Título original: Lottie Luna and the Bloom Garden
Editado por HarperCollins Ibérica, S.A., 2021
C/ Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
harpercollinsiberica.com
© del texto: Vivian French, 2019
© de las ilustraciones: Nathan Reed, 2019
© 2021, HarperCollins Ibérica, S.A.
© de la traducción: Rocío de Isasa, 2021
© HarperCollins Children’s Books, editorial de HarperCollinsPublishers Ltd.
HarperCollins Publishers 1 London Bridge Street Londres SE1 9GF
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Adaptación de cubierta: equipo HarperCollins Ibérica
Maquetación: Raquel Cañas
ISBN: 978-84-18279-54-6
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Para la verdadera Lottie,
con mucho amor
CapÍtulo UNo
Plof!
El rey Lupino dio un brinco y miró hacia el techo. De una grieta en zigzag estaba saliendo agua y le goteaba sobre la cabeza.
—Te lo advertí, cariño —dijo la reinaColmilla—. Si te empeñas en sentarte a lacabecera de la mesa, terminarás empapado.
A continuación, le pasó al rey una servilleta con la que se secó las orejas.
—Un rey siempre tiene que comportarse como tal —proclamó—. Aún no llevaré mucho tiempo como rey, pero sé algunas cosas. Un rey es la cabeza de su reino, así que me tengo que sentar a la cabecera de esta mesa, ¡con goteras o sin goteras! Y hablando de comportamiento, ¿DÓNDE está Lottie? Llega tarde al desayuno.
—Creo que está arreglándose —contestó la reina Colmilla—.
Recuerda, cariño, que hoy es su primer día en el nuevo colegio, así que estará un poco nerviosa.
—¿Nerviosa? ¿Por qué va a estar nerviosa?—preguntó el rey mientras esquivaba otra gota de agua y daba un mordisco a su tostada. Como se había empapado, hizo una mueca y la puso de nuevo en el plato.
La reina suspiró.
—Sabes lo contenta que estaba en su antiguo colegio, cariño. Tenía muchos amigos y le caía bien a los profesores. No conoce a nadie en la Academia Sombría. Tiene que empezar de cero.
—Pero ¡ahora es la hija de un rey! —El rey Lupino enarcó sus pobladas cejas—. Verá que todo el mundo la trata con el mayor respeto.
—No creo… —La reina Colmilla estaba a punto de añadir que no creía que eso fuera
a cambiar las cosas, pero la interrumpió el sonido de la puerta al abrirse de golpe, tras la que apareció Lottie.
Llevaba la mochila del colegio en una mano y un puñado de lápices en la otra, que movió agitadamente delante de su madre.
—Mamá, no encuentro mi sacapuntas por
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ninguna parte. ¡Es un desastre! Desde la mudanza, todo está patas arriba. Nada está donde debería, y hay TROPECIENTAS arañas en el baño. ¿Tenemos que vivir aquí?
Arf, el hermano mayor de Lottie, dejó de mirarse en el viejo espejo agrietado que había encima de la chimenea y añadió:
—¡Ahora somos de la realeza, Lottie! Papá es un rey, y los reyes viven en castillos, aunque se caigan a pedazos y tengan goteras.
—¡Bien dicho, Arf! —animó el rey Lupino a su hijo—. La Torre Dracón es nuestro hogar. Estoy seguro de que, una vez hayamos terminado con las reformas, estaremos de lo más cómodos. Vamos, Lottie, por favor, siéntate y desayuna.
—¡Ufff! —Lottie suspiró hondo mientras se acordaba de su antigua casa. Aunque pequeña y llena de cosas, era muy acogedora y cálida.
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El castillo que habían heredado tenía tantas habitaciones que no podía contarlas todas, y cada una de ellas estaba siempre congelada.
—No tengo hambre —dijo—. De verdad, papá. No puedo comer nada. —Miró a su madre—. Mamá, ¿crees que estaré bien en la Academia Sombría? Es un fastidio ser la nueva en mitad de curso.
Su madre la abrazó.
—Seguro que harás muchos amigos enseguida.
—Hum. —Arf miró a su hermana—. ¿Quién querría ser amigo suyo? ¡Yo no!
Lottie le hizo una mueca, luego metió los lápices sin punta en la mochila.
—Me marcho —dijo—. No quiero llegar tarde mi primer día. Adiós, mamá. Recuerda que no llegaré hasta que salga la luna. Adiós, papá. —Lottie salió del comedor, dando un portazo detrás de ella.
Mordisquitos, su murciélago mascota, la esperaba
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al otro lado, juntos se apresuraron por el pasillo oscuro y frío. Con mucho esfuerzo, Lottie logró abrir la chirriante puerta de entrada… y ambos salieron a la luz de la mañana.
Mientras Lottie corría por el largo y sinuoso sendero que llevaba de la Torre Dracón hasta el pueblo de abajo, empezó a preocuparse por el día que le esperaba.
—Sí, Mordisquitos, todo parece que va a salir bien, como dice mamá, y haré muchos amigos, pero ¿y si no los hago? Probablemente todos los niños me odien porque papá es el nuevo rey, pensarán que soy una esnob y una presuntuosa, cuando no lo soy. Pero… —Una idea surgió en su cabeza—. ¿Y si no le digo a nadie que vivo en un castillo ni que papá es el
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rey? Les diré solo que soy Lottie Luna y que soy muy normal, como cualquier otra niña.
Encantada con su nueva idea, caminó más despacio.
—¿Y qué hago con mis superpoderes? ¿Los puedo ocultar? —Lottie se tocó el colgante de piedra lunar que llevaba siempre al cuello y, con un movimiento de la cabeza, se lo metió debajo del jersey—. Hecho. Ya no está.
Y dando un saltito se puso de nuevo en marcha.
Si alguien hubiera visto a Lottie corriendo, hubieran adivinado que no era la niña lobo normal y corriente que tanto deseaba ser. Nacida una noche de eclipse lunar, cuando había luna llena, había sido agraciada con poderes especiales. Podía correr como el viento, tenía la visión de un águila y era mucho más fuerte
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que su hermano mayor. También tenía otros poderes menos evidentes.
El pequeño colgante de piedra lunar que le habían dado el día que nació reflejaba sus cambios de humor. Ahora que estaba corriendo, brillaba con una intensa luz blanca bajo su jersey. Mordisquitos, que volaba por encima de su cabeza, se había dado cuenta y se había puesto muy contento. Hizo una pirueta en el aire y bajó en picado para aterrizar en el hombro de Lottie.
Veinte minutos más tarde, Lottie y Mordisquitos habían llegado a las puertas de la Academia Sombría.
—Oh, vaya. —Lottie abrió los ojos con sorpresa al ver el enorme edificio de piedra gris que tenía frente a ella—. Espero que todo vaya bien. ¿Qué crees, Mordisquitos?
Mordisquitos revoloteó encima de su cabeza.
—¡Ih, ih! —chilló—. ¡Ih, ih!
—Tienes razón. —Lottie sujetó con fuerza la mochila—. Soy Lottie Luna y no le tengo miedo a nada.
Y con la cabeza bien alta, subió los escalones y cruzó las puertas abiertas de la entrada.
CapÍtulo Dos
Un chico alto estaba esperando en el vestíbulo de la Academia Sombría. Cuando vio a Lottie, la saludó.
—¿Eres Lottie Luna? Te estaba esperando. Soy Rufo y estoy en tu curso. Voy a enseñarte la academia.