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CÓMO «HACERSE EL SUECO» EN LOS NEGOCIOS CON ÉXITO

APRENDIZAJE, ANÉCDOTAS Y CONSEJOS PARA TRABAJAR CON SUECOS

 

FEDERICO J. GONZÁLEZ TEJERA

CÓMO «HACERSE EL SUECO» EN LOS NEGOCIOS CON ÉXITO

APRENDIZAJE, ANÉCDOTAS Y CONSEJOS PARA TRABAJAR CON SUECOS

MINERVA

 

 

Cubierta: Malpaso Holdings, S. L. U.

Primera edición en esta colección – enero de 2021

© Federico J. González Tejera, 2013, 2021

© Biblioteca Nueva, 2013, 2021

Colección Minerva. Monografías.

© Malpaso Holdings, S. L., 2021

C/ Diputació, 327, principal 1.ª

08009 Barcelona

www.malpasoycia.com

ISBN: 978-84-18236-06-8

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

 

Índice

Cubierta

PRÓLOGO

PRESENTACIÓN

AGRADECIMIENTOS

NOTA PARA EL LECTOR SUECO

NOTA PARA EL LECTOR DE HABLA ESPAÑOLA

CÓMO EMPEZÓ TODO

1. FIN DE SEMANA DE INSPECCIÓN

GEOGRAFÍA, CLIMA, ECONOMÍA Y UN POCO DE HISTORIA

2. LA ECONOMÍA SUECA. UNA PERSPECTIVA GENERAL

3. NOTAS SOBRE LA HISTORIA

4. TRES PROCESOS QUE HAN MARCADO AL PUEBLO SUECO

4.1. La influencia del protestantismo

4.2. La industrialización

4.3. La socialdemocracia y el estado del bienestar

5. A LA VANGUARDIA DEL DESARROLLO SOCIAL

UN REPASO A LAS CREENCIAS DE LA SOCIEDAD SUECA

1. ESTAMOS ORGULLOSOS DE NUESTRO PAÍS Y DE NUESTRA CULTURA. «SWEDEN IS DIFFERENT, AND BETTER»

2. PERO ESTAMOS ABIERTOS A LA INFLUENCIA DE OTROS…

3. «JUST ENOUGH» ES LO IDEAL

4. SEGURIDAD, CALIDAD E IGUALDAD (UN DIFÍCIL DILEMA, A VECES)

5. CONFIAMOS EN LOS DEMÁS Y LES RESPETAMOS… (SIEMPRE QUE ASUMAN SU CARGA Y SU RESPONSABILIDAD)

6. PASIÓN POR LA INFORMACIÓN

7. RESPETAMOS LA VIDA PRIVADA Y FAMILIAR (Y EXIGIMOS QUE SE RESPETE LA NUESTRA)

8. INDIVIDUALISMO, LA COMUNIDAD Y LOS «COMITÉS» (UN BALANCE DIFÍCIL DE ENTENDER)

9. UN COMENTARIO FINAL

EL ESTILO DE MANAGEMENT SUECO

1. PERSPECTIVA GENERAL. LA VISIÓN SUECA DEL TRABAJO

2. ¿HAY UN ESTEREOTIPO O MODELO YA DEFINIDO DEL EJECUTIVO SUECO?

3. SIN VISIÓN NI OBJETIVOS NO HAY FUTURO

4. REUNIONES Y EQUIPOS (O ¿QUIÉN DIABLOS DECIDE AQUÍ?)

5. DEMOCRACIA

6. CRÍTICOS Y ESCÉPTICOS (¿NO ES FÁCIL? YO CREO QUE SÍ)

7. INNOVACIÓN Y APERTURA MENTAL (EL PARAÍSO DE LOS CONSULTORES)

8. TRABAJO EN EQUIPO E INDEPENDENCIA

9. LA ORGANIZACIÓN Y OSO DEL TIEMPO

LIDERAZGO, SEGÚN LOS SUECOS

1. ESTABLECIMIENTO DE LA VISIÓN Y LAS METAS

2. EL CONSENSO (DIOS MÍO, ESTO SÍ QUE ES APERTURA Y FLEXIBILIDAD)

3. EVITANDO CONFLICTOS. ¡QUÉ ARTE!

4. EVITAR LOS RIESGOS. UNA APARENTE CONTRADICCIÓN

5. DELEGACIÓN (O EL SÍNDROME DE QUIÉN HACE LO QUE HAY QUE HACER)

6. IGNORANDO PROBLEMAS, Y LO PEOR ES QUE NUNCA SABRÁ CUÁLES NI POR QUÉ

7. MANEJO DE GENTE (TODOS QUIEREN SER ENTRENADORES DE FÚTBOL)

8. ESCUCHANDO SIEMPRE ANTES DE JUZGAR (PERO NO QUIERE DECIR QUE HAGAN CASO…)

9. CAPACIDAD DE ENERGIZAR E IMPACTO PERSONAL

10. ¿DE VERDAD PIENSAN QUE SOMOS TODOS IGUALES?

11. LIDERAZGO SIN PRETENSIONES

12. CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN

13. EVALUACIÓN GENERAL DEL LIDERAZGO SUECO

EL ESTILO DE COMUNICACIÓN SUECO. TODO UN DESCUBRIMIENTO

1. ¿ME PREGUNTO SI A USTED LE APETECERÍA TRAER UN CAFÉ? (O CUALQUIER OTRA COSA, CLARO…)

2. «LO QUE TENÉIS QUE HACER» VERSUS «LO QUE PODRÍAIS CONSIDERAR»

3. ¡SI VUELVES A HACERLO, TE MATO!

4. SIMPLEMENTE UN ESTILO DIFERENTE

5. TENGA CUIDADO CON LAS FELICITACIONES

6. «NO ESTÁS MOSTRANDO RESPETO POR MI PERSONA»

7. «MIRAD, MIRAD, SE ESTÁN CHILLANDO EL UNO AL OTRO, DEBEN DE TENER UN GRAVE PROBLEMA PERSONAL»

8. TRAGARSE UN CAMELLO

9. LO INTENTARÉ, PERO QUIZÁS SEA DIFÍCIL…

10. LA TRAMPA DE LA COMUNICACIÓN INFORMAL

11. EN CASO DE DUDA, SILENCIO. SI NO LO SABE, SILENCIO. SI NO ESTÁ SEGURO, SILENCIO

12. UN COMENTARIO FINAL

LOS MOMENTOS CLAVE EN EL DÍA A DÍA DE LOS NEGOCIOS

1. NEGOCIANDO CON SUECOS

2. UNA SESIÓN DE FEEDBACK

3. UN SUECO FALLA EN HACER ALGO QUE HABÍA ACORDADO HACER (O FALLA MISERABLEMENTE, COMO YO SOLÍA DECIR ANTES DE IR A SUECIA)

4. REUNIONES DE NEGOCIO

5. UNA CRISIS (PREPÁRESE PARA LO PEOR)

6. ENTRENANDO A UN SUECO

7. UNA REUNIÓN CON UNA AGENCIA O UNA CONSULTORA SUECA

8. INTENTANDO CONVENCER A UN SUECO DE QUE SE QUEDE EN LA COMPAÑÍA

9. DESARROLLAR PUBLICIDAD PARA LOS SUECOS

10. DISCUTIENDO PRIORIDADES E INTENTANDO CAMBIOS EN LAS MISMAS

11. COMPARTIR UNA IDEA INFORMALMENTE

12. DESPIDIENDO A UN SUECO

13. CELEBRANDO UN ÉXITO

14. UN DISCURSO PARA UNA AUDIENCIA CON SUECOS

15. LLEGAR TARDE A UNA REUNIÓN

16. SI ALGUNA VEZ, EXCEPCIONALMENTE, CLARO, QUIERE DICTARLES LO QUE HAY QUE HACER

LAS TRADICIONES EN SUECIA. REGLAS PARA CONVIVIR CON LOS SUECOS

1. TRADICIÓN Y PROTOCOLO: EN EL CONTEXTO DE LAS RELACIONES SOCIALES, TÉRMINOS BIEN ACEPTADOS

2. ESTÉ PREPARADO PARA PASAR MUCHO TIEMPO DENTRO DE LAS CASAS

3. ¡NO SE OFENDA SI NO LE INVITAN!

4. RELACIONES SOCIALES Y NEGOCIOS (¿QUÉ ESTARÁ BUSCANDO ESTE?)

5. ¡ZAPATOS FUERA! (NO SE PREOCUPEN, QUE SE IRÁN MÁS TARDE)

6. EL ALCOHOL (O EL DERECHO A HACER TODO LO QUE NORMALMENTE NO ESTÁ PERMITIDO… MENOS CONDUCIR)

7. SKÅL O EN BUSCA DE LA EXCELENCIA EN EL BRINDAR

8. UNA CENA… O UNA COMIDA

9. Y, POR CIERTO, USTED DEBERÍA «LLEVAR SU PESO» (¡CARRY YOUR WEIGHT!)

10. TENGA CUIDADO, LA AMISTAD ES UN CONCEPTO RELEVANTE Y UNA PALABRA LLENA DE CONTENIDO PARA UN SUECO

BIBLIOGRAFÍA

 

A Begoña, por su paciencia, su apoyo, su amor.

A Begoña Jr., Mayte y Fede Jr.

 

PRÓLOGO

Cuando terminamos la lectura de este libro que ha escrito Federico J. González sobre los suecos y sobre cómo son las relaciones laborales dentro de las empresas suecas, se tiene la curiosa impresión de estar ante un mundo muy diferente cuyas reglas y normas de conducta exigen un aprendizaje muy intenso antes de poder dominar sus claves y moverse sin dificultad. Pero una lectura reposada nos hace ver que, efectivamente, el rico anecdotario recogido en estas páginas es real y responde al conjunto de situaciones en las que una persona perteneciente a otra cultura puede encontrarse con facilidad cuando llega a Suecia.

¿Es que los suecos son tan diferentes a los demás europeos? ¿Es que el clima y la propia historia de Suecia han creado unos patrones de conducta tan especiales como para que los extranjeros no puedan traspasar fácilmente los umbrales del entramado de usos sociales de una empresa sueca? En realidad, bien podríamos decir que cualquier sociedad genera un conjunto de reglas no escritas ante las cuales el recién llegado se siente siempre un tanto perdido; pero un poco de pa­ciencia, un poco de observación, y otro poco de sentido común terminan por otorgar la llave de esa particular cultura de forma que no sea ya tan difícil el terminar comportándose como un «nativo». El propio autor, después de «meter la pata» alguna que otra vez, acaba moviéndose como pez en el agua en el mundo laboral sueco, con lo que se demuestra que, más allá de las pequeñas diferencias, todos los pueblos europeos tienen muchas más cosas que les unen que las que les separan.

De todas maneras, y como guía para moverse en el mundo de la empresa sueca, esta obra resulta de gran utilidad, como podrían atestiguarlo muchas personas que, en la gran cantidad de empresas suecas instaladas en España, han tenido que enfrentarse a realidades como son, sin duda, el muy relevante espíritu consensual de la toma de decisiones o la importancia de valores como el respeto, cuya apreciación es desde luego muy diferente en culturas como las latinas, mucho más ligado a ideas de jerarquía (incluso de edad) que en las nórdicas, donde se vincula a la idea de igualdad y de que nadie debe mostrarse superior a los demás.

Un aspecto que siempre choca a los españoles en su relación con los suecos es la cuestión del protocolo y las tradiciones, que en los países latinos es mucho menos formal, lo que da siempre origen a situaciones graciosas, como las que se suelen producir en las cenas hispano-suecas. No hay duda de que un brindis sueco resulta una ceremonia muy particular a los ojos de un español, menos acostumbrado a ritualizar la cuestión de la bebida.

Siempre he pensado que la mezcla de lo latino y lo escandinavo da frutos más que notables. Cuando juntamos planificación y disciplina con imaginación y espontaneidad se consiguen resultados sorprendentes. Nosotros, en Ericsson, tenemos muchos ejemplos que muestran el poder de este cóctel entre lo uno y lo otro. Pero el simple hecho de que podamos considerar este libro como una útil herramienta en la relación hispanosueca nos hace ver el camino que queda por delante para que nos vayamos conociendo mejor.

Resulta curioso que, después de tantos años de relaciones comerciales, aún haya tantas cosas que desconocemos los unos de los otros. No hace falta que nos remontemos a los vikingos y sus excursiones por el mediterráneo. El comercio hispano-sueco tiene una gran tradición y recientes estudios realizados bajo el patrocinio de la Fundación Berndt Wistedt han mostrado la riqueza y profundidad de estas relaciones, sobre todo en los años culminantes del período barroco. Tampoco hace falta recordar las ya más recientes «invasiones» nórdicas en el litoral español, con su corolario de jubilados que han hecho de España su hogar de una forma permanente.

La historia de las empresas suecas en España es de una enorme riqueza que ha dado origen a varias publicaciones. De hecho, una empresa como Ericsson llegó a España en 1922 y, como consecuencia, una gran parte de las llamadas telefónicas que se realizan en este país utiliza tecnología sueca con sabor español. Cientos de ingenieros españoles forman parte del sistema mundial de I+D de nuestra compañía y colaboran de una forma directa con otros colectivos suecos o de otros países para crear una tecnología absolutamente multinacional. Todas estas personas junto con otras muchas en empresas como Electrolux, ABB, Volvo, Scandia, Tetrapak, IKEA, etc., etc. han tenido que pasar de una forma u otra por peripecias parecidas a las que relata Federico. También, y de la misma manera, muchos suecos han tenido que vivir la experiencia correspondiente en España o en otros muchos países.

Lo más curioso tal vez de la sociedad sueca es que en ella coinciden efectivamente los rasgos particularistas que describe Federico, con una decidida vocación internacionalista. Los suecos han tenido que salir de su país desde tiempos inmemoriales, para compensar con el comercio exterior las dimensiones de su propio mercado interno. Hay muchos suecos que, desde la finalización de sus estudios, emprenden carreras internacionales que los llevan no solo a entornos europeos sino asiáticos, africanos, o de cualquier otro sitio, y que tienen ocasión de experimentar a lo largo de su vida profesional cambios de todo tipo en el entorno en el que desarrollan su vida profesional y familiar.

En un mundo sin fronteras, como es el mundo al que nos dirigimos, más y más personas tienden a vivir experiencias semejantes. También los españoles.

Después de años de aislamiento, jóvenes españoles están emprendiendo la misma carrera que los suecos llevan realizando desde hace mucho más tiempo y se encuentran ante las mismas situaciones, entre embarazosas y divertidas, en las que nos hemos encontrado muchas otras personas anteriormente. Es una experiencia enriquecedora y que ayuda en todo caso a seguir eliminando las barreras, más bien artificiales, que separan a los seres humanos.

Yo espero que este libro de Federico J. González sea una lectura tan amena y agradable para el que la emprenda ahora como lo ha sido para mí, y que a aquellas personas que aterrizan en Suecia o en una empresa sueca les ayude a salvar alguna de esas situaciones en las que todos nos hemos visto implicados en alguna ocasión. También espero que sea cada vez mayor el número de españoles que hagan el viaje a Suecia, de forma que consigamos un equilibrio en «esta balanza de pagos» no económica de las personas de uno y otro país, que intercambian su lugar de residencia. Es un hecho que a los suecos nos gusta España y creo, por mi experiencia, que también a los españoles les gusta Suecia. Será porque los extremos se atraen.

INGEMAR NAEYE

Consejero Delegado

Ericsson España, SA

 

PRESENTACIÓN

Cuando comencé a escribir estas notas, a principios del año 1999, todos los libros que había leído sobre los suecos, sobre su estilo de vida o su modo de trabajar, estaban escritos desde su propia perspectiva; ninguno, desde la de un autor extranjero.

Con el tiempo, según iba investigando, descubrí algunos de estos que habían escrito sobre los suecos y su estilo de management. Pero la verdad es que muy pocos podían hacer gala de apoyarse en una experiencia cotidiana, de más de mil días trabajando con ellos. Y, prácticamente, ninguno, además, había tenido tal experiencia en su entorno, en la misma Suecia.

También con el tiempo, me fui dando cuenta de que esto era lo que podía hacer de este libro un producto intelectualmente diferente para los lectores, dado que sería capaz de aportar un valor añadido a la discusión sobre el comportamiento empresarial de los suecos. No cabe duda de que existen muchos libros, algunos de ellos excelentes, sobre el estilo del mánager sueco. Pero pocos cuentan con tantos ejemplos, surgidos en el trabajo del día a día, como este. Y hay aún menos que aporten una visión proveniente del choque cultural que resulta de enfrentar la manera latina de hacer las cosas con las maneras suecas.

Yo llegué a Suecia a principios de 1998, sin tener la más mínima idea de cómo era la sociedad o el pueblo sueco. Desde entonces, he vivido en primera persona los malentendidos y las sorpresas con que puede encontrarse cualquiera que trabaje allí.

El aprendizaje que se obtiene cuando experimentas por ti mismo, en el propio país, las consecuencias de las diferencias culturales, en el trabajo o en la calle, en la farmacia o en una fiesta, es distinto al que se obtendría en un terreno más neutral.

Trabajar con ellos es una cosa. Trabajar y vivir con ellos, en su país, es otra. Sufres al día siguiente los errores cometidos en el anterior, y debes adaptarte al entorno para sobrevivir. Estoy convencido de que esto te obliga a interiorizar de otra forma ese aprendizaje que nombro. La experiencia es significativamente más relevante que la que se obtiene de leer un manual sobre uno u otro tipo de management e incluso de la que proviene del solo hecho de trabajar con ellos.

Durante el tiempo que viví en Suecia, y en el que ocurrieron todos los hechos que luego relataré, yo desempeñaba, desde el punto de vista profesional, el puesto de Director del Departamento de Marketing para los países nórdicos, en una compañía americana de productos de gran consumo. Como tal, fui responsable no solo de la motivación y del manejo de las personas de ese departamento, sino también de hacer planes de marketing eficaces para el mercado de los cuatro países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega).

Esta responsabilidad me forzó a desarrollar un entendimiento en profundidad de la forma de actuar, no solo de mis empleados y colegas suecos, sino también de los consumidores nórdicos y sus hábitos. A partir de estas dos fuentes de conocimiento, he intentado encontrar lo que está detrás del comportamiento del directivo sueco: cuál es su origen, y cuál la conexión entre su postura y lo que socialmente es aceptado como comportamiento ideal.

El hecho de que una de las tareas que allí tuve que desempeñar fuese el desarrollar, en la gran mayoría de las marcas de gran consumo que vendíamos, nuevas campañas de publicidad y nuevos planes de marketing, me permitió comprender cómo los consumidores reaccionaban a diferentes tipos de incentivos y de estímulos. El proceso, primero, de captar por qué la mayoría de las campañas que utilizábamos en otros países no funcionaban allí, y, después, ponernos manos a la obra hasta conseguir publicidad que según nuestros tests fuera considerada efectiva, me ofreció una oportunidad adicional y única de aprendizaje.

Este esfuerzo por entender tanto a mis «consumidores» como a la gente que trabajó conmigo, durante casi tres años, durante sesenta horas por semana, es la fuente fundamental de experiencias y enseñanzas que me gustaría compartir con el lector.

Vivir allí físicamente esos mil días me brindó la oportunidad de conocer bien otras áreas de la vida sueca, más allá de la estrictamente profesional, lo que me permite añadir a este libro una tercera dimensión de experiencias: una visión social que creo definitivamente complementaria de las ya mencionadas de consumidores y empleados. Y me atrevería a decir que no solo es complementaria, sino también amplificadora, ya que posibilita un encuadre más completo de ambas.

El hecho de que la mayoría de la información escrita sobre Suecia y los suecos se deba a ellos mismos, y en el mejor de los casos a extranjeros que no han vivido allí durante largas temporadas, fue sin duda uno de los factores que más me influyó a la hora de comenzar a hilvanar las notas originales del libro. Aunque debo admitir que nunca estuve seguro de si el trabajo que inicié en la habitación de algún hotel de alguno de los cuatro países mencionados iba o no algún día a llegar a ver la luz.

Confieso que cuando comencé a escribir tenía varios motivos desde el punto de vista racional y otros tantos desde el emocional que me impulsaban a volcar en el papel mis experiencias.

Desde el punto de vista emocional, el primer motivo fueron los propios suecos. Siempre que compartía la idea de escribir un libro sobre ellos, siempre que contaba alguna de las anécdotas vividas, cada vez que mostré alguno de los capítulos a mis conocidos o a mis amigos suecos, obtenía el mismo respaldo, el mismo ánimo para dar cuerpo a estas notas. He de reconocer que, en alguna ocasión, fui alentado con más de una copa, y por tanto los comentarios quizá pecaran de cierta euforia, pero creo que, en general, a todos mis amigos y colegas les gustó la idea y siempre me dieron ánimo para seguir adelante y conseguir que el libro fuese acabado y publicado. Los suecos son diferentes, lo saben y, en el fondo, les gusta. Así que ¿qué mejor que otro libro que hable de ellos?

El segundo motivo fue el ánimo de Begoña, mi mujer. En las conversaciones que manteníamos al volver del trabajo durante las numerosas «tardes de oscuridad», me empujaba continuamente a que escribiese las cosas que me ocurrían, como una forma de registrar nuestra experiencia. Muchos días, cuando le contaba mis impresiones sobre los suecos, me solía decir: «Fede, tienes que reflejar todo esto de alguna forma; que no se convierta en anécdotas que vas olvidando con el tiempo». Luego, cuando salíamos algún día o venían amigos a casa y yo les contaba alguna de esas anécdotas, me miraba, como diciendo: «Lo ves, tienes que escribirlo, sino lo olvidaremos». La verdad es que no le faltaba razón. Habíamos vivido ya juntos más de seis años fuera de España y experimentado también juntos cuán diferentes son otras culturas, pero la verdad es que el tiempo hace que muchos de los aprendizajes se conviertan en meras anécdotas que se olvidan. Ella —dicho queda— solo me empujaba a que todo aquello no se desvaneciese con el tiempo, y pudiéramos siempre recordar lo aprendido.

En tercer lugar, nuestro tercer hijo, Federico, nació en Suecia. Y aunque, por causas legales, no tendrá la nacionalidad sueca, tanto a Bego como a mí nos gustaba la idea de que en el futuro mantuviese una relación estrecha con su país de origen. Y en este sentido, el libro podría ayudarle. También podría ayudar a Bego Jr. y a Mayte a recordar su grata experiencia.

Desde el punto de vista racional, también hubo motivos de peso. ¡Otra vez tres!

En primer lugar, creí y aún creo que hay muchos elementos positivos en los valores suecos, tanto de la vida en general como de los negocios en particular, de los que podemos aprender en otras culturas.

Suecia se ha convertido en uno de los países de Europa occidental de mayor éxito económico en el último siglo y es miembro destacado en los foros internacionales. Hay muchos aspectos de esos valores a los que aludo, que si se entienden bien y se reaplican de forma adecuada, pueden ser tremendamente eficaces para otras culturas de negocio,

En segundo lugar, pensaba que un libro de estas características podría ayudar a toda una generación de no-suecos que posiblemente esté en el futuro trabajando para compañías de ese país o con colegas suecos en compañías multinacionales. Podría ayudar, sí, a todos aquellos que quisiesen entender lo que las compañías suecas hacen y por qué lo hacen. Además, esas companías y sus dirigentes tienen un papel destacado en lo que se puede llamar la revolución de la tecnología de la información, y en internet. Y yo creo que su expansión va a continuar, si bien posiblemente con precios más bajos y razonables en la bolsa, en los próximos años. Lo cual puede hacer que el número de no-suecos trabajando para ellos aumente.

En tercer lugar, pensé que los propios suecos podrían aprender algo de este libro. Aunque parezca arrogante por mi parte decirlo así, creo que podrían extraer conclusiones interesantes sobre cómo algunos de sus comportamientos son percibidos por otra cultura tan diferente como la mía.

Existen tres públicos objetivos en lo que he mencionado con anterioridad a los que me gustaría referirme de forma explícita. El primero está formado por los profesionales de cualquier nacionalidad, excluyendo los suecos, que en el futuro vayan a enfrentarse con la posibilidad de trabajar con o para suecos o de hacerlo en compañías de ese país. El segundo lo componen aquellos ejecutivos suecos que estén interesados en entender cómo otras culturas perciben sus comportamientos en el mundo de los negocios. El tercero y último lo integra cualquier persona que desee averiguar qué hay detrás del estilo de management sueco y que eventualmente pretenda reaplicar alguno de los principios o elementos del mismo.

En el caso del primer grupo, este libro les puede aportar información sobre cómo los traba­jadores y las compañías suecas actúan, por qué lo hacen así, y finalmente ideas y sugerencias de cómo relacionarse con ellos con alguna garantía de éxito.

En el caso del segundo, lo que van a leer les puede facilitar una visión, espero que clara, sobre cómo otras culturas perciben elementos de su comportamiento que, siendo para ellos obvios, pueden resultar a veces controvertidos y, cuando menos, sorprendentes.

En el caso del tercer grupo, el libro les mostrará una perspectiva elocuente sobre cómo llevar su negocio de forma diferente y, en muchos casos, de forma más exitosa.

Por último, antes de terminar este preámbulo, me gustaría detenerme en un punto que no por evidente merece menos atención. Yo soy español. Y es fundamental que cualquiera que lea este libro lo asimile, para así encajar mis cometarios y apreciaciones en la dimensión adecuada. Si bien es cierto que, desde hace más de siete años, no trabajo en España y que mi educación y mi carrera profesional se han desarrollado junto a ejecutivos tanto europeos como norteamericanos.

Empero, incluso con esta experiencia y formación, deben recordarse aquellos versos campoamorianos que afirman que «todo es según el color del cristal con que se mira». Y yo no puedo negar que la óptica que utilizo, cuando hablo del hombre de negocios sueco, tiene tintes de lo que llamaríamos un estilo latino o mediterráneo de hacer negocios y de comportarse en general. Sería estéril, a estas alturas, entrar en el debate de si tal estilo existe o no. Pero lo que debe quedar claro es que esta óptica es un condicionamiento fundamental de mis percepciones. Y recomiendo encarecidamente tenerlo en cuenta a lo largo de la lectura del libro.

He tratado de mantener la estructura del mismo lo más sencilla posible. Después de una breve rememoración en el capítulo I, de cómo diablos mi familia y yo acabamos por vivir en Suecia (de la cual el lector puede prescindir con toda tranquilidad, si no tiene interés en la parte más personal de la historia), en el capítulo II se hace un recorrido general sobre la geografía, el clima, la economía y la evolución histórico-social de Suecia. El capítulo III describe los valores sociales mayoritariamente aceptados por el pueblo sueco. El capítulo IV revisa las características fundamentales que articulan el estilo de dirección sueco, y el capítulo V describe detalladamente la forma de liderazgo sueco. Después, se analiza su modo de comunicación en el capítulo VI y, finalmente, se revisan los momentos claves, los momentos de la verdad en el día a día, en que tanto el estilo de management como el de comunicación cobran vida en el capítulo VII. Por último, se hace una referencia a las tradiciones sociales y culturales que el lector debe tener en cuenta y se ofrecen algunas pistas y reglas para saber cómo tratar y relacionarse con suecos.

 

AGRADECIMIENTOS

Me gustaría expresar mi reconocimiento a todos aquellos que con su paciente comportamiento me han permitido conocer cómo son los suecos desde el punto de vista profesional y cómo responden a distintas situaciones. Y la verdad es que debería agradecerles no solo su paciencia, sino también su cariño, su honestidad y su respeto.

Especialmente me gustaría agradecer a todos los empleados de Procter & Gamble en Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Gracias de forma especial a Gunilla Horwarth. ¡Qué paciencia tuvo conmigo!

De fuera de la compañía me gustaría también destacar la ayuda de: Nikolaj Skjernov, David Adams, Charlotte Wellendorf, Ulf Hallstrom, Patrik Isaak, Mette Mundt, Brian Akers, Marianne Östlund, y Niels Brinkmann.

Dejo testimonio de agradecimiento especial a quienes nos han permitido conocer la dimensión y el significado de la palabra «amistad» para los suecos: Christian y Magdalena Ihre, Henrik y Martine Perlmutter.

El libro no habría sido el mismo sin los valiosos comentarios que en distintos momentos de su escritura recibí de: mi padre, Gerry Kingham, Thomas Pietrangeli, Christian Ihre, Per Frisk, Sandra Kottenauer, Ingemar Naeve, Henrik Perlmutter y Jorge de Arco.

Gracias con mayúsculas a Juan Ramírez de Haro y a Ricardo Bauluz. No solo me hicieron comentarios al manuscrito, sino que me indujeron a cambiar, a mejorar y a no tolerar apartados que estaban por debajo del resto del libro. Ellos son, en parte, responsables del producto final.

Gracias a la Cámara de Comercio Hispano Sueca de Madrid, y en especial a Jenny Bergsten. Desde un inicio creyó en este proyecto y lo ha apoyado con mucho esfuerzo y tiempo personal.

Por último mencionar la gran contribución a este trabajo de D. Carlos Murciano. No solo es un gran escritor, sino un consejero paciente. Sin sus minuciosos comentarios, modificaciones, consejos y sugerencias este libro no hubiese visto nunca la luz.

 

NOTA PARA EL LECTOR SUECO

Como espero que se pueda comprobar a lo largo de las páginas que siguen, tanto mi familia como yo hemos aprendido a apreciar muchos de los elementos que el sistema de valores sueco y la cultura de sus gentes aportan tanto a la vida social como al mundo de los negocios. Suecia es un gran país, y sus habitantes son gente fabulosa y enriquecedora. La verdad es que, después de nuestra experiencia vital en Suecia durante más de mil días, mi familia y yo nos sentimos como españoles «mejorados». Aun así, el lector encontrará a lo largo del libro comentarios y apreciaciones sobre el estilo de hacer negocios de los suecos, sobre sus hábitos y comportamientos que acaso parezcan críticos o negativos. El lector más irascible puede considerar incluso ofensivas algunas de esas apreciaciones. Quiero dejar claro que, si en algún caso lo que digo suena como he descrito, no hay en mi espíritu ni en mi actitud una sola gota de mala intención. Detrás de todas esas afirmaciones anida un respeto profundo por lo sueco, y, en cualquier caso, están siempre presididas por la buena fe.

Aunque resulte obvio, cuando se trata de un libro como este, en el que se describen la cultura y el proceder de una comunidad, es importante reconocer que, detrás de la definición de los prototipos de comportamiento, existe sin duda una injusta generalización. La generalización es necesaria para la definición de los estilos, y por ello es injusta con muchos de los suecos con los que he trabajado y con muchos otros que puedan leer el libro. Pero es imposible hacer particular justicia a todos y cada uno de ellos.

Tanto mi esposa como yo estamos orgullosos de haber dejado Suecia habiendo hecho amigos, que esperamos permanezcan con nosotros el resto de nuestras vidas. Su afecto y su confianza son muy valiosos para nosotros. Y no estamos dispuestos, a ningún precio, a perder ni un ápice de los mismos.

Como ser humano que soy, mi análisis no es necesariamente perfecto. Cualquiera de las afirmaciones o juicios de valor que hago son susceptibles de estimaciones alternativas e incluso contrarias. Aun así, por favor, quede claro que todo lo escrito lo está con mi mejor voluntad.

FEDERICO J. GONZÁLEZ

Cascais, Portugal

 

NOTA PARA EL LECTOR DE HABLA ESPAÑOLA

Existe una expresión muy popular en nuestra lengua que es «hacerse el sueco». Lógicamente, el lector entenderá que su utilización en el título del libro pretende relacionarla directamente con el modo de comportarse del pueblo sueco. Pero no es así. Incluso si, como se verá posteriormente, alguna de las características del estilo sueco pudiera responder a lo que nosotros entendemos por «hacerse el sueco», debo clarificar que tal expresión no tiene nada que ver con los suecos como tales habitantes de Suecia. Su utilización aquí tiene el sentido literal de comportarse como un sueco tal y como se describe a lo largo del libro.

«Hacerse el sueco» significa, para nosotros, «ignorar algo, no prestar atención a lo que se dice o se pide, disimular». Y siguiendo lo que Iribarren anota en su excelente libro El porqué de los dichos, esta expresión proviene de la palabra latina «soccus», una especie de zapatilla que los comediantes romanos y las mujeres solían utilizar en el teatro. De esta expresión original derivan palabras como «zueco», «zócalo» y «zoquete». Desde este ángulo, «hacerse el sueco» significaría comportarse como un tonto, no comprender ni realizar lo que se le pide a uno.