no los deja avanzar o construir una vida en pareja, porque individualmente no están satisfechos consigo mismos. No sería la primera vez que pase que la dificultad de encauzar la propia vida, deje trunco un proyecto de pareja que parecía sólido.

Quizás el excesivo foco de atención puesto sobre los hijos comenzó poco a poco a quitarle aire al vínculo, a apagarlo, a postergar espacios comunes para compartir, para crecer como pareja. Quizás no supieron verlo hasta que el agua llegó al cuello y ya fue demasiado tarde.

Puedo seguir con los ejemplos. Es probable que en alguno de estos casos estés vos. Y ese estado tan incómodo es lo que te lleva a encontrar estas páginas.

Pretendo hablarte a vos con franqueza. Te voy a contar experiencias personales mías y de otras personas que me las confesaron.

Arranco hablando de mí. Estudié abogacía, no puedo decir bien por qué razón. Aunque sí puedo decir que el conflicto y el litigio siempre formaron parte de mi vida. Arrancando por el conflictivo vínculo entre mis padres, donde yo siempre, o al menos desde que tengo consciencia de ello, intenté ponerme en el medio con ánimo de pacificar la situación.

En el derecho desde inicio, despertó mi interés el derecho de familia, pero el ejercicio como abogado de parte, me exigía ponerme de un lado sólo de la campana desatendiendo el del “contrincante”, situación que consideraba inconveniente y muy parcial e injusta. Además, percibía por lo general, que tenía que abogar por la pretensión de una persona que aún estaba rota, con emociones desenfrenadas y desordenadas y se agarraba de las armas legales (que yo debía exhibirle y ejecutar en su nombre) para intentar, por esta vía, calmar su apetito de venganza.

Y claro. Los vínculos, en su gran mayoría no mejoraban. Y mi rol era una suerte de frío organizador de tiranteces recíprocas, pero no trabajaba nunca sobre el fondo del problema.

Porque realmente creo que no hay sanación total, abundancia y plenitud si no se llega a una solución donde todos crezcan y se reconstruyan luego de un golpe como el de una separación de pareja o el divorcio, más aún cuando hay hijos.

En esa búsqueda de un nuevo rol en esta conflictividad, decidí convertirme en mediador de familia. La mediación me daba un lugar intermedio en el conflicto. Imparcial. Creía que iba a permitirme desplegar mi ánimo de explorar el conflicto e intentar desde allí, bucear en conjunto con los asistentes al espacio los alcances de la situación actual y sus eventuales soluciones.