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Conflicto armado en Siria: campo de batalla geopolítico por el Medio Oriente / Janiel David Melamed Visbal. -- Barranquilla (Área Metropolitana): Editorial Universidad del Norte, 2020.

277 p. : il., color ; 24 cm.

Incluye referencias bibliográficas (páginas 245-277).

ISBN 978-958-789-176-8 (impreso)

ISBN 978-958-789-177-5 (PDF)

1. Siria-Política-Siglo XXI. 2. Conflicto armado—Siria—Siglo XXI. 3. Medio Oriente -- Historia -- Siglo XXI. I.Tít.

(320.95691 M517 ed. 23) (CO-BrUNB)

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Vigilada Mineducación

www.uninorte.edu.co

Km 5, vía a Puerto Colombia, A.A. 1569

Área metropolitana de Barranquilla (Colombia)

© Universidad del Norte, 2020

Janiel David Melamed Visbal

Coordinación editorial

Zoila Sotomayor O.

Asistencia editorial

María Margarita Mendoza

Diseño y diagramación

Álvaro Carrillo Barraza

Diseño de portada

Joaquín Camargo

Corrección de textos

Henry Stein

Revisión y arte final

Munir Kharfan de los Reyes

© Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio reprográfico, fónico o informático, así como su transmisión por cualquier medio mecánico o electrónico, fotocopias, microfilm, offset, mimeográfico u otros sin autorización previa y escrita de los titulares del copyright. La violación de dichos derechos constituye un delito contra la propiedad intelectual.

Diseño epub:
Hipertexto – Netizen Digital Solutions

Para Natalia, Isaac y Gabriel, los nombres con los que se escriben mis sueños, la luz de mis ojos. Agradecido por la felicidad que recibo de sus miradas siempre tiernas, sus sonrisas llenas de vida y su amor restaurador.

Al aplicar mi inteligencia a la política, he decidido demostrar un cierto e indudable argumento […] y para poder investigar el tema de esta ciencia con la misma libertad de espíritu que generalmente usamos en matemáticas, he procurado, no reírme ante las acciones de la humanidad, no irritarme ni desesperarme, sino comprenderlas.

Baruj Spinoza (1670), Tratado Político.

CONTENIDO

AGRADECIMIENTOS

ACRÓNIMOS

ÍNDICE DE MAPAS

ÍNDICE DE TABLAS

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

GEOPOLÍTICA: UNA DELIMITACIÓN CONCEPTUAL

CARACTERIZACIÓN GEOPOLÍTICA DE SIRIA

LA CREACIÓN DEL ESTADO MODERNO SIRIO

ESTADOS UNIDOS

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Estados Unidos y Siria

Intereses geopolíticos de Estados Unidos en Siria

¿La salida de Bashar al-Assad?

Socavar la influencia regional iraní

RUSIA

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Rusia y Siria

Intereses geopolíticos de Rusia en Siria

Apoyo al régimen de Bashar al-Assad

La lucha contra el terrorismo internacional

La promoción de diálogos de paz entre las partes en pugna

La contención de la influencia de los Estados Unidos en la región

Aumentar la imagen de Rusia como gran actor internacional

Utilizar a Siria como punto de salida de la dependencia energética

IRÁN

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Irán y Siria

Intereses geopolíticos de Irán en Siria

Apoyo al régimen de Bashar al-Assad (Factores económicos)

Mantener el eje de resistencia a los intereses norteamericanos

Conservar a Siria como frente de batalla contra Israel

Consolidar la hegemonía chiita de Irán en la zona

ARABIA SAUDITA

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Arabia Saudita y Siria

Intereses geopolíticos de Arabia Saudita en Siria

Contrarrestar la influencia iraní en la región

La salida de Bashar al-Assad o su distanciamiento de Irán

Combatir amenazas de movimientos islamistas radicales

TURQUÍA

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Turquía y Siria

Intereses geopolíticos de Turquía en Siria

Las aspiraciones nacionalistas kurdas

Mantener un balance de poder con Irán y Rusia

La crisis de refugiados

Del cambio de régimen al reacomodamiento estratégico

CATAR

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Catar y Siria

Intereses geopolíticos de Catar en Siria

Incrementar su influencia en la región

Promover la consolidación de la Hermandad Musulmana

Enlazar a Siria como punto de salida energetica

ISRAEL

Introducción

Antecedentes de las relaciones entre Israel y Siria

Intereses geopolíticos de Israel en Siria

Contener el atrincheramiento de Irán y sus Proxies en Siria

ESTADO ISLÁMICO

HEZBOLÁ

UNIDADES KURDAS DE PROTECCIÓN POPULAR

EJÉRCITO LIBRE SIRIO – EJÉRCITO NACIONAL SIRIO

CONCLUSIONES

REFERENCIAS

NOTAS AL PIE

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar quisiera expresar mi sincera gratitud a mi familia, quien nuevamente ha sido, por una parte, principal motor de motivación y, por la otra, testigo directo de la dedicación y empeño puestos en este trabajo de investigación. Adicionalmente quiero manifestar mis reconocimientos a Mauricio Jaramillo Jassir, Doctor de la Universidad de Toulouse I y profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario por sus comentarios y anotaciones alrededor de esta obra y a Marcos Pablo Moloeznik Gruer, Doctor de la Universidad de Alcalá y profesor del Departamento de Estudios Políticos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, por aceptar escribir el prólogo de este libro.

De la misma forma, deseo darle las gracias al personal docente y administrativo del Departamento de Estudios Políticos, Históricos, Religiosos y Culturales de la Universidad de Karlstad en Suecia, donde transcurrió parte de este trabajo de investigación. También le doy las gracias a mis estudiantes, quienes con sus aportes, reflexiones y debates han hecho de la docencia y la investigación un ejercicio mutuamente enriquecedor.

ACRÓNIMOS

AKP: Partido de la Justicia y el Desarrollo

AMAL: Brigadas de Resistencia Libanesa

AMIA: Asociación Mutual Israelita de Argentina

ATP: Asociación de Tenistas Profesionales

EAU: Emiratos Árabes Unidos

FARC: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia

FDI : Fuerzas de Defensa de Israel

FEI: Federación Ecuestre Internacional

FIFA: Federación Internacional de Fútbol Asociado

FIM: Federación Internacional de Motociclismo

FINA: Federación Internacional de Natación

FIVB: Federación Internacional de Voleibol

IAAF: Federación Internacional de Asociaciones Atléticas

ISAF: Federación Internacional de Navegaje

ISF: Federación Internacional de Escuelas Deportivas

ISIS: Estado Islámico en Iraq y Siria

IHF: Federación Internacional de Balonmano

ITTF: Federación Internacional de Tenis de Mesa

LNG: Gas Natural Líquido

OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico

OLP: Organización para la Liberación Palestina

ONU: Organización de las Naciones Unidas

OPEP: Organización de Países Exportadores de Petróleo

OTAN: Organización de Tratado del Atlántico Norte

PKK: Partido de los Trabajadores de Kurdistán

PYD: Partido de la Unión Democrática

RAU: República Árabe Unida

SIPRI: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz

UCI: Unión Internacional de Ciclismo

UE: Unión Europea

URSS: Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas

WTA: Asociación de Tenis para Mujeres

YPG: Unidades de Protección Popular

YPJ: Unidades Femeninas de Protección

ÍNDICE DE MAPAS

Mapa 1. Divisiones administrativas de Siria

Mapa 2. Extensión del Imperio Británico a principios del Siglo XX

Mapa 3. Potenciales puentes de conexión y abastecimiento iraní en la región

Mapa 4. Incidentes terroristas en la Federación Rusa (2018)

Mapa 5. Reservas energéticas de Rusia (2018)

Mapa 6. Influencia regional iraní

Mapa 7. Zona de seguridad buscada por Turquía

Mapa 8. Ubicación regional del yacimiento de gas North Dome/South Pars

Mapa 9. Campos de gas compartido por Catar e Irán

Mapa 10. Redes de distribución energética entre Rusia y Europa

Mapa 11. Zona bajo control kurdo en Siria

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1. Indicadores internacionales de riesgo a nivel político (2009-2010)

Tabla 2. Ranking de la Liga Árabe (Democracias, Corrupción, Libertad Religiosa)

Tabla 3. Resoluciones vetadas en el Consejo de Seguridad referentes al conflicto armado en Siria

Tabla 4. Producto Interno Bruto en Irán durante la guerra en Siria

Tabla 5. Índices de exportaciones en Irán durante la guerra en Siria

Tabla 6. Alza en la inflación en Irán durante la guerra en Siria

Tabla 7. Total de muertes por enfrentamientos entre el PKK y fuerzas de seguridad turcas

Tabla 8. Refugiados sirios registrados en Turquía (2013-2019)

Tabla 9. Ingreso per capita de Catar

Tabla 10. Principales eventos deportivos auspiciados por Catar

Tabla 11. Principales escenarios de mediación catarí

Tabla 12. Ataques de la Fuerza Aérea de Israel en Siria (2014-2018)

Tabla 13. Número de muertes aproximadas de combatientes de Hezbolá en Siria

Tabla 14. Lugar de mayor ocurrencia de muertes de combatientes de Hezbolá en Siria

Tabla 15. Facciones del Ejercito Nacional Sirio

PRÓLOGO

La obra a cargo de Janiel David Melamed Visbal, titulada Conflicto armado en Siria: Campo de batalla geopolítico por el Medio Oriente constituye un esfuerzo intelectual que gira alrededor del análisis del caso sirio, a partir de un riguroso marco teórico-metodológico que recoge las mejores tradiciones de las Relaciones Internacionales como disciplina autónoma del conocimiento. Por su contenido original, la profundidad de su análisis y las conclusiones desarrolladas, estoy seguro que esta obra suscitara un gran interés y utilidad entre la comunidad académica vinculada a los estudios de seguridad internacional y para aquellas personas que quieran profundizar en el tema.

El lector tiene en sus manos un texto único –e inédito– por su contenido y alcances, respaldado en más de 330 fuentes consultadas y citadas, la mayoría de origen académico y en inglés. Tal como su título lo pone de relieve, el análisis gira alrededor de un conflicto armado de carácter no internacional (CANI). De conformidad con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), este conflicto se ha caracterizado por infracciones graves del derecho internacional humanitario (DIH), tales como sitios y bloqueos a poblados, ataques desproporcionados en zonas urbanas densamente habitadas, ataques indiscriminados contra civiles, ejecuciones sumarias, asesinatos masivos, violaciones, torturas, mutilaciones, toma de rehenes, uso de escudos humanos y afectación de servicios esenciales, incluyendo ambulancias, abastecimiento de agua y mercados.

Se trata de una crisis humanitaria sin parangón en las últimas décadas que, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desde el estallido de las hostilidades a mediados de 2011, acumula cientos de miles de víctimas (la mayoría civiles), lo que ha obligado a más de la mitad de la población siria a abandonar sus hogares; estimándose en más de 5 millones el número de personas que se han refugiado en terceros países, y en aproximadamente 6 millones los desplazados internos.

Las discusiones y análisis alrededor de esta metástasis de violencia son un ejercicio inacabado y sometido a múltiples interpretaciones, en virtud de que la guerra continua. Sin embargo, para entender esta verdadera catástrofe, debe considerarse seriamente que el conflicto armado en Siria tiene a su vez una dimensión multicausal y una multiactoral. En la primera, la obra destaca la forma como el actual régimen político de Siria constituye una autocracia hereditaria que encuentra sus raíces en el golpe de Estado del entonces general de la fuerza aérea siria Hafez al-Assad en noviembre de 1970 y su consecuente consolidación como líder del partido socialista árabe Baaz. A partir de entonces, el control de la disidencia política por la fuerza, mediante la agencia de inteligencia Mukhabarat como principal instrumento represivo, y la consolidación de una cerrada conducción política basada en la propia familia Assad y de funcionarios políticos y militares de su confianza, pavimentaron cinco décadas de régimen autoritario.

Sin embargo, entre marzo y junio de 2011, el hartazgo social por promesas de reformas incumplidas por el gobierno encabezado por Bashar al-Assad y los efectos de la llamada Primavera Árabe, desencadenaron diversas protestas sociales, que cobraron cientos de víctimas de la mano de una reacción (léase, represión) gubernamental desproporcionada manu militari. El inicio de esta escalada de violencia contra manifestantes y grupos contestatarios no deja de poner de relieve la naturaleza de una por demás compleja situación regional, signada por la efusión sistemática de sangre cuya principal víctima es la población civil.

Así mismo, la obra hace hincapié en el peso de la historia y el factor geopolítico para una mejor comprensión de las causas asociadas al conflicto. Al hacerlo, por una parte, resalta cómo las divisiones político-administrativas de la región responden más a dictámenes de potencias coloniales que a realidades en el terreno. Por otra parte, desarrolla una caracterización geopolítica de Siria y la importancia de su posición relativa (determinismo geográfico) como cruce estratégico y tránsito de recursos energéticos mediante oleoductos y gasoductos; fortaleza y a la vez debilidad del Estado. No hay que pasar por alto que el país carece de profundidad estratégica, lo que se erige en una vulnerabilidad insoslayable, por ejemplo, desde el mirador del monte Hermon en los Altos del Golán, pues en un día despejado se alcanza a vislumbrar Damasco, su capital, a aproximadamente 40 kilómetros de distancia.

Adicionalmente, la dimensión multicausal de la guerra requiere considerar el complejo entramado de antagonismo religioso presente en las hostilidades. Por ejemplo, en el conflicto armado en Siria, se entrecruza una amalgama de grupos combatientes de oposición con claro raigambre de extremismo religioso, en gran medida fundamentalista y radical, a saber: Frente al-Nusra (afiliado a al-Qaeda y partidario de la creación de un Estado pan-islámico regido por la Sharia), Estado Islámico de Iraq y Siria (integrado fundamentalmente por yihadistas extranjeros, en gran parte combatientes veteranos de otros conflictos armados como el de los Balcanes, Afganistán y Chechenia), y Frente Islámico (alianza integrada por Ahrar-al-Shaam y las Brigadas Suqooral-Shaam, de raíz islamista siria). En el mismo sentido, la guerra en Siria ha agitado el escenario de violencia sectaria subyacente entre actores estatales que promueven su propia hegemonía regional a partir de la división entre chiitas y sunitas al interior del Islam. De ahí que no deba sorprender que la oposición siria se encuentre financiada y armada por Estados mayoritariamente sunitas como Arabia Saudí, Qatar y Turquía, al tiempo que se refuerza con la llegada de combatientes suníes yihadistas de todo el mundo, especialmente de Europa. En contraste, el régimen de Damasco recibe tanto apoyo chiita de Irán, como de Hezbolá, una milicia chiita libanesa.

Respecto a la connotación multiactoral, el autor resalta la injerencia protagónica de diversos Estados, desglosando y analizando sus intereses más relevantes. El resultado de este ejercicio permite entender, por ejemplo, como las relaciones Israel–Siria son por demás complejas y caracterizadas por un historial de hostilidades abiertas o encubiertas a lo largo de 70 años pero en el marco de una relativa racionalidad que se ha visto alterada a partir del creciente grado de influencia y control territorial de Irán y de las milicias de Hezbolá en el territorio sirio. Así mismo, ilustra por qué las relaciones históricas entre Turquía–Siria, se caracterizan recientemente por tener episodios de tensión y antagonismo. A su vez, resalta el papel de la República Islámica de Irán y el apoyo de las milicias de Hezbolá para conservar a Siria como epicentro de su agenda de resistencia contra Israel y los Estados Unidos. Por otra parte, proyecta la agenda tanto de Arabia Saudita como de Catar, en aras de consolidar su nivel de influencia regional mediante el apoyo a grupos rebeldes contra Damasco. Al mismo tiempo, define la participación de la Federación Rusa para contener la influencia de Estados Unidos de América en la región y proyectar su poder nacional y como este último, busca también sus propios objetivos estratégicos regionales, anclados en la consolidación de alianzas tradicionales (por ejemplo, con Israel) y emergentes con las monarquías del Golfo, detentadoras de las mayores reservas colectivas comprobadas de crudo.

Recapitulando, la obra de Janiel David Melamed Visbal se erige en una fuente de consulta obligada para todo aquel que quiera conocer las raíces, contenidos, alcances y notas esenciales del conflicto armado que, desde hace aproximadamente nueve años, desgarra a la sociedad siria en posiciones hasta ahora irreconciliables. La tasa de defunción de población civil supera, con creces, a la de los combatientes propiamente dichos, con la comisión de crímenes de guerra que, por su naturaleza, son de carácter imprescriptible y con efectos devastadores no solamente sobre sus habitantes e inmediaciones territoriales dado a que por sus implicaciones se ha convertido en una verdadera amenaza a la seguridad internacional. A la luz de todas estas circunstancias ¿podría considerarse el conflicto armado en Siria una guerra más en la compleja dinámica de antagonismos y rivalidades del Medio Oriente o el principio del Armagedón que anuncia el Evangelio?; el lector tiene la última palabra.

Marcos Pablo Moloeznik

Guadalajara, Jalisco, México, 23 de enero de 2020. Profesor-Investigador de la Universidad de Guadalajara e Investigador Nacional CONACYT (México) - 2017 William J. Perry Award for Excellence in Security and Defense Education, National Defense University, Washington, D.C.

INTRODUCCIÓN

La guerra no es más que un duelo en una escala más amplia. [...] Podríamos representarla como dos luchadores, cada uno de los cuales trata de imponer al otro su voluntad por medio de la fuerza física; su propósito siguiente es abatir al adversario e incapacitarlo para que no pueda proseguir con su resistencia.

Karl Von Clausewitz

El 17 de diciembre de 2010 seguramente inició como cualquier otro día ordinario para Mohamed Bouazizi, un joven árabe que se encontraba desempleado en Túnez, su país natal. Por la necesidad imperante de subsistir se había dedicado a vender frutas y verduras de forma informal y ambulante en la pequeña y céntrica ciudad de Sidi Bouzid. Presuntamente, inspectores locales confiscaron las pertenencias del joven Bouazizi aduciendo que adolecía de permiso legal para continuar la venta de sus productos, y de repente algo que podría haber sido un simple procedimiento rutinario pasó a la historia como un hecho catalizador que, con diversos niveles de intensidad, propició una sorpresiva reconfiguración del norte de África, Medio Oriente1 y el golfo Pérsico.

Ese día, Mohamed Bouazizi, ante la incapacidad de pagar las coimas exigidas, sufriría una compleja sucesión de acciones frustrantes en su contra. Fue públicamente humillado y golpeado por la autoridad; posteriormente se dirigió a la oficina del gobernador para interponer un reclamo que no fue escuchado por nadie, siendo ignorado ante la absoluta indiferencia de quienes se supone deben velar por el bienestar de los ciudadanos. Estas circunstancias aumentaron su nivel de rabia y lo motivaron a llevar a cabo una protesta tanto desesperada como inusual. Mohamed Bouazizi se prendió fuego a las afueras de aquella misma oficina gubernamental que representaba todo su odio, toda su frustración y toda la injusticia que había tenido que soportar.

Este acontecimiento despertaría un inesperado sentimiento de protesta social que movilizaría a miles de tunecinos, que tal vez se compadecieron con Bouazizi y proyectaron en su experiencia sus propios sentimientos de ira y frustración. Estos manifestantes, exigían mayores libertades civiles y políticas, así como efectivas garantías por parte del Gobierno hacia sus ciudadanos. Rápidamente, las protestas se trasladaron hasta la capital de Túnez y terminaron por derrocar el gobierno autoritario de Zine al-Abidine Ben Ali, después de estar de manera ininterrumpida en el poder desde 1987.

La caída del exmilitar, hombre fuerte y autoritario líder de Túnez, se consolidó como un elemento de transformación significativo y desencadenó una masiva ola de protestas sociales a lo largo de otros espacios de opresión e inequidad en la región, exigiendo también mayores niveles de libertad y participación política de la ciudadanía en países circundantes. Este contexto tuvo enormes repercusiones. Por una parte, condicionó la competencia por la hegemonía entre diversos actores antagónicos a nivel regional. Así mismo, elevó el nivel de tensiones entre potencias con agendas de poder a nivel global. Finalmente, también potencializó a movimientos islamistas que promueven la violencia y el extremismo religioso con el propósito de borrar fronteras y restaurar órdenes medievales.

Por ende, algunas de las consecuencias de inestabilidad política más determinantes de este escenario de manifestaciones populares y juego geopolítico se pueden identificar en la eventual caída de dictadores como Muamar Gadafi en Libia, Hosni Mubarak en Egipto (norte de África) y Ali Abdulá Saleh en Yemen (península arábiga). Adicionalmente, es necesario destacar cómo la propagación de este escenario de exaltación política también determinó otros focos de inestabilidad, frente a los cuales diversas fuerzas intentaron promover sus propios procesos de transición.

Es necesario mencionar que desde distintos medios académicos, noticiosos y de análisis internacional bautizaron estas protestas con el apelativo de la Primavera Árabe2. Con el tiempo esta referencia, si bien se ha hecho corriente, a partir de la metáfora de despertar social producto de aspiraciones de transición hacia mayores libertades sociales y garantías políticas y democráticas, no ha estado exenta a críticas. Fundamentalmente, algunos sectores consideran que esta expresión no es acertada, pues simplifica las actuaciones y aspiraciones de estas movilizaciones populares en términos homogéneos y de corta duración, y por ello sugieren denominaciones alternativas como revueltas de ciudadanos árabes o protestas populares (Khouri, 2011).

Como la idea de este trabajo de investigación no es desarrollar un análisis teórico-conceptual de la expresión en sí misma, a lo largo de este texto se utilizará la expresión Primavera Árabe, debido a la connotada familiaridad del término en diversas audiencias y a sabiendas de que existen otras denominaciones para describir el conjunto de protestas y revoluciones evidenciadas en el marco temporal que abarca desde diciembre de 2010 hasta junio de 2011 en países del norte de África, Medio Oriente y el golfo Pérsico (Revilla y Hovanyi, 2013).

Es precisamente en este contexto temporal cuando en marzo de 2011, un grupo de jóvenes en la ciudad siria de Daraa fueron arrestados por pintar grafitis con consignas en contra del gobierno del presidente Bashar al-Assad. Este episodio en particular sumaría una tensión determinante a la ya evidenciada a partir de manifestaciones populares contra del Gobierno sirio y llevaría a un punto de no retorno la poca tolerancia del régimen de al-Assad a la crítica y la movilización ciudadana. Frente al temor de correr la misma suerte de otros dictadores en la región, el Gobierno sirio implementó una desproporcionada y brutal respuesta de represión armada en contra de las revueltas populares que exigían mayores libertades políticas y civiles y reclamaban la excarcelación de los jóvenes.

Los manifestantes, victimas de semejante represión, muy pronto empezaron a responder contra la violencia estatal. Con el paso del tiempo y la confluencia de múltiples actores se dio inicio a un cruento conflicto armado interno que, dado el posicionamiento estratégico de Siria, rápidamente generó un desbordado nivel de violencia y barbarie con profundas implicaciones geopolíticas en la región. En el desarrollo de todos estos acontecimientos se puede observar que los resultados evidenciados en las aspiraciones y reclamaciones de los distintos pueblos inmersos en la Primavera Árabe han sido ambivalentes y desiguales.

Por un lado, tenemos en la región a un importante número de líderes que al igual que Ben Ali debieron abandonar el poder tras un periodo de protestas relativamente corto, como ocurrió con Mubarak en Egipto. En otros casos, la salida del poder de otros líderes de la zona estuvo antecedida de importantes y prolongados escalamientos bélicos, como ocurrió en Libia con Muamar Gadafi. Sin embargo, en este contexto Siria se presenta como un caso sui generis, donde ni las hostilidades propias de una guerra campante de varios años ni el involucramiento de diversos actores internacionales han resultado elementos determinantes para derrotar al régimen y concretar la salida del poder de Bashar al-Assad.

Esta dinámica resulta paradójica y absolutamente inesperada, pues mientras la llamada Primavera Árabe supuso la salida del poder de emblemáticos líderes de la región, muchos analistas coincidieron en que en Siria se presentaría un contexto similar que finalmente sacaría del poder a la dinastía al-Assad tras más de cuatro décadas de gobierno autoritario. Sin embargo, con el transcurrir de casi una década de conflicto armado interno, ha ocurrido todo lo contrario. El régimen, aunque por momentos debilitado, aún se mantiene, y en el cruento proceso bélico desarrollado se ha evidenciado un dramático ciclo de violencia con grandes repercusiones a nivel humanitario, ocasionando cientos de miles de muertos y millones de víctimas.

En razón de lo anterior, según lo explican Fazio y Fazio (2016), la dinámica del conflicto sirio puede dividirse en dos momentos. Inicialmente, un conflicto con características propias de una revuelta popular que entre marzo y octubre de 2011 se militarizó intensamente. Posteriormente, desde mediados de 2012 se transformó en un verdadero conflicto geopolítico con serias repercusiones a nivel regional y elevados niveles de violencia.

En esta guerra se han entrecruzando intereses antagónicos de actores estatales y al mismo tiempo, entrelazado la agenda local de actores armados no estatales a partir de un variado mosaico de objetivos. Unos y otros han luchado a muerte para conseguirlos.

La mayor parte de la audiencia mundial ha quedado estupefacta de horror al observar el nivel de brutalidad, barbarie y violencia allí desplegada. En virtud de los anterior, el conflicto armado en Siria ha sido catalogado por Zeid Ra’ad al-Hussein (2017), Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, como el peor desastre humanitario ocasionado por el hombre desde la Segunda Guerra Mundial, convirtiendo al país entero en una inmensa cámara de tortura, un lugar de salvajismos, descontrol y absoluta injusticia, con casi 7 millones de personas desplazadas, más de 250 000 muertos y cerca de 5 millones de ciudadanos que para huir de la violencia han solicitado asilo político en distintos países del sistema internacional.

Por ello, es en este contexto donde la problemática en Siria se torna un tema absolutamente central en este trabajo de investigación y, por lo tanto, este libro ha sido desarrollado con el propósito de explicar ¿cuáles han sido las dinámicas bélicas que han caracterizado el conflicto armado en Siria?, ¿cuáles son los imperativos geopolíticos de los principales actores en la contienda? y ¿qué futuro le espera a la región a partir de las consecuencias de la guerra?

Para delimitar el número de actores estatales objeto de análisis se ha establecido un criterio fundamental: que hayan tenido una activa participación en el conflicto armado sirio. Es decir, que sus acciones excedan los pronunciamientos de tipo político, más a modo de tributo verbal hacia el diálogo, la justificación o el reproche de las dinámicas de la guerra y que hayan tenido una decidida participación desde el punto de vista militar de forma directa o indirecta. En razón de lo anterior, los Estados cuyos intereses geopolíticos son objetos de análisis son: Rusia, Estados Unidos, Irán, Arabia Saudita, Turquía, Catar e Israel.

Adicionalmente, en razón de la especial y activa participación armada de otros actores no estatales en el conflicto, se realizará una caracterización complementaria de algunos de ellos a partir de cuatro ejes temáticos: grupos rebeldes, organizaciones nacionalistas, actores delegados y movimientos islamistas de corte radical3. En este sentido, se desarrollará una caracterización de la participación del Ejército Libre Sirio, las Unidades de Protección Popular como milicias kurdas, Hezbolá y el Estado Islámico4.

Es interesante mencionar que en la mayoría de los actores estatales anunciados, sus dirigencias políticas se han mantenido sin modificaciones por largo tiempo y, en consecuencia, han experimentado pocas transformaciones realmente significativas. Por ejemplo, Vladimir Putin en Rusia, Benjamín Netanyahu en Israel, Recep Erdogan en Turquía.

Lo mismo ha ocurrido en las casas monárquicas de Arabia Saudita y Catar, respecto a las cuales hay que destacar que, aunque hay nuevos y jóvenes mandatarios con un importante papel frente de la toma de decisiones de sus países, representan casas monárquicas que mantienen los mismos intereses geopolíticos de sus líderes antecesores. De estos Estados, el único viraje político significativo a nivel doméstico ha ocurrido en Estados Unidos, al pasar de la presidencia demócrata de Barack Obama al mandato republicano de Donald Trump.

Respecto a los objetivos geopolíticos de cada uno de ellos, serán presentados de acuerdo con tres elementos estratégicos. Primero, la determinación de los objetivos vitales para la seguridad de cada Estado. Segundo, identificar la principal fuente de amenaza a estos objetivos. Tercero, asegurar los recursos, políticos, económicos y militares que pueden ser empleados para la consecución de los objetivos de seguridad nacional (Schmidt, 2012). Sin embargo, vale la pena establecer que ninguna de las dinámicas geopolíticas que serán presentadas en este texto puede ser entendida a tal punto de lograr predecir los acontecimientos futuros.

Así mismo, se podrá evidenciar cómo la guerra en Siria dejó de ser una muestra de descontento y sublevaciones populares frente a un régimen enquistado en décadas de gobierno autocrático y rápidamente se convirtió en un tinglado de antagonismo hegemónico de actores con agendas globales y regionales. Paradójicamente, algunos de estos actores estatales mantienen aún una férrea postura de hostilidad y/o defensa, según se analice, frente al régimen de al-Assad y en otros ha imperado una lógica pendulante caracterizada por la transición y el acomodo en sus posiciones antagónicas a otras más propensas al pragmatismo político. Esto quiere decir que en los casos en los que efectivamente se han ocasionado reajustes a la política exterior frente a este tema, estos no obedecen a virajes políticos de índole doméstica sino a cálculos y reacomodos alrededor de la obtención de sus principales objetivos frente a un desenvolvimiento inesperado de la guerra.

El capítulo primero presenta una introducción básica a la geopolítica, de tal forma que puede verse la evolución de su concepto a partir de un amplio barrido doctrinal de autores destacados, determinar sus distintos alcances disciplinares y puntualizar una delimitación conceptual específica y adecuada para la mejor comprensión del contenido trabajado a lo largo de este texto.

El capítulo segundo desarrolla una caracterización geopolítica de Siria, resaltando las relevantes particularidades que este país presenta tanto en tamaño como localización. Adicionalmente, proporciona al lector información valiosa de otras múltiples variables que deben ser analizadas de manera integral en aras de lograr comprender la complejidad del conflicto armado y los diversos intereses creados alrededor de él.

El capítulo tercero describe el temprano proceso de formación estatal vivido en Siria a mediados del siglo XX y resalta cómo en buena medida los orígenes y raíces causales de muchas de las circunstancias actuales de la guerra en ese país pueden obedecer a episodios de formación estatal, intervencionismo, rivalidades interestatales a nivel regional, la agenda de múltiples actores armados no estatales y regímenes dictatoriales.

El capítulo cuarto examina el papel desempeñado por los Estados Unidos en la contienda. En este punto se atenderán las principales aristas de la política exterior norteamericana frente a este tema en los respectivos mandatos de los presidentes Obama y Trump, destacando sus principales rupturas y continuidades.

El capítulo quinto centra su análisis en el papel de Rusia y los intereses geopolíticos que explican un inusitado pero firme retorno a la esfera política de los asuntos de mayor trascendencia en la zona. En tal virtud, se explican las razones a partir de las cuales se ha consolidado una alianza significativa con el régimen en Damasco y las circunstancias que lo motivaron para desarrollar un importante movilización y activa participación de sus propias fuerzas militares en el campo de operaciones en Siria, la más lejana desde el punto de vista territorial desde el colapso de la URSS.

El capítulo sexto se desenvuelve a partir de un análisis sobre el involucramiento de Irán como potencia regional en este conflicto, explica las cercanas relaciones diplomáticas que el Gobierno iraní mantiene con el régimen sirio y cuáles son los intereses geopolíticos iraníes para justificar su decidido apoyo al régimen de Bashar al-Assad en medio de una ambiciosa apuesta de consolidación regional.

El capítulo séptimo presenta a su vez los intereses de Arabia Saudita, otra potencia regional que ha promovido un cambio en el gobierno sirio y que por ello ha tenido un relevante vínculo con el conflicto armado, prestando apoyo logístico, financiero y militar a muchos de los grupos que se encuentran combatiendo al régimen. En este sentido, se hace un especial énfasis en las medidas tomadas desde Riad para promover una posición hegemónica a nivel regional, la cual estiman que se encuentra amenazada desde múltiples frentes.

El capítulo octavo desarrolla un análisis del activo papel de Turquía en este conflicto y sus intereses geopolíticos en la guerra en Siria. A partir de un amplio análisis se presenta una evolución de las relaciones políticas entre ambos países y, adicionalmente, se desglosan las principales circunstancias que el régimen turco identifica en este contexto como serias amenazas a su estabilidad interna y justificantes de la imposibilidad de mantener una postura distante o estática frente a los acontecimientos en el vecino país.

El capítulo noveno indaga respecto al papel desarrollado por Catar, uno de los territorios petroleros más pequeños pero influyentes de la región y su inusitada búsqueda de influencia regional mediante su vinculamiento, a través de actores delegados, a algunos de los escenarios más candentes y conflictivo tanto en el norte de África, el Medio Oriente y el golfo Pérsico.

El capítulo décimo presenta un análisis del papel de Israel en la contienda y los principales intereses geopolíticos que procura en medio de un elevado escenario de hostilidad y violencia. Si bien la guerra se desarrolla al norte de su frontera, en múltiples ocasiones ha incursionado en su propio ámbito territorial y amenaza permanentemente con preocupantes consecuencias directas para su seguridad nacional a partir de un eventual escalamiento bélico.

El capítulo décimo primero inicia el análisis de actores no estatales que han tenido un importante accionar violento en la confrontación armada. En este sentido, se examina la participación de la organización conocida como Estado Islámico, sus orígenes, sus fundamentos ideológicos y la agenda proyectada a partir de su participación en la guerra.

El capítulo décimo segundo examina a Hezbolá y describe las raíces causales de esta organización, sus principales antecedentes y lineamientos ideológicos. Así mismo, resalta la enorme significancia que esta organización tiene para Irán como instrumento de su proyecto de expansión hegemónica y se explica su participación en la guerra a partir del desespero, desgaste y socavamiento del régimen sirio en la etapa inicial de la confrontación.

El capítulo décimo tercero se ocupa de las milicias kurdas conocidas como las Unidades de Protección Popular y hace una caracterización de esta organización a partir de la apuesta nacionalista kurda, su papel como una fuerza de despliegue rápido y efectiva contra el Estado Islámico y su antagonismo con Turquía.

Finalmente, el capítulo décimo cuarto examina al Ejército Libre Sirio y destaca cómo, pese a los reveses sufridos a lo largo de la guerra, ocupa un sitial de relevancia como la primera estructura organizada de resistencia rebelde con vocación nacional. En este orden de ideas, destaca sus orígenes y el proceso de aceptación, reconocimiento y canalización de apoyos materiales de diversos actores interesados en derrocar el régimen.

GEOPOLÍTICA: UNA DELIMITACIÓN CONCEPTUAL

A quien contempla racionalmente el mundo, el mundo le ofrece a cambio su aspecto racional. La relación es mutua.

Georg Hegel

Hablar de geopolítica es referirse a una disciplina fascinante y con enormes puntos de interés para los estudios de seguridad global y relaciones internacionales. En palabras de Clover (1999), pocas ideologías modernas son tan caprichosamente englobantes, tan románticamente oscuras, tan intelectualmente descuidadas y tan propensas a su vez a iniciar una tercera guerra mundial como la geopolítica. En la medida en que el territorio es la base física esencial del Estado, pues estos ocupan inevitablemente un espacio de suelo más o menos bien definido, fruto a menudo de un proceso histórico cultural que no escapa a turbulencias o fricciones, desde sus inicios disciplinares, la importancia de la geopolítica se ha visto relacionada en la manera en que puntualiza e instrumentaliza el territorio como elemento fundamental para la consecución de objetivos estratégicos o incluso vitales para los Estados (Sanguin, 1981).

Por ello, vale la pena hacer algunas aclaraciones para la adecuada comprensión geopolítica que pretende desarrollar este texto. Por un lado, si bien existen regiones con unas particularidades de gran relevancia para el sistema internacional, son pocas las que pueden llegar a equiparar la especial connotación del norte de África, Medio Oriente y el golfo Pérsico respecto a sus múltiples escenarios de antagonismos. Por ejemplo, si comparamos las realidades propias de estas zonas y las contrastamos, con los antagonismos de los Estados europeos, podemos evidenciar que principalmente estos últimos se han desarrollado tradicionalmente con enorme fuerza por actores estatales propios de sus inmediaciones geográficas, mientras que en estas regiones iniciales ha predominado el intervencionismo de actores foráneos.

Adicionalmente, respecto a estas zonas hay que puntualizar que mientras el modelo de Estado-nación existió en Europa durante varios siglos y era ya un concepto asimilado en el viejo continente a principios del siglo XX, su implementación al norte de África, en el Medio Oriente y en el golfo Pérsico resultaba una idea confusa, abstracta y problemática. Ello en razón de que tan solo sería hasta la década de los cuarenta cuando la región adquirió características westfalianas, es decir, cuando en ella se originan Estados-nación con independencia política de los poderes europeos5 (Lawson, 2000).

En este análisis introductorio es menester presentar una relación de algunas de las más importantes definiciones conceptuales y aproximaciones que sobre geopolítica se han elaborado y su relación con la línea investigativa de esta obra. En este sentido, según Parker (1998), el término “geopolítica” se desprende, desde el punto de vista etimológico, de las raíces griegas Gaia, diosa de la tierra, y Polis, proveniente del concepto de las islas Estados-nación de la antigua Grecia. Por lo tanto, por lo menos desde su sentido etimológico, la geopolítica hace especial referencia a la intrínseca relación de los conceptos de la tierra y/o el territorio, como el hogar físico y ancestral del ser humano y la forma de control y organización que se ha implementado en ella a través del Estado y la política.

En virtud de esta relación inherente, es necesario afirmar que la geopolítica, como resultado de las observaciones respecto a la interacción constante entre las relaciones del hombre con el suelo, equiparadas a las del Estado con su territorio, es, por ende, una disciplina de larga gestación. Esta afirmación puede sustentarse en la forma evidente como el espacio determinó la vida de muchos pueblos a lo largo de la historia de la humanidad. En este sentido, por ejemplo, se observa cómo diversos factores físicos, como la cercanía a fuentes hídricas, la protección en medio delas barreras naturales que se encontraban en las montañas y el entorno en general, determinaban razones suficientes para el asentamiento en determinados lugares por encima de otros, promoviendo inclusive la transformación de sociedades nómadas en pueblos sedentarios.

Por ello, si contemporáneamente se reconoce la influencia que ejercen los factores geográficos y físicos en el desarrollo de la política exterior de un país y las dinámicas de poder en el sistema internacional, también en la antigüedad el espacio y el territorio tuvieron una influencia notoria en la vida política de la humanidad (Renouvin y Duroselle, 2001).

Como consecuencia, diversas culturas de la antigüedad tomaron asiento en áreas geográficas que parecían más atractivas que otras, pues estas permitían desarrollarse de manera más favorable según sus intereses. Por ende, si el espacio geográfico era inadecuado para proporcionar los medios que garantizaran su supervivencia, simplemente se desplazaban y/o conquistaban otros territorios, en aras de anexarlos a su espacio geográfico original6. De ahí entonces que los terrenos fértiles, la vecindad de los ríos, el acceso al mar, los accidentes montañosos de interés y el control de las rutas comerciales, por ejemplo, se convirtieran en la antigüedad en objeto de interés de aquellas formas primitivas de organización social y política y, por supuesto, también en la era contemporánea sean fuente de interés de los Estados modernos.

Por lo tanto, se puede afirmar que aun sin la aparición de una denominación definitiva, la geopolítica ha existido desde tiempos remotos, pues la influencia de los factores geográficos sobre la conducción política se ha mantenido siempre en la mente del estadista. Como bien lo señala Kolakowski (2004), la connotación histórica de la geopolítica enriquece la actual relevancia de la disciplina, y por ello, las lecciones de antaño deben ser tomadas en consideración aun en escenarios contemporáneos, pues desacreditarlas o restarles importancia sería casi tan absurdo como decir que no importaría si de pronto se borrara la memoria del propio pasado personal, solo porque, evidentemente, se vive en el presente y no en el ayer. En tal virtud, tal como se evidenciará en los siguientes capítulos de análisis en torno al conflicto armado en Siria, la historia de las generaciones pasadas es nuestra historia, y es necesario conocerla para saber quiénes somos; de la misma manera que la propia memoria construye la identidad personal.

Ahora bien, no existe un consenso exclusivo y vinculante respecto a la definición conceptual de la geopolítica. De hecho, de la geopolítica podrían citarse tantas definiciones como autores han estudiado esta disciplina. Por lo anterior, debido a que la geopolítica adolece de una definición única que sea vinculante y universalmente aceptada, ha sido usada indiscriminadamente para referirse a temas tan dispares como conflictos interestatales (ver Gyorgy, 1943), guerras civiles (ver Asseburg, 2013), estrategia (ver Rosemberg, 2017), finanzas globales (ver Park, 2018), energía (ver Grigas, 2017), defensa (ver Dalby, 2003), resultados electorales (ver Trinkunas, 2017) y hasta sociedades fraternales como la masonería (ver Arrieta, 2016).

Acudiendo a los inicios de esta disciplina y algunas de sus aproximaciones más tradicionales, es menester mencionar que Rudolf Kjellen, inventor del término “geopolítica” en 1899, la definió como la teoría que explicaba la influencia de los factores geográficos sobre el desarrollo político en la vida de los pueblos y Estados (Dodds, 2007; Cahnman, 1943). A su vez, desde mediados del siglo pasado Karl Haushofer (2003), considerado uno de los principales teóricos de la geopolítica en la escuela tradicional alemana, la definió como una ciencia estatal que permite la consecución de objetivos estratégicos, fundamentada especialmente en el determinismo espacial de todos los procesos políticos y su relación con la geografía.

Esta disciplina sería posteriormente revisada por diferentes corrientes del pensamiento político contemporáneo de Europa y Norteamérica. A partir de ello se señalaría que además de estudiar la influencia de los organismos geográficos en el Estado, estudia también otros factores de diverso orden que influyen decisivamente en la comunidad política. La razón de ello, es que es una disciplina que permite visualizar los caminos más convenientes para el futuro del Estado, de tal forma que el estadista pueda dirigirlo y conducirlo de manera acertada y sin caer en los estragos de la improvisación (Ibáñez, 1985).

En este sentido, desde espacios más contemporáneos también se han generado múltiples definiciones conceptuales en torno a la geopolítica. Por ejemplo, Ladis Kristof (1960) la definió como una herramienta de análisis de fenómenos políticos que intenta dar una interpretación geográfica de estos fenómenos. Lo propio hizo el general Pierre Gallois (1990) en su obra Geopolitics, ways to gain power, al definirla como el estudio de la conexión entre la orientación política de un poder, a nivel internacional, y el contexto geográfico de sus acciones (Ezzatti, 2010). Para Geoffrey Parker (1998), la geopolítica es el estudio de las relaciones internacionales desde una perspectiva espacial o geográfica. A su vez, Mary Gilmartin y Eleonore Kofman (2004) entienden la geopolítica como la articulación del arte de gobernar a través de la práctica de estrategias territoriales. Así mismo, John Agnew (2005) se refiere a la geopolítica como el examen de los supuestos, clasificaciones y explicaciones geográficas que participan en el diseño de la política mundial. Por su parte, Colin Flint (2007) expresa que la geopolítica contemporánea es una manera de ver el mundo y comprenderlo, pues frente a sus complejidades identifica las fuentes, prácticas y representaciones asociadas al control del territorio y los recursos asociados a él.

De la misma forma, Saúl Cohen (2009) la entiende como la disciplina encargada de analizar la interacción entre los ajustes geográficos (características y patrones), por un lado, y los procesos políticos (tanto nivel doméstico como internacional), por el otro, siendo ambos ajustes dinámicos y mutuamente interdependientes. De acuerdo con Silviu Costachie (2011), la geopolítica es, pues, una investigación teórica que revela la relación de sustancia entre la posición geográfica de un Estado y su política.

Ante el gran universo de aproximaciones conceptuales alrededor de la geopolítica, y en aras de facilitar la adecuada comprensión de la línea temática de esta obra, en este texto se entenderá la geopolítica como una herramienta de análisis utilizada por aquellos responsables de formular y diseñar estrategias de política exterior en los Estados, tomando en consideración factores geográficos, históricos y políticos. En este sentido, la geopolítica incorpora el determinante valor de la relación Estado-espacio y las influencias del medio físico (incluyendo el espacio y la localización) en el proceso de toma de decisiones internacionales de orden político y económico, ya sea en el marco de rivalidades, tensiones bélicas, conformación de alianzas y contraalianzas o el establecimiento de acercamientos comerciales.

Dicho en otras palabras, la geopolítica toma en consideración aspectos como el poder, la política y la geografía (no únicamente a partir de líneas fronterizas sino también de manera expansiva sobre zonas de influencia) y abarca una enorme interacción entre estos, de tal manera que permite establecer una distinción entre aliados y rivales, entre amigos y enemigos en la compleja competencia hegemónica entre Estados en el sistema internacional.

Esta aproximación conceptual promoverá la comprensión respecto a la influencia de la geopolítica tanto en la reorganización del sistema internacional como en el surgimiento de un nuevo orden mundial y las constantes rivalidades que se originan entre aquellas fuerzas que procuran mantener su alineación y entre esas fuerzas revisionistas que permanentemente procuran su alteración.