Formación en Psicología. Debates en Antioquia / Johnny Orejuela; Hiader, Jaime López Parra, Olga María Blandón Cuesta, editores académicos. – Medellín: Editorial EAFIT, Editorial Universidad Pontificia Bolivariana, 2020
368 p.; 24 cm. -- (Colección Nodum)
ISBN 978-958-720-682-1
ISBN 978-958-720-683-8 (versión EPUB)
1. Psicología – Enseñanza. 2. Psicología – Enseñanza – Medellín (Colombia). 3. Psicología – Orientación vocacional. 4. Psicología como profesión. I. Orejuela Gómez, Johnny Javier. II. López Parra, Hiader Jaime, edit. III. Blandón Cuesta, Olga María, edit. IV. Restrepo, Diego Alveiro, pról. V. Tít. VI. Serie
150.7 cd 23 ed.
F723
Universidad EAFIT – Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas
Formación en Psicología
Debates en Antioquia
Primera edición: marzo de 2021
© Johnny Orejuela, Hiader Jaime López Parra, Olga María Blandón Cuesta
–Editores académicos–
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ISBN: 978-958-720-682-1
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DOI: https://doi.org/10.17230/9789587206821lr0
Editor: Cristian Suárez Giraldo
Diseño y diagramación: Alina Giraldo Yepes
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Editado en Medellín, Colombia
Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Contenido
Prólogo
Presentación
Sobre la génesis de la psicología como profesión en la ciudad de Medellín
Hiader Jaime López Parra y Eliana María Urrego Arango
Universidad Pontificia Bolivariana
Contexto
La psicología y las universidades
Escenario académico facilitador del proceso fundacional
Retos iniciales de la formación profesional en psicología en Medellín
Santiago Eduardo Herrera Díaz
Universidad CES
La formación profesional y las condiciones sociales e intelectuales
La apuesta por la formación profesional como reto institucional
La experiencia de los primeros estudiantes de la psicología profesional
Las contingencias al inicio de la formación profesional
Formación de psicólogos en Iberoamérica: una aproximación a su estado del arte
María del Pilar Murcia y Johnny Orejuela
Universidad de San Buenaventura y Universidad EAFIT
Surgimiento de la psicología en los contextos iberoamericanos
Los programas de psicología en pregrado y posgrado en los países iberoamericanos
Experiencias de los estudiantes de psicología sobre su formación profesional
Formación investigativa en psicología y desarrollo profesional
La formación de terapeutas cognitivos en Colombia
Alberto Ferrer Botero
Universidad de Antioquia
Los antecedentes
El inicio: Centro de Investigación y Terapia del Comportamiento
La Asociación Colombiana de Análisis y Terapia del Comportamiento
La investigación en el Centro de Investigación y Terapia del Comportamiento y la Terapia Cognitivo-Informacional
Aparición del Centro de Estudios Avanzados en Psicología Clínica y del Centro Interdisciplinario de Psicología
Las primeras universidades que difundieron la terapia cognitivo-informacional
La Asociación Colombiana de Terapia Cognitiva
Seminarios y Talleres de Terapia Cognitiva aparte de ACOTEC
Los grupos de investigación en terapia cognitiva
Otros posgrados influenciados por el modelo de terapia cognitivo-informacional
Conclusión
La relación maestro-alumno como mediadora en el proceso de la formación universitaria: el caso de la formación en psicología
Rodrigo Mazo Zea
Universidad Pontificia Bolivariana
El encuentro interpersonal en el aula: el caso de la formación de los psicólogos
Aspectos moduladores en la relación maestro-alumno
La comunicación en el aula
Relaciones afectivas en la interacción maestro-alumno
Manejo de la autoridad en el aula
La educación universitaria en la formación de psicólogos: aspectos que generan una transformación
César Augusto Sierra Varón
Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano
Del martillo y otras técnicas terapéuticas: o por qué todo psicólogo en formación debe hacer proceso terapéutico personal
Andrés Miguel Vásquez Ochoa y Johnny Orejuela
Universidad EAFIT
El proceso terapéutico profesional: ética, técnica y consistencia
El proceso de subjetivación del docente universitario en la época contemporánea: Una mirada desde los escenarios de formación de los psicólogos
Hiader Jaime López Parra
Universidad Pontificia Bolivariana
Habilidades de pensamiento crítico aplicadas al análisis de datos: recomendaciones de implementación curricular en psicología
Juan Pablo Sánchez Escudero y Víctor Julián Vallejo Zapata
Universidad Católica de Oriente y Universidad de Antioquia
Las competencias de la formación en psicología
El pensamiento crítico como habilidad general
El pensamiento crítico y el análisis de datos en la investigación psicológica
Enseñanza del pensamiento crítico: superando barreras conceptuales en la enseñanza de la investigación en psicología
Valor p: p o no p, esa es la cuestión
Correlación no es causación: respecto a la interpretación de correlaciones significativas
Respecto al cumplimiento de supuestos, específicamente a la curva de normalidad
Muestreo y generalización
Respecto al análisis factorial y la validez de la medición
Reflexiones finales sobre el impacto curricular
¿Son vigentes las pruebas proyectivas en la formación y el ejercicio profesional del psicólogo?
Andrés Vásquez
Universidad EAFIT
Contexto histórico de las pruebas proyectivas
¿Cómo se llaman las pruebas proyectivas?
¿Cómo se llaman las pruebas proyectivas en el ámbito organizacional?
Geografías, paradigmas y teorías de las pruebas proyectivas
El mito del psicoanálisis
Diversidad teórica en las pruebas proyectivas
¿Cómo usar las pruebas proyectivas?
De lo afectivo a lo efectivo: competencias emocionales, transferencia y supervisión en la formación de psicólogos
Martin Alberto Velarde Borjas
Universidad Pontificia Bolivariana
Autoconocimiento y supervisión
Autodominio
Automotivación
Empatía
Habilidades sociales
Transferencia
La significación retroactiva de la elección y formación de carrera de psicólogos psicoanalistas de Medellín
María Daniela Tobón Maya y Johnny Orejuela
Universidad EAFIT
La significación: múltiples aproximaciones a su definición
La perspectiva psicológica
La perspectiva psicoanalítica
La elección de carrera
La formación en psicología
La formación psicoanalítica
Relación entre psicología y psicoanálisis
Método
Tipo de estudio
Sujetos
Instrumento
Procedimiento
Consideraciones éticas
Resultados
Conclusiones
Práctica profesional en psicología: entre expectativas y realidades
Natalia Gómez Cardona y Silvia Peñaranda Padilla
Fundación Universitaria María Cano
Función de la práctica profesional en la formación de estudiantes
Los actores y sus expectativas frente a la práctica profesional
Incidencia en el proceso de práctica
Oferta versus demanda de profesionales en formación y agencias de práctica
Concentración de profesionales y estudiantes en formación en los campos ocupacionales
Consideraciones finales
Reflexiones sobre diversidad, inclusión y discriminación en el trabajo: apuntes para la formación de psicólogos
Mónica Cadavid, Felipe Londoño, Andrés Vásquez, Johnny Orejuela y Ana María Gaviria
Fundación Universitaria María Cano y Universidad EAFIT
Condiciones facilitadoras de la manifestación de la diversidad racial, sexual y etaria en el mundo del trabajo
Desafíos de la gestión humana al enfrentar un mundo del trabajo más diverso
Dificultades de los seres humanos para incluir lo diferente: el gusto por la discriminación
Preguntas del público
Los factores motivacionales en la elección de énfasis organizacional en psicología de una universidad privada de Medellín
Natalia Giraldo Jaramillo y Juan Carlos Espinal Uribe
Universidad EAFIT
Marco de referencias conceptuales
Método
Instrumento
Análisis de resultados
Razones o justificaciones explícitas o implícitas de los sujetos en su elección del énfasis organizacional
Motivaciones del sujeto al ingresar al pregrado de Psicología
Motivos por los que se elige con mayor frecuencia el énfasis organizacional
Conclusiones
Epílogo
Recomendaciones 1: bibliografía de apoyo para la promoción del pensamiento crítico, la estadística y la metodología de la investigación científica
Recomendaciones 2: softwares
Recomendaciones 3: Las leyes de Abelson
Notas al pie
Sobre los autores
Prólogo
En una de las composiciones del maestro cubano Carlos Varela hay una frase que bien pudiera sintetizar la historia de la psicología: “Desde que existe el mundo, hay una cosa cierta: unos hacen los muros y otros hacen las puertas”. La historia de la psicología ha estado atravesada por el signo de la división; desde las discusiones primigenias en torno a si es una ciencia natural o una ciencia del espíritu, pasando por las diferentes orientaciones teóricas, hasta la configuración misma de los campos profesionales, pareciera que son más los aspectos que nos dividen que los que nos unen.
En primer lugar, nos dividen los dogmatismos que hemos construido dentro de la misma psicología. Hemos fragmentado nuestra disciplina de tal modo que resulta difícil reconocer qué es lo común entre los diferentes enfoques teóricos y epistemológicos, sin que la respuesta esté teñida de reduccionismos o de sincretismos. Este dogmatismo se caracteriza por una actitud acrítica que es incapaz de reconocer, admitir o admirar la pluralidad de la psicología y que acude como único argumento a la devaluación de lo diferente. Nuestro gran reto es avanzar en el fortalecimiento de una identidad disciplinar que pueda acoger y armonizar las diferentes perspectivas teóricas y epistemológicas, promover diálogos constructivos y encontrar los aspectos vinculantes entre nuestras distintas concepciones del ser humano.
En segundo lugar, nos divide la endogamia disciplinar, que consiste en reducir la complejidad de los problemas humanos y sociales a explicaciones y abordajes exclusivamente psicológicos. Adolecemos, desde la formación, de una actitud orientada al diálogo de saberes y a una comprensión transdisciplinar de los problemas que nos ocupan. Hemos hecho de la psicología el oráculo al que acudimos para responder a todas nuestras preguntas, olvidando que la respuesta a las cuestiones fundamentales de lo humano y lo social no se encuentran encapsuladas en nuestra propia disciplina. En el escenario actual del conocimiento, no hay peor psicólogo que aquel que solamente sabe de psicología.
En tercer lugar, nos ha dividido el individualismo profesional, que ha devenido en una falta de reconocimiento como gremio, como comunidad académica y científica. Si bien hemos avanzado de una manera muy importante en este sentido durante los últimos años, la conciencia gremial de los psicólogos en Colombia es aún incipiente, lo cual constituye un grave problema para el reconocimiento y la legitimación social de la profesión.
Finalmente, los psicólogos hemos estado ausentes de muchos de los grandes debates y discusiones del país; nuestra voz ha sido tímida ante los grandes problemas sociales y nuestra capacidad de influencia en la toma de decisiones políticas ha sido bastante limitada. Los psicólogos tenemos mucho por decir y tenemos la capacidad de hacer frente a los problemas estructurales del país, pero no podemos quedarnos sentados esperando que nos busquen y nos consulten; debemos ser nosotros mismos los que demos el primer paso, los que abramos los caminos para llegar a las instancias de toma de decisión. Se hace urgente el fortalecimiento de la ciudadanía en el marco de la formación de los psicólogos para poder reconocernos como agentes políticos, y para hacer de la psicología un verdadero instrumento de transformación social.
Tenemos muchas razones para creer que este es el mejor momento de la psicología colombiana, pero solo lograremos capitalizarlo si estamos unidos, si logramos tender puentes con otras disciplinas, si fortalecemos nuestro sentido de pertenencia gremial y si nos comprometemos decididamente con las necesidades y los problemas del país. Mientras los psicólogos estamos confinados en nuestros dogmatismos, nuestra endogamia y nuestro individualismo, muchos oportunistas están colonizando gran parte de los espacios de actuación propios de los psicólogos con discursos y prácticas pseudocientíficas, poniendo en riesgo las condiciones del ejercicio de nuestra profesión y, sobre todo, la vida, la seguridad y el bienestar de las personas, las instituciones y las comunidades.
En este escenario, los responsables de la formación de psicólogos tenemos el reto de armonizar los procesos de formación con las realidades y necesidades del contexto y de la disciplina para poder entregar a la sociedad profesionales competentes en los ámbitos científico, técnico y ético; pero sobre todo, ciudadanos críticos, propositivos y comprometidos con las realidades y necesidades del país.
Este libro, escrito a varias manos, es la materialización de una serie de discusiones, reflexiones y propuestas en torno a la formación de psicólogos, las cuales se han tejido en el marco del trabajo colectivo y colaborativo de la Red de Programas de Psicología de Antioquia (PROPSA). Esta red es una comunidad académica que nace como respuesta a la necesidad de tender puentes comunicantes entre los actores involucrados en la formación de psicólogos en Antioquia. Esta red se ha convertido en un importante espacio para pensar la psicología de la región y para compartir las experiencias y aprendizajes sobre la formación de psicólogos que se han hilvanado en cada una de las instituciones que las integran. El principio fundamental de la red es que la calidad en la formación de psicólogos no puede ser pensada exclusivamente como un compromiso institucional, sino como un imperativo gremial y social, que demanda un esfuerzo colectivo, colaborativo y democrático.
En los catorce capítulos que componen este libro se presenta un interesante recorrido por las condiciones sociohistóricas e institucionales de la formación de psicólogos en la región de Antioquia. Y se presentan, igualmente, importantes reflexiones sobre aspectos pedagógicos, subjetivos y relacionales que se ponen en juego en los procesos de formación científico-profesional en psicología.
Si bien el texto se presenta como una reflexión local, sus aportes trascienden la esfera regional y constituyen un valioso material de referencia para todos aquellos actores involucrados en los procesos de formación de los psicólogos. El lector podrá encontrar en las líneas siguientes un texto inspirador, que busca alentar el debate, sin la pretensión de decir verdad sobre el deber ser de la formación.
En síntesis, este libro es una invitación a mantener vivas y efervescentes nuestras conversaciones en torno a lo que implica formar-se como psicólogo en el contextual actual de la ciencia y de la sociedad, de tal modo que podamos encontrar los itinerarios posibles para una formación de psicólogos que sea rigurosa desde lo académico, pertinente desde lo social, comprometida con el momento histórico y sensible frente a las cambiantes condiciones de la sociedad.
Diego Alveiro Restrepo
Presidente Ascofapsi
Decano Facultad de Psicología, Universidad CES
Presentación
La formación en psicología es una asignatura pendiente en las reflexiones e investigaciones sobre nuestra propia profesión. Es reconocida la escasez de literatura en América Latina, incluida Colombia, sobre los retos e implicaciones del oficio de formar psicólogos. Urge investigar sobre las múltiples dimensiones del ejercicio de la enseñanza y el aprendizaje de la psicología como ciencia y profesión. Esta necesidad percibida en lo cotidiano y reconocida por la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (Ascofapsi) nos ha impulsado en la Red de Programas de Psicología Antioquia (PROPSA) a consolidar este proyecto editorial para presentar un debate, desde esta región, sobre algunos de los desafíos más importantes que podemos tener como disciplina en tanto que campo de formación.
En este libro se encontrarán reflexiones alrededor de la génesis y de los retos iniciales de la constitución de la psicología como profesión en Medellín; esta visión histórica de la formación presentada por Hiader López, Eliana Urrego y Santiago Herrera en sus capítulos es complementada por Alberto Ferrer con su trabajo “Historia de la formación de terapeutas cognitivos en Colombia”. Esta visión histórica que ofrece antecedentes de la formación resulta importante para comprender las coordenadas de tiempo y espacio sobre las que se erige nuestra profesión. Ahora bien, también solemos conocer la historia general de la disciplina desde Europa y Estados Unidos, pero casi nunca apelamos a la historia de la psicología en Latinoamérica. El estado del arte que se recoge en el capítulo “Formación de psicólogos en Iberoamérica: una aproximación a su estado del arte” permite ampliar esa visión e implicarla en nuestro contexto colombiano y regional en particular.
De igual manera, la reflexión sobre la relación entre profesor y alumno, como mediadora de la formación, es traída a colación por Rodrigo Mazo y por Martin Alberto Valverde en dos perspectivas teóricas diferenciadas, pero que ponen el foco común sobre la dimensión relacional, e inevitablemente afectiva, del vínculo docente-estudiante. En el mismo sentido, y profundizando la dimensión de la subjetivación del proceso de formación, Hiader López diserta sobre la subjetivación del docente universitario en la época contemporánea. Esta aproximación sobre la importancia y la mediación de la subjetividad en el proceso formativo de los psicólogos es refrendada por Andrés Vásquez y Johnny Orejuela en el capítulo sobre la importancia del proceso terapéutico personal en la formación de todo psicólogo, un asunto en el que muchos de los profesores insisten en la cotidianidad de las aulas, pero que pocas veces ha sido sistemáticamente investigado.
La formación en psicología, solemos decir, está íntimamente relacionada con nuestra propia historia personal. Muchos hemos creído que esto es un obstáculo en la formación; otros, por el contrario, han considerado que la propia historia personal es el motor determinante de nuestra vocación, pues nadie es psicólogo al margen de su propia historia personal. La cuestión aquí es que no siempre somos suficientemente conscientes sobre cuáles fueron los motivos que nos impulsaron a optar por la psicología como campo de formación; casi siempre tenemos ideas iniciales que se van transformando a lo largo de nuestra formación y quizás es más fácil dar cuenta de los motivos de la elección de carrera de manera retroactiva. Esta inquietud encarna el trabajo de Daniela Tobón sobre la significación retroactiva de la formación y elección de carrera en psicólogos, en el caso particular de los que optaron por la formación psicoanalítica. De la misma manera, el trabajo de Natalia Jaramillo y Juan Carlos Espinal nos lo permite reflexionar para el caso de los psicólogos organizacionales.
La formación en psicología tiene múltiples dimensiones que pasan por la dimensión académica, personal, relacional y, sin duda, también técnico-profesional, de ahí la importancia de entender y valorar el lugar de la práctica profesional como un escenario clave de formación, pero ante el cual debemos discernir la diferencia entre las expectativas y las realidades de lo que este proceso implica para los psicólogos en formación, tal y como nos lo plantean Natalia Cardona y Silvia Peñaranda. La práctica es otro de esos temas pendientes de profundizar en términos de comprender más su impacto en la formación.
El uso de los instrumentos clínicos, como las pruebas proyectivas, hacen parte de otro asunto de álgido debate en la actualidad; su pertinencia, vigencia, valor y uso profesional nos interpela sobre la necesidad de formar adecuadamente en el uso de este instrumento clínico tan pervertido por muchos que lo usan indiscriminadamente y sin ninguna formación especializada ni rigor ético. A los interesados en esta reflexión formativa el trabajo de Andrés Vázquez les vendría muy bien leer.
De otro lado, Juan Pablo Sánchez y Víctor Vallejo nos plantean una serie de recomendaciones alrededor de la implementación curricular y el desarrollo de competencias de pensamiento crítico aplicadas al análisis de datos, asunto muy pertinente dado que enfrentamos una nueva revolución tecnológica: el big data. Esta tendencia ya interpela a la psicología, permitiendo construir algoritmos para descifrar la personalidad a partir del análisis de volúmenes inmensos de datos que se dejan como huella digital en internet. Nunca antes fue más evidente la necesidad de aprender a leer los datos estadísticos, y en general de cualquier otra naturaleza, como en este momento histórico, en el que el mercado laboral así lo va exigiendo cada vez más.
En línea con lo anterior y reconociendo que experimentamos transformaciones en la forma de ser y relacionarnos en la sociedad actual, surgen inquietudes sobre la pertinencia de los modos tradicionales en la formación universitaria. Ante esto, César Augusto Sierra nos invita a pensar qué aspectos nos impulsan y deben ser cambiados en la formación de psicólogos en educación superior. Uno de esos aspectos es la revolución de los datos, otro las transformaciones en el mundo del trabajo, y otro más sobre la diversidad como impronta de esta época. Incluir y discutir nuevos temas sobre la diversidad, la inclusión y la discriminación en la formación y en el mundo del trabajo resulta indispensable para las nuevas generaciones de psicólogos; así nos lo dejan saber Mónica Cadavid, Felipe Londoño, Andrés Vásquez, Ana María Gaviria y Johnny Orejuela.
Este volumen nos desafía a pensar en los múltiples asuntos que la compleja labor de la formación de psicólogos implica, esa diversidad constitutiva de la psicología, dimensión estructural que la define, que la hace por definición ciencia multiparadigmática, y que, antes de constituirse en un obstáculo, es la fuente de su riqueza. Queda refrendado en este volumen el sano orgullo de poder convocar no solo a múltiples instituciones del Valle de Aburrá, sino también a profesores de diversas orientaciones conceptuales, trayectorias académicas, de diversas generaciones de formación, que confluyeron alrededor de un foco común: la formación en psicología. Esto nos demuestra que la psicología puede ser más grande si encuentra un motivo para juntarse, para hacer sinergias, en vez de insistir imaginariamente en acentuar las fronteras, hoy bastante cuestionadas, como bien nos lo indica Diego Restrepo, presidente de Ascofapsi, en el amable prólogo que abre este volumen. Los exhortamos a que acojamos su consejo: ¡Menos muros, más puertas y puentes!
Agradecemos a todos los colegas y sus instituciones, así como a Ascofapsi y a las editoriales de la Universidad EAFIT y de la Universidad Pontificia Bolivariana por el apoyo para la concreción de este proyecto editorial. Esperamos sea solo el primero de muchos más por venir sobre el desafío de formar psicólogos para el futuro.
Johnny Orejuela
Hiader Jaime López Parra
Olga María Blandón Cuesta
–Editores académicos–
Sobre la génesis de la psicología como profesión en la ciudad de Medellín*
DOI: https://doi.org/10.17230/9789587206821ch1
Hiader Jaime López Parra y Eliana María Urrego Arango
Universidad Pontificia Bolivariana
Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros [...] uno escribe para despistar a la muerte y estrangular los fantasmas que por dentro nos acosan: pero lo que uno escribe puede ser históricamente útil solo cuando de alguna manera coincide con la necesidad colectiva de la conquista de la identidad. Somos lo que hacemos, y sobre todo lo que hacemos para cambiar lo que somos, nuestra identidad reside en la acción y en la lucha. Por eso la revelación de lo que somos implica la denuncia de lo que nos impide ser lo que podemos ser. Nos definimos a partir del desafío y por oposición al obstáculo.
Galeano, 2006.
Trabajar sobre la génesis de la psicología en la ciudad de Medellín es una empresa que tiene un marco de referencia más amplio que el disciplinar. Por ello traemos a colación los trabajos de la Comisión Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales, en los cuales se llama la atención sobre el ejercicio de los científicos sociales, entre ellos los psicólogos: “El mínimo que podemos esperar […] es que tengan conciencia de la extensión de los reinos de significación conceptual” (Wallerstein, 1996). Para dar cuenta de dichos reinos y del devenir de la psicología y los científicos de esta en Medellín, se necesita pensar lo que querían ser, lo que hacían, lo que son y lo que quieren ser. Es menester acercarse a una realimentación del ejercicio y la recuperación del saber hacer, y a un esclarecimiento de las mediaciones contextuales, institucionales y personales en la génesis, desarrollo y consolidación disciplinar, de sus tensiones y dinámicas relacionales (las cuales han atravesado el devenir histórico de la psicología en la ciudad), así como de las tendencias formativas de sus protagonistas.
Este escrito pretende ofrecer puntos de reflexión sobre la identidad profesional del psicólogo en la ciudad de Medellín, la cual ha estado impregnada de múltiples componentes, entre los que pueden nombrarse sujetos, objetos, intencionalidades y posiciones teóricas e ideológicas. Estos componentes han facilitado un devenir mediado por el estado de la cuestión social, el estatus académico y profesional, las concepciones epistémicas de la relación sujeto-objeto, la naturaleza de la realidad objeto, los escenarios y contextos institucionalizados y no, así como de diferentes apuestas en las intencionalidades formativas.
Lorente (2001) afirma al respecto que:
El estudio de las identidades socio-profesionales es un tema que de nuevo está adquiriendo relevancia para conocer el funcionamiento interior de los grupos profesionales y como estrategia de reubicación de ellos en la sociedad. Ya no se puede encontrar explicaciones teniendo en cuenta únicamente las características del objeto de intervención, se debe volcar la mirada hacia adentro (su episteme y su cultura) y hacia atrás (como fueron construidas). (p. 53)
Precisamente es allí donde este escrito quiere aportar al ofrecer un acercamiento sobre el proceso de construcción de la génesis de la psicología en Medellín como profesión. Ello permite disertar sobre las características del objeto, su episteme y su matiz sociocultural, que permea transversalmente el devenir histórico de la psicología.
Podemos decir con Carrera (2005) que el conocimiento científico es producido y acumulado socialmente –aunque se personifique en individuos, como sucede con nuestro trabajo, que sin ser una historia de vida, necesariamente está personificada–. Así, queda claro que los conocimientos de la disciplina psicológica van incorporando, avanzando, debatiendo, estableciendo tensiones y contradicciones que van constituyendo los cuerpos de conocimiento propios de la disciplina y que ponen de manifiesto las apuestas personales, teóricas e institucionales; “todo conocimiento refleja aspiraciones y proyectos de los sujetos que actúan, opera en una teleología relacionada con la iniciativa del sujeto, a la que subyace un componente ideológico” (Iamamoto, 2005, p. 187).
Con el ánimo de orientar la reflexión propuesta, se presenta la siguiente matriz simplificada de patrones de lectura de la génesis, el desarrollo y la consolidación de la psicología en Medellín.
Tabla 1.1 Matriz simplificada de patrones de lectura de la génesis, el desarrollo y la consolidación de la psicología en Medellín
Fuente: Elaboración propia.
La matriz delimita, y también abre un escenario de posibilidades múltiple, de debate, crítica y posición. Fernández (2005, citado por Cifuentes, 2009) afirma al respecto que:
El conocimiento como proceso implica abordar la realidad, posicionarse crítica, creativa, dialécticamente. La postura es histórica, social y política; cambia, se transforma y transforma. ‘Ver’ el movimiento de ‘lo real’ implica analizar sus contradicciones, tensiones y conflictos; visualizar direcciones políticas de las fuerzas sociales. Las prácticas sociales están permeadas de poder. (p. 12)
A continuación, se presenta una serie de apartados que abordan las reflexiones del trabajo desarrollado entre 2010 y 2011 sobre la génesis de la psicología como profesión en Medellín. Se comenzará por dar cuenta del contexto en el que llega la psicología a la ciudad, el trabajo de las universidades, los sucesos después de los procesos fundacionales y los cambios que trae la normalización.
Contexto
Las reflexiones sobre la génesis de la psicología en la ciudad de Medellín han estado enmarcadas en los siguientes horizontes de posibilidad:
•La construcción de conocimientos de la psicología en la ciudad, que ha devenido como un esfuerzo por construir lenguajes y afinar reflexiones sobre tendencias teóricas foráneas.
•La psicología en Medellín ha implicado un desarrollo particular, por su complejidad en la génesis y prospectiva, alrededor de la construcción de precisiones semánticas que viabilicen la disciplina y aporten a los diferentes procesos formativos.
•La psicología en la ciudad ha devenido en un entramado de relaciones inter y transdisciplinares, en medio de luchas que han favorecido la integración, pero también la desarticulación y la transformación compleja de su objeto y método.
•Desde sus inicios ha tenido una fuerte presencia de debates epistemológicos que interrogan la cotidianidad del ejercicio, y han permitido la emergencia de conocimientos pertinentes, relevantes disciplinariamente y significativos.
Así, dicha historia está vinculada a una época atravesada por múltiples apuestas ideológico-ontológicas, epistemológicas y metodológicas, en las cuales participan los académicos de la ciudad.
En la década de los setenta del siglo XX no existe la psicología como disciplina en la ciudad. La misma llega a partir de migraciones de académicos, fundamentalmente argentinos, tal como se pone de manifiesto en los relatos de los actores entrevistados. Ferrer (comunicación personal, marzo de 2011) hace referencia a la presencia foránea de trabajos claramente intencionados en la Universidad de San Buenaventura, alrededor del aprendizaje, la psicología experimental y la modificación de la conducta, con la presencia de profesores de la Universidad de San Luis como Reinaldo Villansu, psicólogo social cognitivo; Mercedes Loizo, psicóloga social; Ulises Rinaudo, psicólogo experto en diseños experimentales; Aldo Birgier, psicólogo clínico; y Guiñazu, psicólogo social jurídico. También se encuentra en este grupo los estudiantes de últimos semestres Eduardo Acevedo y Walter Riso.
Esta “camada de argentinos”, experimentalistas también tienen compañía de un educador, el Dr. Mario Gómez, y una presencia considerable de psicoanalistas, de quienes nos haremos cargo más adelante. Estos académicos no representaban precisamente la perspectiva derivada de los trabajos de Skinner, sino de trabajos orientados por los estudios de Pavlov, por un lado, y los trabajos del modelo inglés con Josep Wolpe y del Hospital de Mostley con Eysenck (terapia de la conducta), por otro. Esta propuesta de trabajo hace una crítica epistemológica al conductismo, por lo que se considera que dichas tradiciones llegaron para generar controversia con los trabajos liderados por Luis Villareal –argentino proveniente también de la Universidad de San Luis, autodeclarado skinneriano dogmático, como lo recuerdan sus coetáneos (Ferrer, comunicación personal, marzo de 2011)– y la psicóloga Patricia Gaviria, claramente orientados hacia el análisis experimental de la conducta. Ambos participaron en 1989 en la creación de la Fundación Integral, la cual busca insaciablemente técnicas terapéuticas y pedagógicas que sirvan para la mejora de las condiciones de las personas con discapacidad cognitiva y autismo.
Con lo anterior aparece un elemento clave en la consolidación de la disciplina: una psicología preocupada por el mejoramiento de las condiciones de aprendizaje de las personas, que encontró como respuesta un interés creciente en profesionales y académicos no psicólogos que se abanderaron de esta tarea. La consolidación histórica y disciplinar de la psicología está estrechamente vinculada con la educación, tal como lo afirma Ardila (1973): “La conclusión se centra siempre en la psicología educacional. Son los psicólogos que trabajan en problemas educacionales los que ayudarán a que la psicología tenga una nueva dimensión social y colabore a crear una sociedad mejor” (p. 148). Se podría afirmar que la psicología en Medellín surgió en el interior de la educación, como una necesidad sentida desde el punto de vista del aprendizaje; así también lo revelan las lagunas que los psicólogos entrevistados ponen de manifiesto al respecto: “Al trabajar la pedagogía, ¿dónde queda el elemento psicológico?; ¿cómo se hace para abordar todo el desarrollo y crecimiento infantil sin hacer alusión a la psicología, solo a la luz de los grandes pedagogos como Rousseau, Montessori, entre otros?”. De la misma manera, dejaron ver la necesidad de dar cuenta de las características del niño y del adolescente, y sus diferentes procesos de aprendizaje, lo que demandó trabajar a Piaget, Vygostky y Luria desde las discusiones de las comunidades académicas de los docentes.
Es así como las facultades de educación de la ciudad –Universidad de Antioquia (U. de A.), Universidad de San Buenaventura (USB) y Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) – sintieron la necesidad y la exigencia de dar sustento científico a sus intervenciones a partir de la interdisciplina con la psicología. Incluso en este contexto surge en la UPB un departamento de psicopedagogía, liderado por la psicopedagoga Reina Medina, egresada del posgrado de la U. de A. en psicopedagogía. Por su parte, la Facultad de Educación de la U. de A. juega un papel preponderante en la génesis del interés por los estudios e investigación psicológica, con su pregrado de educación y su maestría en psicorientación, con un perfil claro hacia la orientación y consejería en el escenario escolar. En este punto de reflexión es evidente que “el desarrollo de la psicología moderna en este período presentaba un gran interés para los educadores colombianos porque ayudaba a encontrar los nuevos métodos para la pedagogía moderna” (Larina, 2002, p. 79).
Asegura Ardila (1973) que “hubo psicología antes de 1948, pero sin sistematización […], llevada a cabo por psiquiatras, filósofos y educadores” (p. 11). Pero la psicología en Medellín surge de reflexiones en los ámbitos personal y grupal en los contextos institucionales y fuera de ellos. En los contextos institucionales nace debido a la presencia de gente “muy inquieta y apasionada” por el asunto del ser humano, con preguntas sobre quiénes somos, cómo actuamos, cómo y qué pensamos, qué posibilidad tenemos de cambiar la conducta, sobre todo frente a una población que tiene trastornos, y trastornos severos. Las inquietudes latentes posibilitaron la apertura de escenarios de trabajo e institucionalización, tales como la Fundación Integral y Los Álamos, instituciones que han ofrecido elementos psicológicos para la atención de niños con necesidades educativas especiales.
En este contexto de institucionalización hay muchos otros intereses en las diferentes facultades de educación, antropología, sociología y filosofía, en las cuales ya interdisciplinariamente se veían algunas asignaturas que tenían que ver con la psicología. La necesidad de discusiones donde la psicología tuviera lugar era una realidad para la década de los años sesenta y setenta del siglo XX, no con la lógica tan clara disciplinariamente, como sucedió en la ciudad de Bogotá entre los años treinta y cuarenta del mismo siglo (Ardila, 1998), sino de la mano de grupos de reflexión aislados, en los cuales el psicoanálisis marcaba una línea de cultura general. Es decir, el psicoanálisis freudiano llegó a ser una necesidad cultural en el medio, no como una práctica de vocación terapéutica, sino como una de las cosas que “todo buen académico debe saber”; era más una fuerza, un movimiento cultural.
Las referencias anteriores dan un contexto que facilita la presentación de un devenir mediado, entre otras, por la situación social, el estatus académico y profesional, las concepciones epistémicas, la naturaleza de la realidad objeto, los diferentes escenarios y contextos de institucionalización, así como las diferentes apuestas en las intencionalidades formativas, que se materializarían en la consolidación de propuestas formativas profesionalizantes, las cuales presentamos a continuación.
La psicología y las universidades
La psicóloga Ángela María Robledo (2008), nos recuerda que:
Ignacio Martín-Baró decía hace algún tiempo que el desarrollo de la psicología en América Latina estaba intrínsecamente relacionado con el desarrollo de las sociedades occidentales, y que, a su vez, la psicología estaba constituida prioritariamente por las producciones realizadas en los que hoy en día llamaríamos los centros hegemónicos de poder. Por ello nos invitaba a examinar los problemas específicos de nuestros pueblos, sin lo que él llamaba “las orejeras de los marcos teóricos”, los cuales, en ocasiones, se convertían en un a priori que sesgaba la realidad y limitaba, de manera interesada, nuestras comprensiones. (p. 15)
Así, trabajar sobre la génesis de la psicología en Medellín demanda una postura crítica y altamente valorativa del acontecer histórico, léase económico, político, educativo y antropológico, donde lo ideológico y la institución tienen cabida al percibirse como telón de fondo de las prácticas que han dado lugar a dicha disciplina.
La psicología en Medellín tiene como año fundacional 1972, al iniciar labores académicas la primera facultad de psicología en la USB en Antioquia, siendo esta la sexta en todo el país. Esta facultad se instauró como la madre de los psicólogos en la ciudad y fue el paradigma de formación por excelencia durante muchos años. Se caracterizó desde sus inicios por vincularse decididamente con la psicología científica de paradigma dominante; sus egresados eran reconocidos por su formación experimental, el uso de laboratorio, el curso de etología, entre otros. “Además, un fuerte pensamiento cientificista, derivado del ímpetu del siglo de las luces, invadía todos los espíritus: era necesario ser científicos en sentido moderno para ser acogidos en el seno de la respetable familia de las ciencias” (Lopera, 2005, p. 149).
Figura 1.1 Hitos en medio de la institucionalización
Fuente: Elaboración propia.
Para el año 1975 aparece un proyecto que se perfilaba diferente a la propuesta de la USB. Un grupo de psicoanalistas freudianos, kleinianos y lacanianos solicitó al Consejo Superior de la U. de A. la aprobación de un programa de formación denominado Sección de Investigaciones Psicológicas, el cual se hizo realidad el 25 de junio de 1975, con un énfasis teórico-psicoanalítico y una formación complementaria de orden humanístico, filosófico y antropológico.
A partir de estos dos hechos fundacionales se inicia una polarización ontológica, epistemológica y metodológica a la hora de formar psicólogos en Medellín, que direcciona rutas de formación, contextos teóricos, escenarios y dinámicas relacionales del gremio, propias de este sector del país.
No van a ser pocos los relatos orales de esta época de polarización formativa, fuertemente influenciados por la condición socioeconómica y política donde estaban enmarcadas las dos propuestas. Por un lado, una universidad católica franciscana, privada y de estratificación media alta y alta, como alternativa de formación en la ciudad; y por el otro, una universidad pública, en medio del furor del hipismo de los años sesenta –ya con más de quince años de tradición, pero vigente en la alma mater–. Esta universidad se inspiraba por académicos del talante de Estanislao Zuleta y por el trabajo de los griegos clásicos y los pensadores de la sospecha (Marx, Freud y Nietzsche), los filósofos como Foucault y el psicoanálisis francés con Lacan, y los escritores Octavio Paz, Neruda, Borges y Benedetti.
Es importante aclarar, como lo dice Ardila (1998), que en esta década de los setenta en Colombia se contaba con los programas de pregrado en psicología que surgieron en los años cuarenta, y hasta los años noventa no se evidencian nuevas propuestas.
Así, en 1990 el rector general de la UPB, monseñor Darío Múnera, convoca a las psicólogas Blanca Escobar Vélez, María Isabel Herrón, Blanca Ruby Rendón y Marta Gutiérrez, lideradas por el psicólogo y presbítero Ancizar Restrepo y la psicóloga y pedagoga Ofelia Acosta (1999) –formados en la Universidad de San Buenaventura y vinculados con la UPB en diferentes escenarios de desempeño– para pensar la propuesta de psicología UPB (Medellín), la cual nace como extensión de la Facultad de Psicología UPB (Bucaramanga), en la que tuvo bastante participación fundacional Ancizar Restrepo.
En este sentido, los actores manifiestan que la “idea era crear una facultad con cierto grado de eclecticismo”, para facilitar la formación de psicólogos que ayudaran a “superar” las tensiones formativas de “apuestas dogmáticas” en las que se había ido incurriendo en las facultades de la U. de A. y la USB. La facultad de psicología de UPB (Medellín), siendo una extensión de UPB (Bucaramanga), mantuvo su independencia, puesto que solo fue una estrategia legal para funcionar en Medellín frente a las exigencias ministeriales, lo que facilitó la autonomía en todos los niveles del proceso formativo. Afirma Ofelia Acosta (comunicación personal, marzo de 2011) que la propuesta formativa sí estaba claramente intencionada hacia la psicología cognitiva, aunque no por ello dejaba de lado las otras apuestas formativas. De esta manera, aparece en el contexto antioqueño el tercer programa de psicología en la UPB, con un cuerpo docente de psicólogos egresados de los programas de la USB y la U. de A. La propuesta de psicología de la UPB surge como un “oasis” de formación en medio de las constantes polarizaciones a que dio lugar la USB y la U. de A. durante casi veinticinco años de hegemonía en los procesos de formación de los psicólogos en la ciudad.
Los programas como este, con nuevas propuestas, comienzan a aparecer en la ciudad. Los psicólogos formados en las dos facultades de tradición se ocupan en otras instituciones de poner en discusión lo que hasta el momento se daba como hecho. Es un momento en las ciencias sociales en el que se está recogiendo lo que fue el siglo XX, con el fin de pensar en la convergencia, el holismo y la complejidad, y situarse en lo que contemporáneamente se puede leer como un periodo de transición, de incertidumbre y de construcciones alternativas (Quintero, 2000). También lo muestran así las palabras de Tamayo (2000):
[…] es prioritario comprender que el presente proyecto no pretende rivalizar con las demás facultades de psicología y decirles: lo que ustedes hacen está mal o están equivocados. No; no se trata de ello, se trata sí, de demostrar que la psicología debe darle la bienvenida a cambios y transformaciones metodológicas que por sí mismas llevan en su contenido procedimientos efectivos para con su función ejercer en el comportamiento humano, importando el espacio y lugar de desempeño. (p. 252)
Así, en 1995 la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC), seccional Medellín, propicia otra modalidad de formación en psicología liderada por el psicólogo Hernando Camargo, exdecano de la USB. La universidad se inspiró en la cultura misional del cooperativismo y ofreció jornadas diurnas de presencialidad, concentrada los días viernes en la noche y sábados todo el día, para luego convertirse en modalidad mixta, una novedad en la ciudad y el departamento de Antioquia, pues la sede de la facultad quedó en el municipio de Envigado (Mazo, comunicación personal, abril de 2011).
En 1999, una institución católica dedicada al trabajo reeducativo busca asesoría en la Escuela de Quilmes (Argentina), orientada teórica y metodológicamente por el trabajo de Enrique Pichón-Rivière. De esta manera, se perfila una propuesta de formación en psicología social para la ciudad y el país, y aparece la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Luis Amigó (Funlam). En sus inicios ofreció el título de psicólogo social, diferenciándose de los programas de formación de psicólogos en Medellín (Mazo, comunicación personal, abril de 2011).
El programa de psicología de la Funlam enraíza su propuesta en la misión de la misma; es decir, diseña una alternativa de trabajo dirigida a la solución de problemas que afectan “la calidad de vida de la niñez, la juventud, la familia y la sociedad”. Esta alternativa formativa se configura como una nueva posibilidad, puesto que dicha psicología debía garantizar un profesional con perfil para la promoción e intervención en contextos de problemáticas psicosociales, no con un perfil clínico hacia la psicoterapia individual, como había sido tradición en la ciudad.
Para esta tarea, el padre Marino, rector de la Funlam, designó a la educadora Claudia Vélez de la Calle, quien se desempeñaba en ese entonces como decana de la Facultad de Educación, para que coordinara este proyecto. La educadora se contactó con la licenciada Gladys Adamson, directora de la Escuela de Psicología Social del Sur de Quilmes en Buenos Aires, quien fue discípula de Enrique Pichón-Rivière. Desde el año 1998, la institución firmó un contrato de asesoría con la licenciada Adamson para dirigir un equipo interdisciplinario de profesionales de la Facultad de Educación, y de otras unidades académicas de la institución, en la redacción de la primera propuesta curricular. Dicho contrato sigue vigente y ha servido para importantes procesos de capacitación de docentes, realización de seminarios internacionales, pasantías de estudiantes y docentes a instituciones de distintos países del sur del continente, invitaciones a presentar ponencias en eventos internacionales, etc., además del acompañamiento epistemológico del desarrollo de la propuesta curricular. Asimismo, ha inspirado la producción de textos producto de investigación, como Psicología social y psicoanálisis: Pichón con Lacan (2004), de los psicólogos Jaime Carmona y María Paulina Mejía, y el psicólogo y psicoanalista Hernando Alberto Bernal (Bernal, comunicación personal, mayo de 2011).
El Centro de Estudios para la Salud (CES), en el marco de su Plan de Desarrollo Institucional 2000-2010, contrata tres profesionales de reconocida trayectoria: la psicóloga Marta Gutiérrez, cofundadora del programa en UPB-Medellín; la psicóloga clínica Piedad Liliana López, y el psicoanalista Raúl Salamanca. El objetivo era pensar una facultad de psicología en el marco del contexto misional de la universidad; es decir, una psicología que pensara decididamente la salud y, muy especialmente, la salud mental. No es porque no se hubiese tomado seriamente antes –de hecho, su primera decana, Marta Gutiérrez, tenía formación como especialista en psicología clínica, con énfasis en salud mental–, sino porque su labor diferenciadora y de demarcación disciplinar sería formar psicólogos que aprovecharan el valor agregado de la tradición del CES en medicina y odontología. La facultad abre sus puertas en enero de 2004 y desarrolla rápidamente múltiples propuestas formativas de posgrado, tales como las especializaciones en Salud Mental del Niño y el Adolescente, y Valoración del Daño en la Salud Mental y Rehabilitación Neuropsicológica, así como la maestría en Salud Mental de la Niñez y la Adolescencia.