La caída del Régimen del 78 y la conquista de la libertad
política colectiva
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Primera edición: julio, 2021
ISBN: 978-84-18789-71-7
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La caída del Régimen del 78 y la conquista de la libertad política colectiva
Antonio Hidalgo Rodríguez
Mi más sincero agradecimiento a la persona que ha estado
conmigo en todo momento y me ha inspirado la mente y así hacer
este trabajo con entusiasmo e ilusión, ella es más que especial:
Kathleen, juntos y en la distancia.
También desde aquí mandar un caluroso abrazo a Filipinas
para su familia, que es la mía también. No voy a dejar de
lado agradecer a toda esa gente que con ellos me he instruido,
he aprendido, sigo aprendiendo y espero aprender mucho tiempo
más. Aquellos que están luchando por un período de libertad
constituyente en España y con la lucha, como compañeros de
batalla, mucho ánimo y esperamos y aguardamos una revolución
pacífica, un cambio a un nuevo sistema de poder donde los
ciudadanos conquisten y mantengan en sus manos la libertad
política de elegir cómo, cuándo y quién les tiene que gobernar.
Fuerza, honestidad, valentía y honor al pueblo español, que mucho
depende su futuro de estos valores, porque está perdido en el abismo
de la confusión. Espero entonces que esta saga de panfletos sirva
como faro en la noche de la tormenta del Estado de partidos.
Prólogo
1. Introducción
2. Libertad política colectiva
• Un concepto desconocido
• ¿Qué es y de dónde viene el término «libertad política colectiva»?
• ¿Crees que eres libre?
• Sociedad activa
3. Libertad constituyente
• La experiencia de la libertad
• ¿Qué es y qué supone un periodo de libertad constituyente?
• Proceso de ruptura democrática y periodo de libertad constituyente
• Régimen de poder actual. El Estado de partidos
• Ruptura democrática y la conquista de la libertad política colectiva
• Periodo de libertad constituyente
• Gobierno provisional durante un periodo de libertad constituyente
• ¿Qué diferencias hay entre un periodo de libertad constituyente y un proceso constituyente?
• Constitución
4. Democracia representativa
• La democracia
• Democracia representativa
• La representación política
• Qué sucede en España con el tema de la representación
• Separación de poderes
• Nación, corresponde al poder legislativo
• Estado, corresponde al poder ejecutivo
• Poder judicial
• Democracias sociales y materiales
• Qué sucede en España y qué estructura de poder tenemos
• Sistema de poder en España
• ¿Cómo se trama y se crea el régimen de poder actualmente establecido en España?
5. La sociedad perdida
• Escritos sobre nuestra sociedad
• El precio del consenso político
• La conciencia torcida
• La sabiduría innata y el síndrome de Dunning Kruger
• El efecto Estado
• La destrucción de la enseñanza pública y la manipulación estatal
• El miedo y la valentía personal
6. La abstención
7. Crítica, reflexión y resumen
ANEXO
La caída del régimen del 78 y la conquista de la libertad política colectiva es uno de los panfletos instructivos y de carácter cultural que quiere mostrar al público la crítica sociopolítica de España, en los años que van desde la transacción española, llamada transición, hasta nuestros días, mediante la descripción y definición de términos y conceptos básicos en política; con ejemplos de citas de los referentes más importantes en la filosofía y ciencia de la política.
Contiene también reflexiones sin precedentes basadas en el sentido común, de manera objetiva y desapasionada y sin ningún tipo de ideología que las sustente. Trata también de hacer preguntas a los lectores, como, por ejemplo, ¿por qué votamos a ladrones?, ¿qué persona es tu representante en el Parlamento?, ¿quién elige al presidente del Gobierno? Y así provocar una reflexión individual y personal sobre lo público y lo que a todos nos atañe.
Este panfleto es una orientación y preparación hacia un cambio político y social, es decir, hacia una revolución venidera provocada, naturalmente, por el transcurso de un régimen protagonizado por la corrupción, el abuso de poder y el mal uso de la política; fundado y basado en la traición de los principales jefes de partido a sus propios ideales y principios, a través del consenso para estar en el poder. Consenso que hasta día de hoy perdura, y que los españoles de forma servil y voluntariamente refrendan cada cuatro años en las urnas, sin saber que no eligen ni deciden absolutamente nada en la política, y que no están representados por nada ni por nadie. Contiene también una crítica a esa sociedad perdida, donde los efectos de la ideología socialdemócrata y las consecuencias de ese consenso político han repercutido, en peso de la decadencia, en la mente y la moral de los individuos en el ámbito público. Es un escrito donde el lector podrá encontrar soluciones a sus preguntas en política, donde se llama al cambio y a la revolución social y política, tras las muestras evidentes de que este régimen actual establecido ya no tiene, ni ha tenido, una estabilidad funcional y de progreso para el pueblo español. Es una preparación para la conciencia en el ámbito político del pueblo español.
No me podía conformar con menos, y sintiéndome responsable de mi pensamiento y de mis actos, me he lanzado a escribir esta saga de panfletos, con el único propósito de subsanar el abismo de confusión, desconocimiento e indiferencia que hay hoy en el pueblo español, en cuanto a lo político y público se refiere. Por lo tanto soy consciente de que la libertad política colectiva es el siguiente paso a descubrir por la sociedad española; es otra conquista más de España como nación, y comienza con la caída de un régimen que está tocando ya a su fin, y que no soporta más los temblores de la corrupción y del abuso de poder. Porque está ya muy visto que hablar de corrupción, de izquierda y derecha, de Franco, de los casos de corrupción del rey emérito, de la Gürtel, de los ERE fraudulentos, del caso GAL de Felipe González, de la guerra de Irak de J.M. Aznar, de la crisis del 2008 con Zapatero, del 155 en Cataluña de Rajoy, de la llegada de ciertos movimientos políticos y partidos como Podemos y el fraude del 15M, Cs y Vox, esto ya no importa a nadie; ya nadie habla de ello. Lo que pasa es que cada vez que hay un cambio de gobierno, no sé si todos vosotros os habéis fijado, que todas las tropelías del gobierno anterior desaparecen y quedan en el olvido para siempre. En mi caso, no son ignoradas, ya que gracias a mi dedicación y mi motivación he entendido las verdaderas causas de que sucediera todo ese mal uso de la política.
Pensadores como Antonio García Trevijano, y otros más de siglos anteriores, me han ayudado a entender mediante la ciencia y filosofía política, como describir los acontecimientos y poder definir e interpretar lo más exacto posible, qué ocurre en el terreno de la política y de lo político, y lo que es más importante para todo ello y así poder hacer un análisis crítico de cualquier acontecimiento; dejar a un lado los romanticismos ideológicos y las ideologías y aplicar de facto la objetividad. Jamás se puede hacer un análisis ni saber lo que sucede realmente en la política con ideologías de por medio y con un sentimiento pasional de las ideas de uno; lo único que hacen es entorpecer la visión real del hecho y son humo para despistar al ganado a granel. Las ideologías simplemente no existen; primero tenemos que hablar de libertad política —que es la madre del cordero—, sin la existencia de este término tan desconocido y grande a la vez, uno se puede olvidar de todo lo demás; se puede olvidar de constituciones, de democracias, de elecciones, de leyes y de todo lo relacionado con el derecho y la política —concepto también desconocido en España—; sí, la política, aquella que dirime el poder, la lucha literal por el poder.
Como hay tanta confusión en los términos políticos, que ni siquiera en conceptos básicos como democracia, o separación de poderes, o representación política nos ponemos de acuerdo, que no sabemos tampoco qué es una constitución y para qué sirve, me he encargado de desgranar algunos de estos conceptos tan básicos y primordiales para que cuando hablemos de política sepamos qué es lo que estamos diciendo. Porque oír hablar de política en España es igual que escuchar a un pingüino hablando de naves espaciales, es decir, surrealista totalmente, porque nada de lo que se dice es cierto, y cuando se trata de explicar de manera clara y sencilla, no sabría decir por qué, aparece de la nada una sabiduría suprema sobrenatural del individuo español, que sabe de todo, que lo sabe como si de nacimiento fuera, que no hay ser que lo discuta, es y es, y no hay más. Molestarse con algunas personas en España en explicar de qué se tratan algunos conceptos, o aclarar los mismos, es algo que se vuelve en la mayoría de las ocasiones una verdadera batalla campal por la supervivencia de tu ser; tachado y marcado quedas ya de por vida como el resultado del análisis o de la descripción no sea acorde con las ideologías del sujeto. No hay quien hable de política en España porque nadie sabe qué es la política ni para qué sirve, por eso, nadie puede tener una conversación saludable sin terminar llegando prácticamente a las manos.
Con este cuadernillo de conceptos y reflexiones, podemos salir de muchas dudas y confusiones y podemos buscar también soluciones a nuestras inquietudes cotidianas, políticamente hablando. Es un recorrido por conceptos básicos como la libertad constituyente, periodo del cual surge una constitución, documento jurídico que nos sirve de herramienta fundamentalmente para separar los poderes Legislativo y Ejecutivo, es decir, saber que lo que constituye una constitución es la separación de la nación del Estado; es algo que en ningún medio de comunicación o institución, ya sean colegios o universidades, se estudia y se enseña. Algo tan básico en política como es saber qué es la democracia, tampoco nadie lo sabe o muy pocos son los que sabrían definirla como sistema de poder y reglas de juego formales. Es muy curioso que sin saber esto se pueda discutir a ciencia cierta temas sobre la política; es ridículo y de género estúpido ver a dos personas, o tres, o cuatro, discutiendo todas sobre política y ninguna de ellas saber de lo que habla. Esa es España, ahí podemos entender muchas de las cosas que pasan en cuanto a la participación en las urnas y la servidumbre voluntaria a los partidos políticos, órganos permanentes del Estado, que no tienen ideologías ni son de izquierda ni son de derecha; son facciones del Estado inmersas dentro de este y que forman una oligarquía de jefes de partido que se reparten poderes según la coacción del ciudadano. Además, ¿cómo va a haber ideología si estamos diciendo que no hay libertad política de todos? Quiero llegar con mi pensamiento a saber por qué esa terqueza y esa cerrazón humana de negarse a ver la realidad, de mirar para otro lado. Quiero averiguar de qué está hecha la conciencia de alguien que sabiendo que todo es inmoral e injusto, sigue apoyándolo en las urnas para que todo vaya a peor. No está mal descubrir esa parte oscura del raciocinio y de la conciencia pública de los españoles, al fin y al cabo, es algo con lo que tenemos que convivir todos, es algo nuestro y propio y pertenece al crecimiento y desarrollo como sociedad y como nación.
No se puede tolerar más la manipulación del idioma, no se puede permitir más que en España no se hable de la verdad. Soy consciente de que será un trabajo muy duro, tras varias generaciones usando incorrectamente y manipulando el idioma para disimular y tapar el propio sistema y estructura gubernamental, y ocultar la gran mentira en la que viven los españoles desde hace cuarenta y dos años. Si en España se utilizara correctamente el lenguaje y llamáramos a las cosas por su nombre, no se podría funcionar ni un minuto más. Quiero poner el típico ejemplo que todos hemos oído alguna vez decir y mentar en la televisión o en los medios, y es presumir de tener una monarquía parlamentaria o, como otros dicen, constitucional; ¿por qué no hablamos en español, que es nuestro idioma, y decimos monarquía de partidos?, es tan sencillo como entender que el poder no está en el Parlamento, al Parlamento ya se llevan las leyes hechas; es tan sencillo como decir que no es constitucional porque no hay constitución y el rey no designa al presidente del gobierno. Es muy fácil entender que es una monarquía de partidos porque el poder lo tienen los partidos políticos, así de sencillo. Pues hoy, los españoles aún no saben ni siquiera a quién están manteniendo con sus impuestos; hay quien lo aplaude, aún si fuera una monarquía con honor, yo lo aplaudiría también, sobre todo si fuera legítima.
España posee una cultura y tradición milenaria, que al no estar representada por nadie ni nada ante el Estado, está desapareciendo. Estamos destruyendo nuestro propio legado como nación; la razón es muy simple y es que nuestra libertad política y derechos los han robado los partidos políticos, y toda esa tradición cultural y costumbres quedan fuera de su sitio natural porque no tiene medios ni capacidad para expresarse ni mostrarse, y menos de ser defendida en la política. Es decir, si la competición por el poder solo se da dentro del Estado entre los partidos políticos y sus intereses de dinero y fama, la sociedad civil es ajena a esa lucha de corrupción ya que solo se produce dentro del propio Estado.
La realidad es que no hemos entendido aún, ni nadie nos lo ha explicado, que la nación española ha quedado al margen, apartada por la corrupción del Estado de partidos que está presente en la Constitución del 78, y les ha robado a los ciudadanos su libertad política; se le concede al Estado un permiso magno para manipular a su antojo y apetencia la base y los principios de la nación española y su legado histórico.
Desde este libreto, quiero hacer también una llamada a la sociedad civil para que se agrupen, para que se apoyen unos a otros y recuperen la inteligencia y el espíritu de creación y originalidad tanto colectivo como individual, ya que en los centros de enseñanza ya no se pretende enseñar nada, solo adoctrinar. El Estado se ha apoderado de la educación de los pequeños; algo tan aberrante, puesto que si es el Estado quien educa, lo hará siempre para sus intereses y no para los de la nación. Por eso, esos valores creativos y nacidos en la sociedad civil tienen que tener presencia mediante la colectividad de los ciudadanos. Llamo entonces a la creación, personal y en grupo, de trabajos y estudios en todo ámbito y profesión.
Porque el poder del Estado en España, que es fruto de la carta otorgada llamada Constitución de los partidos políticos de 1978, nos ha demostrado ser un fraude y un plan que no ofrece ni ha ofrecido nunca ningún beneficio a los ciudadanos. Un fraude y un plan fundado y basado en la traición de los jefes de partido a sus propios principios e ideales, y a sus electores, para alcanzar en consenso el poder del Estado, todos juntos de la mano; provocando así una corrupción primeramente moral de la sociedad, que es la más peligrosa y dañina, y posteriormente la corrupción económica y material; corrupción material que es la protagonista del día a día de los españoles durante cuarenta y dos años.
En este panfleto se considera que, la sociedad civil debe tomar la responsabilidad en el asunto y no hacer oídos sordos al verdadero problema; unirse en causa y situación y luchar por un periodo de libertad constituyente, donde sea la opinión y elección popular a mayorías quien dirima la situación política nacional y del Estado. Porque tenemos que hacer presente una conciencia colectiva, unirse en la causa y de manera conjunta será la única salvación al problema natural y existencial del Estado de partidos. Porque la solución al problema, que no es aceptada mental y moralmente por los individuos, no se puede llevar a cabo porque no hay conciencia colectiva como nación, y porque el conformismo generalizado de esa sociedad prefiere decir que el cambio es imposible o utópico, antes que moralmente unir fuerzas, juntar ideas y luchar para que sea posible. Es decir, no es que sea imposible el cambio, es que los individuos prefieren cerrarse en la banda del conformismo individual y no hacer nada en conjunto con los demás por el bien común.
La gran mayoría del pueblo gobernado no cree, o muestra indiferencia a creer, en el cambio y la revolución para que el Estado de partidos o Partidocracia se cambie y derive en un periodo de libertad constituyente que nos lleve a una democracia como forma de gobierno. Aunque muchos acepten y entiendan verdaderamente el problema real, aún no les incomoda; eso quiere decir que, aun siendo conscientes del fraude, no les debe interesar a los ciudadanos el cambio puesto que participan en el juego cómodamente y sin perjuicios ni personales ni como sociedad conjunta. ¿Acaso es el miedo a ser libres y a cargar en las espaldas la responsabilidad de la libertad, que exige a cada ciudadano libre en la elección de sus gobernantes? O acaso, ¿es la vergüenza y el orgullo de tener que aceptar que hemos sido engañados toda la vida y hemos sido participes de esa mentira durante tanto tiempo? La libertad es digna solo de aquellos que la conquistan y esta conquista no puede ser individual o de unos pocos, debe, irremediablemente, ser de todos y colectiva para ser garante de las otras libertades y derechos. Si no es colectiva no es libertad, y con uno que no sea libre, no lo serán los otros por mucho dinero fama o bienes que se posea. Esa libertad política colectiva es colectiva porque es constituyente; es fundadora y fundante de todos los derechos y libertades individuales, y es además la creadora de la constitución y de las leyes fundamentales.
A continuación, quiero dejar unas citas de algunos de los pensadores más importantes de la historia de las ciencias y filosofía política; las considero motivadoras e imprescindibles para centrarnos en el conocimiento y la cultura de la política, y que nos pueden ayudar a entender y comprender la situación actual en España. Es un paseo por la historia de los grandes pensadores de lo político, a pesar de que muchos son desconocidos para la mayoría de las personas pues, dejados en el olvido, ya no son enseñados en las instituciones y centros de enseñanza en la mayoría de los casos situados cuando menos al margen de nuestro conocimiento. Gracias a sus obras hoy podemos regresar a ellos y así tener unos referentes y guías para hacer conciencia de lo público.
JAMES MADISON (1751-1836), EL FEDERALISTA: De la acumulación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial en las mismas manos, sean estas de uno, de unos pocos o de muchos, o hereditarias, autonombradas o electivas, puede decirse con exactitud que constituye la definición misma de la tiranía.
JOHN LOCKE (1632-1704), LA FORMA DE PENSAMIENTO POLÍTICO MODERNO:
Si aquellos que están en posesión de la autoridad pierden el poder por causa de abusos, entonces el poder revierte a la sociedad, y el pueblo tiene derecho a actuar como autoridad suprema, y el de asumir la legislatura; o si lo estima beneficioso puede erigir una nueva forma de gobierno, o depositar la vieja en otras manos.
CHARLES-LOUIS DE SECONDAT, BARÓN DE MONTESQUIEU (1689-1755), EL ESPÍRITU DE LAS LEYES:
Es una experiencia eterna que todo hombre que obtiene poder sienta la inclinación de abusar de él hasta donde encuentre freno. Es necesario por eso que el poder frene al poder.
ALEXIS DE TOCQUEVILLE (1805-1859), IGUALDAD SOCIAL Y LIBERTAD POLÍTICA:
Creo que habría amado la libertad en cualquier época, pero en los tiempos que corren me siento inclinado a adorarla. Sin embargo, estoy convencido de que, en los tiempos que se avecinan, todos los que traten de apoyar la libertad sobre los privilegios y la aristocracia fracasaran estrepitosamente. Así pues, no se trata en absoluto de reconstruir una sociedad aristocrática, si no de hacer surgir la libertad en el seno de una sociedad democrática.
NICCOLE DI BERNARDO DE MACCHIAVELLO (1469-1527), EL PRÍNCIPE:
«Todos no pueden ver lo que somos, pero pueden ver lo que aparentamos».
JOHN STUART MILL (1806-1873), SOBRE LA LIBERTAD: Todas las cosas buenas y provechosas que existen son fruto de la originalidad. Una persona con una creencia colectiva tiene más poder en la sociedad que noventa y nueve personas que solo tienen intereses particulares.
BERTRAND DE JOUVENEL (1903-1987), LA SOBERANÍA: «Un pueblo en el cual la costumbre es soberana en su totalidad soporta el despotismo de la muerte».
THOMAS PAINE (1737-1809), LA EDAD DE LA RAZÓN:
«Tenemos en nuestras manos el poder de comenzar un mundo nuevo».
ANTONIO GARCÍA TREVIJANO-FORTE (1924-2018), NOS DICE:
Todo el mundo puede distinguir entre derecho y libertad. Aquello a donde tengo derecho a hacer y lo hago, no tengo libertad. Si la libertad es actuar en la ausencia de derechos ni reglas, pero si estoy autorizado ya no soy libre, ya tendré una facultad o permiso concedido por otro, que es el derecho. El derecho no es el fundamento de la libertad, al contrario, es la libertad que es el fundamento del derecho. Y para que sea un derecho constitucional que garantice esas libertades individuales, hace falta un periodo de libertad constituyente colectivo, que es la base y la garantía de todo derecho y libertad individual.
La libertad política colectiva, un concepto a la vez que real, desconocido y confundido en el conocimiento político social de las personas en España, no instruido ni señalado en ningún centro de enseñanza pública y totalmente apartado de cualquier medio de información o cualquier institución; algo tan desconocido y tan confundido que solo pronunciarlo es relacionado con ideologías y creencias.
Es un concepto que científicamente y a lo largo de la historia ya ha ocurrido en otros países, como por ejemplo tras la independencia de los EE. UU. de América, cuando el pueblo norteamericano conquista, sin saber lo que está haciendo, su propia libertad política como sociedad.
En España, y tras la muerte del dictador Francisco Franco, este concepto de libertad política colectiva, es robado por el consenso político entre aquellos que heredaron el poder del general —y querían mantenerlo—, y aquellos otros que traicionaron sus principios e ideales para llegar al poder que dejó el dictador. En este caso fue más grande la ambición de poder por parte de aquellos que habían estado reprimidos, torturados y exiliados, que la propia aspiración de conquista de la libertad política, y con ella de la democracia. Toda la lucha previa a la transición, en las décadas de la dictadura, de aquellos a quien el General Franco derrotó en la Guerra Civil española, fue dejada de lado, y olvidada en cuestión de días, tras un pacto mediante consenso entre antiguos enemigos para repartirse el poder del Estado.
Como medio para llevar a cabo esa repartición, se decide aplicar un sistema de votaciones a proporción mediante cuotas que se denomina Sistema Proporcional de Listas. En cualquier caso, y pase lo que pase, las oligarquías que forman ese consenso, se reparten el poder del Estado dependiendo de los votos captados y, como hay consenso, la posibilidad de pacto entre partidos forma parte del régimen político, dando lugar así a múltiples traiciones al elector y a sus programas preelectorales. Y así, el pueblo, sin capacidad de elegir nada, solo refrenda las listas de partido que los jefes de estos eligieron anteriormente.
Después de que el abogado, pensador y jurista, creador y promotor de la Junta Democrática y la Platajunta en los años 74 y 76 respectivamente, Antonio García Trevijano-Forte, fuera el único que denunciara el fraude de la falsa llamada transición española, que se define más que como transición como transacción política, ya que es una reforma y no un cambio de lo que ya existía antes. Después de que él mismo nos dejara su legado para poder conquistar y llegar a un periodo de libertad constituyente, donde los españoles pudieran elegir su futuro y tomar las riendas del poder, hoy ya se ven movimientos que surgen desde la sociedad civil, de asociaciones y agrupaciones de personas que promueven estos conceptos —tan desconocidos y apartados del conocimiento de la sociedad española—, y que quieren hacer conciencia de lo público mediante la cultura, algo que hoy en España es inexistente. Saber qué es nuestra libertad política como sociedad y qué es la democracia, es algo que necesita urgentemente la sociedad española.
El miedo, la cobardía y la incapacidad de muchos individuos de verse en una sociedad libre, es un factor que predomina y que está a la orden del día en España. Una sociedad sometida a la servidumbre, la represión y los efectos de una dictadura de casi cuarenta años, no está acostumbrada a decidir por ella misma, ni a tener de manera individual, y mucho menos colectiva, la responsabilidad de la libertad, de esa libertad que permite abrir paso a la prosperidad como sociedad en el futuro. Digamos, que hay personas que no quieren la libertad, prefieren amos, para que el prójimo, el vecino o convecino no progrese, por miedo, envidia, o simplemente por orgullo y soberbia. Hoy en día, en pleno siglo XXI, España aún no ha conocido lo que es la libertad, libertad en singular, muy diferente de los conceptos de libertad individual o derechos.
Solo el valor y la valentía, la honestidad y la humildad de uno mismo, pueden llevar a la conquista de cualquier propósito, y puesto que la intención de hecho de los españoles es seguir refrendando su servidumbre de manera voluntaria —cada cuatro años en las urnas—, y rechazar de pleno su libertad política y su dignidad como persona física, podríamos decir, que la sociedad española carece de tales valores al permitir que su destino no esté nunca en sus manos, y sean pues sus amos, a quien ellos refrendan, los que decidan qué es y qué no es. Y así se hace en España, y así se come en la mesa de los españoles, de bien y de mal; así dice ese viejo refrán: «son lentejas…». Es obvio que nadie va a entregar el poder que uno tiene, y menos si ese poder está legitimado. La lucha por la libertad se trata de una conquista, ¿y cómo conquistar algo que no sabemos lo que es?
El otro factor que atenaza a la sociedad española es el desconocimiento de lo que es nuestra propia libertad política, confundida con libertades individuales y derechos. Donde hay derechos jamás puede haber libertad, porque un derecho es un permiso, una autorización que, desde un poder mayor o superior, se le otorga a una persona para hacer algo en concreto. Porque la libertad es una conquista, precisamente, salir a la calle a pedir derechos, sin libertad política, es absurdo, ¿por qué? Muy sencillo, porque la libertad política, ya incluye y lleva consigo la garantía de derechos y libertades individuales, así también como de igualdades ante la justicia. Salir a la calle a pedir derechos sin tener tu libertad política es limosnear; es decir a tu amo, a quien refrendas y legítimas, que por favor te dé algo más de lo que tienes o te falta; por eso, cualquier manifestación de ese género, lo único que promueve es la indignación, alimento para el poder. Según pides, ellos actúan y sabrán siempre las necesidades del pueblo para poder manipularles. Así, los individuos que ignoran y desconocen las causas que producen los efectos del poder descontrolado, expresan cuál es su debilidad, cuáles son sus inquietudes como siervos, algo que sin libertad política nunca podrán hacer como ciudadanos, si no como siervos.
¿No os habéis parado a pensar nunca, que es sumamente ridículo haber apostado por un programa electoral, y a posteriori ir de manera indignada a pedir y suplicar que se cumpla con ese programa que se había prometido? ¿Qué tipo de persona sensata se arrastraría de tal manera? Realmente has sido tú el que has votado, lo has preferido así, ¿por qué luego reclamas? Sí, estás en tu derecho, pero entonces, ¿qué eres?, esclavo o ciudadano. Un ciudadano elige; un esclavo obedece, a cambio de nada o de lo que quieran darte cuando sales a la calle pidiendo derechos.
Entonces, ¿qué sucede? Sucede que no hay libertad, ni libertad para elegir ni libertad para revocar; con libertad no se piden derechos, ya están garantizados porque con libertad eliges y revocas si no se cumple con lo prometido, así de sencillo.
¿Por qué apostamos por algo o alguien que no garantiza ni puede llevar a cabo lo que promete y expone en su programa preelectoral? ¿Por qué lo seguimos haciendo si, como nos dice la experiencia, una vez en el poder nadie ha cumplido con lo prometido?
Si los individuos de manera conjunta, colectiva, es decir, con libertad política, tuvieran la capacidad de usar esta libertad para elegir y revocar, ¿haría falta salir a la calle para suplicar y pedir a los amos que tú mismo has elegido, que cumplan con el programa prometido? De ninguna manera; ese señor estaría fuera de su cargo en un periquete. ¿Qué sucede entonces?
Podemos decir, dados los hechos y la actitud servil de los individuos en la sociedad española ante el poder, que hay una carencia notable de valores de responsabilidad en lo público como ciudadanos libres. Los hechos dicen que preferimos que así sea; que se instituyan amos a los que poder suplicar. Eso es una sociedad obediente, que se deja pisotear y se vende al mejor amo, y que rechaza, en cualquier caso, su libertad política como ciudadano; de esta manera, la dignidad como persona física ha desaparecido.
Para entender el concepto de libertad política colectiva, tenemos que desgranar algunas explicaciones y conceptos para saber diferenciar cuáles son los fundamentos y la naturaleza de esta. Como hemos dicho anteriormente, en España nunca en la historia se ha dado el caso, puesto que, si hubiera sido así, la libertad política —y ese es uno de sus fundamentos— es permanente. El pensador y descubridor de este concepto Antonio García Trevijano-Forte, explica los fundamentos y el desarrollo de su conquista y de su funcionalidad, y puesto que, en ningún medio de comunicación ni ninguna institución han hablado o se han referido a ello, vamos a explicar de manera sencilla, en qué consiste este concepto tan desconocido apoyándonos en su descubridor. Según Antonio García Trevijano-Forte:
La libertad política colectiva es aquella que no procede de ninguna ley, que no es un derecho, sino, una conquista, y es colectiva porque es constituyente. Es una conquista fuera del derecho, porque si no sería otorgada o permitida por alguien que la puede retirar, o es una conquista de los ciudadanos o es falsa.