978-84-460-5046-9.jpg

Akal

los caprichos 11

Diseño de interior y cubierta: RAG

Imagen de cubierta: «Rebekka looking at Gamepieces», Nalini Malani, Gamepieces, 2003-2009, vídeo de cuatro canales/teatro de sombras (color, sonido: 12 minutos) y pintura de polímero sintético sobre seis cilindros LEXAN®. Vista de la instalación en el MoMA, Nueva York, «New York, Scenes for a New Heritage: Contemporary Art from the Collection»,
8 de marzo de 2015-11 de abirl de 2016.

© 2021 Nalini Malani. Por cortesía de la artista.

Fotografía: Sydney Briggs


Nota a la edición digital:

Es posible que, por la propia naturaleza de la red, algunos de los vínculos a páginas web contenidos en el libro ya no sean accesibles en el momento de su consulta. No obstante, se mantienen las referencias por fidelidad a la edición original.

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Título original: Lexicon for cultural analysis

© Mieke Bal, 2016

© Ediciones Akal, S. A., 2021

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

facebook.com/EdicionesAkal

@AkalEditor


ISBN: 978-84-460-5061-2

Mieke Bal

Lexicón para el análisis cultural

Traducción de

Remedios Perni

¿Qué es el análisis cultural?

La respuesta según Mieke Bal, pasa por adoptar, en primer lugar, un concepto de cultura amplio y no fijo para, a partir de él, leer categorías teóricas, obras de arte y prácticas sociales por igual como objetos culturales. Para descubrirlo, este libro, concebido a modo de lexicón, permite seguir letra a letra, concepto a concepto, el proceso de trabajo de la autora.

Aproximaciones de corte teórico y análisis más en detalle de conceptos concretos interactúan a modo de diálogo bajo la ficción de un orden alfabético: entre la a de «anacronismo» y la z de «zapping», estos breves ensayos no sólo representan importantes aportaciones a los debates actuales en torno a la teoría de la cultura, sino que constituyen para el lector una aproximación accesible al análisis cultural y el pensamiento interdisciplinar de una de las teóricas más relevantes del actual panorama internacional.

Mieke Bal es catedrática de Teoría de la Literatura en la Universidad de Ámsterdam y directora fundadora de ASCA (Amsterdam School for Cultural Analysis). Su obra, esencial para comprender el desarrollo de la Literatura, la Historia del arte y la Cultura visual de la contemporaneidad, se ha acercado a los objetos culturales a través de una perspectiva interdisciplinar en la que se dan la mano la teoría literaria, la semiótica, el feminismo, la historia del arte, los estudios culturales o la teoría poscolonial. Sus áreas de trabajo van desde la Antigüedad clásica hasta la estética migratoria.

Prólogo

Este libro es un juego. Mieke Bal ha levantado este texto como quien crea su propia estructura de construcción. Dicho de otro modo: ha construido un libro cuyas secciones funcionan como esos bloques de madera de diferentes tamaños, colores y formas que se regalan a los niños para estimular su imaginación e invitarlos a crear. La propia Bal desvela las claves del juego en su introducción, y cuenta cómo y por qué eligió este formato, una original variación ensayística del lexicón: un conjunto de lemas dispuestos en orden alfabético, de los que se sirve para articular pensamientos de manera lúdica, abierta e ilimitada. Este es el regalo de Bal: un juego de construcción cuya caja contiene algunas de las principales piezas de su teoría del análisis cultural.

En su introducción a Tiempos trastornados: análisis, historias y políticas de la mirada (Akal, 2016), Miguel Ángel Hernández describe el de Bal como un «pensamiento móvil». Probablemente sea esta la manera más acertada de aproximarse a su juego filosófico para comprenderlo en toda su dimensión, pues sus piezas no están clavadas a ninguna superficie, carecen de cimientos, abominan del estatismo. Cambian de posición y multiplican las perspectivas, igual que cambian los matices interpretativos al analizar los objetos de la cultura visual dependiendo del encuadre, como mostrará la autora en las siguientes páginas. El sentido lúdico de Bal tal vez recuerde a obras como las del pionero del estudio de las imágenes, Aby Warburg, creador del atlas Mnemosyne (1927-1929), proyecto inacabado consistente en reunir un amplio conjunto de imágenes y distribuirlas en tablas a partir de temas y semejanzas formales. El atlas de Warburg, como explica Didi-Huberman, funcionaba como una mesa de montaje: «una superficie de encuentros y posiciones pasajeras», que suele comenzar de manera arbitraria o problemática. Este libro propone un juego parecido.

Ese pensamiento móvil de Bal se hace patente en este lexicón no sólo en el análisis de conceptos como el del anacronismo (que anima la relación entre pasado y presente), la cultura (ella prefiere hablar de «lo cultural» como un momento de la vida colectiva), la historia (trastornada), la memoria (que propone liberar), el tiempo (que no es homogéneo; existen ritmos múltiples) o la visualidad (que Bal considera impura y sinestésica), sino en la manera de presentarlos en el libro, «con un componente de azar». Bal toma los bloques del juego de construcción y los agrupa según le dicta la intuición, atendiendo a un criterio en apariencia intrascendente, el alfabético: M de memoria y melancolía, O de otredad y ostracismo, T de trauma y tiempo, X de xenofobia y de rayos X, por citar unos pocos ejemplos. Y no sólo funciona, sino que sorprende la agilidad con que fluyen las ideas y van componiendo un paisaje.

Contra toda pureza epistémica, Mieke Bal nos invita a observar los objetos del análisis cultural teniendo en cuenta las fluctuaciones del tiempo presente, el devenir deleuziano. En este sentido, nos enseña a mirar las obras de la cultura visual, a sentirlas, de manera no histórica –aunque sin ignorar la historia–, tal vez porque, como avisaba Nietzsche, una no sabe lo que es la felicidad, o peor, hacer felices a los demás, si no se instala en el umbral del presente y permanece erguida como una diosa de la victoria.

De hecho, seguramente sea la vitalidad que emana del presente el motor de este libro. Bal no se cansa de animarnos a la aventura de pensar, apelando a la creatividad y el coraje, contra el decoro académico y la tradición convertida en dogma. Nos insta, así, a entablar nuestra propia conversación con los objetos del análisis cultural. Y promete: «el objeto será amable con aquellos que son amables con él, y les revelará sus secretos: por qué funciona, cómo funciona». Este aventurarse en la conversación con los objetos es una de las muchas muestras de dinamismo de su teoría, de las posibilidades de su juego.

Atraviesa este libro, como muchos otros textos de la teórica, un enorme interés por cambiar las cosas de sitio. Tal era la clave, por ejemplo, de Conceptos viajeros en las Humanidades, donde proponía desplazar los conceptos de distintos campos de estudio y, con ello, propiciar nuevos encuentros interdisciplinares. Esta propuesta queda reflejada en cada gesto de su escritura, de su pensamiento. Cuestiona, incansablemente, el binarismo estructural; rehúye los pasajes de sentido único; menosprecia la linealidad, que relaciona con la idea de linaje y, por extensión, con aquello que constituye una suerte de «propiedad» fija, hereditaria y que no trasciende los límites de la familia. Desde luego, Bal no es amiga de los sistemas ya encallecidos, inmovilistas y con ínfulas de perfección. Del latín perfectum (viene al caso recordar su etimología), esta palabra se refería a aquello que está completamente acabado y sin falla. Bal escribe (construye) contra esta asunción; una muestra: de sus vídeos experimentales ella misma destaca la «interrupción constante», el «fallo en la acción», el relato «fuera de quicio», porque de todo ello nacen formas de «crear historias interminables». De nuevo, la invitación a moverse y a jugar sin pudor ni prejuicio, porque lo dislocado, lo desquiciado y lo raro son piezas que la imaginación no desprecia.

Pero tal vez lo más destacable de este libro, y de la obra de Mieke Bal en conjunto, sea que estas energías que beben de la vitalidad del presente, los encuentros fortuitos, la ruptura de cadenas y la pasión por el juego sirven a un propósito sin duda legítimo: la creación de una ética. La autora está convencida, como su colega el historiador del arte francés Hubert Damisch, de que el «arte piensa» y de que el contacto con ese pensar tiene un poder transformador. El referente fundamental para esta ética es Baruch Spinoza, en especial por su oposición al dogmatismo y por sus escritos sobre el afecto y la imaginación. Estos tuvieron un notable impacto en la filosofía de otro compañero de juego de Mieke Bal, Gilles Deleuze, cuyo inolvidable Abecedario también es, en cierto modo, precursor del presente libro.

Uno de los conceptos centrales en la ética de Mieke Bal es el de la «no-indiferencia», «un imperativo ético para huir de la frialdad de la indiferencia en pro de una necesidad, una pasión por relacionarse activamente con los demás». Desde ese posicionamiento, aborda temas como la migración, haciendo hincapié en el hecho de que la cultura en la que vivimos es migratoria; «la inmovilidad es más bien una excepción en el contexto de la cohabitación social, donde el movimiento, la transformación y la heterogeneidad son lo normal». Resulta vital, en el actual contexto de creciente racismo y fe ciega en las fronteras, un trabajo como el que aquí nos ocupa, contrario al estigma de la población migrante. Asimismo, y a propósito de la idea de «extravío», irremediablemente ligada a muchos relatos de migrantes, Bal analiza la noción de «locura», entendida como «la última frontera» y un modo alternativo de vida y de tiempo que requiere comprensión y responsabilidad colectivas. Finalmente, entre los muchos compromisos de la autora, destaca también el que mantiene con los académicos jóvenes, doctorandos y otros compañeros en los tramos inferiores de la jerarquía universitaria. Bal aporta razones para «la reforma o, mejor aún, la abolición del sistema». Y añade: «el conocimiento no puede depender de la burocracia, pues lo pone en peligro de muerte». Páginas después, concluirá: «Es un crimen que nuestros colegas jóvenes tengan que enfermar por exceso de trabajo y estrés».

Contra la fría quietud de la indiferencia, entonces, Bal nos plantea una ética de la no-indiferencia. Contra la frontera, promueve la celebración del viaje, la exploración, la cultura migratoria y sus estéticas. Contra la marginación del diferente y el estigma de la locura, reivindica el abrazo, el reconocimiento de que existen otros modos de ver. Contra la burocratización de la vida intelectual, nos ofrece el juego del pensar. En el fondo, Mieke Bal es sobre todo una artista. Conocida por haber rodado numerosos vídeos de corte experimental (aquí se mencionan GLUB, Road Movie, Caution, y Rockefeller Boulevard, por ejemplo), largometrajes de ficción (A Long History of Madness, Madame B), documentales ensayísticos (recientemente, estrenó la «ficción teórica» It’s About Time! Reflections on Urgency), además de por haber participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, cabe entender su elogio de la imaginación (en su última entrada señala que «destruirla es un crimen») y la alegría spinoziana con la que nos alienta a pensar creativamente, como derivas lógicas de su vocación artística.

Para terminar, no puedo sino referirme de forma muy breve a mi experiencia como traductora del presente volumen. Dada su originalidad, traducir este texto ha sido una tarea delicada, no exenta de temores: temor a desafinar el tono lúdico, tan bien ajustado con la seriedad de las ideas; asimismo, temor a desequilibrar la armonía con la que Bal ha distribuido las piezas de este juego, pues en él cada concepto tiene un peso y un lugar; temor, a fin de cuentas, a aguarle la fiesta al lector. Dice la traductora Marta Rebón, muy sabiamente, algo con lo que a buen seguro Mieke Bal estará de acuerdo: «el hábitat de la traducción es la frontera, el espacio intersticial entre culturas». Más adelante, prosigue, optimista: «Al cruzar la frontera del idioma, siempre nos confiscan algo en la aduana, pero bien merece el viaje llegar al destino con la maleta llena». Tal es mi deseo para quienes aquí nos acompañan, que el viaje merezca la pena y que disfruten del juego de construcción que les ha preparado la autora. Con suerte, han llegado a su destino todas las piezas.

Remedios Perni


Introducción

Érase una vez alguien que, por resultar útil, intentó escribir una guía sobre la tarea de la que trata este lexicón. Dándole vueltas a cómo «hacer» análisis cultural, servidora probó primero a escribir una breve explicación sobre qué es lo más importante del así llamado «análisis cultural». Sin embargo, una vez había comenzado, me resultó imposible continuar. Todo sonaba demasiado apodíctico, cargante en exceso y, aun así, más bien abstracto, incluso vago. Si además tenía en cuenta otros proyectos en esta misma dirección, aquello se antojaba superfluo. Uno de ellos era el Handbook of Cultural Analysis de Tony Bennett y John Frow. Se trata de un volumen colectivo ordenado a partir de marcos teóricos que se solapan en parte con disciplinas y temas de interés. El manual de Müller-Funk Kulturtheorie comprende, sin resúmenes ni descripciones superficiales, el ámbito del análisis cultural y su historia. Para ello se centra en figuras clave en el desarrollo del campo y, a través de una introducción crítica a cada cual, aborda una gran cantidad de temas. Un tercer ejemplo me resultó más sugestivo porque su formato reconoce sus limitaciones: una especie de lexicón. Seguí la vía de Cultural Semantics de Martin Jay, inspirado en el clásico de Raymond William Keywords[1].

El lexicón, como género, es una especie de juego. Sigue reglas y tiene un componente de azar. ¿Qué entradas incluir y cuáles no? Cierto es que no hay pretensión de englobarlo todo, por relevante que sea. Mi deseo es que destaque el componente lúdico. Por cada letra, hay una o dos, a veces más, palabras clave. Pero, para evitar fórmulas ya dadas, la segunda palabra clave es a veces la negación de la primera, a veces una especificación de esta y, otras, un término muy diferente. Aunque, en algunos casos, he acompañado mis pensamientos con referencias a sus fuentes, la mayoría de las entradas incluyen una sola referencia a modo de contribución al análisis o campo propuestos. Tal referencia no es, en absoluto, la única importante; su autor no es, a priori, ni mucho menos, la autoridad en la materia. Igual que las entradas, se trata simplemente de una puerta de acceso a investigaciones posteriores, y sugiere que es posible comenzar de maneras muy diferentes. Algunas referencias constituyen el comienzo de un debate y otras son ejemplos de hacia dónde podrían dirigirse tales discusiones; algunas fueron escritas por conocidas autoridades en la materia, mientras que otras son contribuciones recientes por parte de jóvenes académicos. Además, no he podido evitar referirme a mi propio trabajo, ya que esas publicaciones mías constituyen ejemplos concretos de lo que sugiero en las entradas. En algunos casos, recomiendo el título de una revista en lugar de una sola publicación. Y, si bien algunas referencias vienen del vasto campo de los estudios culturales, otras proceden de disciplinas específicas que han contribuido a la constitución de nuestro campo sin previo aviso. Así, es mi intención difuminar el carácter autoritativo de este lexicón, abriendo vías divergentes en su lugar. Tengo la esperanza de que los lectores no sean followers, lo cual disminuiría su autonomía intelectual; ni usuarios, con esa visión instrumentalista del pensamiento que casi se ha vuelto predominante, sino que, más bien al contrario, inicien su propia búsqueda y, sobre todo, que pongan en práctica su propio análisis cultural.

Nota Bene. Breve comentario sobre la integridad académica. Para que las entradas resulten lo más concretas posibles, he insertado bastantes fragmentos de mis trabajos anteriores. Ninguno de estos fragmentos ha sido antes publicado como obra autónoma, y ninguno se ha publicado en español, a no ser que indique lo contrario. He querido reconocer mis fuentes, como hago siempre, mediante notas al pie, más por evitar la acusación de «autoplagio» que para destacar de manera narcisista mi propia obra a expensas de otra.


[1] Tony Bennett y John Frow (eds.), The SAGE Handbook of Cultural Analysis, Londres, SAGE Publications, 2008; Wolfgang Müller-Funk, Kulturtheorie. Einführung in Schlüsseltexte der Kulturwissenschaften, Tübingen, A. Francke, 22010. Véanse también Wolfgang Müller-Funk, Die Kultur und ihre Narrative. Eine Einführung, Viena y Nueva York, Springer, 22008; Martin Jay, Cultural Semantics: Keywords of our Time, Amherst, University of Massachusetts Press, 1998; Raymond Williams, Keywords: A Vocabulary of Culture and Society, Londres, Croom Helm, 1993. Estos manuales existen también en otros campos de estudio, y su propósito es convertirlos en campos interdisciplinares de análisis cultural. El libro Key Terms in Material Religion, ed. S. Brent Plate, Londres, Bloomsbury, 2010, es un buen ejemplo en este sentido.