¡Qué gusto me da presentarles mi décimo libro titulado “Asumir para transformar”! En poco tiempo la Divina Providencia ha permitido poder así publicar este formato de Predicaciones que está compuesto de diez libros.
Los recordamos en orden cronológico. Hace dos años presentamos mi primer libro “El sentido de la Vida” en la Feria internacional del libro de Buenos Aires. Luego “La ansiedad y nuestros interrogantes”, “La soledad en estos tiempos”, “El amor no procede con bajeza”, “Nuestros enojos: conflictos enigmáticos”, “Dios perdona y olvida”, “El crecimiento empieza donde la acusación termina”, La Verdad, fuente de Santidad”, “Los desafíos de la vida” y hoy “Asumir para transformar.
En todos ellos observamos recopilaciones de escritos que en más de dos décadas constituyen la síntesis de mis predicaciones en retiros y ejercicios espirituales predicados a laicos, religiosas-religiosos, sacerdotes, y a monjas de vida contemplativa.
También muchos escritos los he presentado en distintas Congregaciones religiosas de varones y mujeres según los temas que me sugerían para sus encuentros y en la Conferencia Argentina de Religiosos y Religiosas (CONFAR) desde el año 2008, hasta que empezó la pandemia los cuales estuvieron dedicados a la renovación de la vida religiosa a través de la formación interdisciplinaria que brindo a la Iglesia desde hace tres décadas.
A menudo me preguntaban en los treinta y tres años que llevo en el ministerio de la predicación de retiros y ejercicios espirituales si escribiría un libro para que no se perdiera lo que preparaba. En principio supuse que tal vez algún día lo haría. Sin embargo, no dejo de reconocer que lo veía como algo pendiente para algún día, esto es, un poco lejano. Al decir verdad, incluso llegué a pensar que cuando yo no estuviera más aquí en la Tierra sino con el Señor para siempre, quizá alguien se ocuparía de hacerlos publicar para el bien de nuestros hermanos. Sin embargo, Dios ha querido que yo me encargue de dejar las cosas ordenadas…
No hay duda de que cuando vivimos la vida en el Espíritu (Rm 8), el mismo Espíritu de Cristo Resucitado es quien dirige su Obra. Así que en más o menos dos años estos diez libros por la Gracia de Dios y la renovada disposición de Pedro, sacerdote verbita (director de la Editorial) y su equipo, todo se ha llevado a cabo y muy satisfactoriamente tanto desde el punto de vista editorial como desde el servicio que en ellos se ofrece a tantas personas que los van adquiriendo en forma de libro de papel como en las tiendas digitales.
Asumir para transformar es un libro en el que entrelazo los aspectos psico-teológicos de la conversión incluyendo enfáticamente el valor de la afectividad humana en este proceso de conversión: un proceso continuo de integración y de erradicación de aquello que descubrimos nos pesa psíquicamente a lo largo de este Camino de la Santidad.
El aporte de las ciencias humanas en la vida de fe es muy alentador. De lo contrario, el proceso humano de divinización del hombre – lo cual clásicamente se denomina teosiología – no encuentra una comprensión y una sublimación de “su ser humano” en el plano “sobrenatural”.
Siguiendo el lineamiento de la moral de la alianza bíblica, cuánto más nos conocemos humanamente y descomprimimos las obturaciones psico-emotivas que pueden estar cercenando nuestra libertad interior más experimentaremos la libertad que Cristo nos otorgó con su muerte de Cruz y Resurrección. Así, cada vez que celebremos el misterio pascual (La Santa Misa), vamos a poder conjugar perfectamente bien nuestra vulnerabilidad humana que es condición y no opción con la Gracia de Dios que quiere santificarnos, ya en esta tierra, con una visión escatológica anticipada. En palabras breves y simples, Dios quiere que vivamos en la tierra el anticipo del Cielo. Cuánto Amor de Dios, cuánta Misericordia, cuánto cuidado y contención nos brinda Cristo a través de la sacramentalidad de la Iglesia en todas sus dimensiones.
Deseo profundamente agradecer al Señor esta posibilidad que me brindó a través de la Virgen de poder publicar diez libros con introducciones bíblicas al inicio de cada capítulo, durante y en su conclusión. Y sugerir un ejercicio personal siempre presente llamado “Nos preguntamos y nos respondemos” para interpelarnos en cada caso según el planteo formulado y respondernos con la certeza y la convicción de saber caminar en la Santidad en la Vida de la Iglesia.
También expreso mi gratitud sincera a todos mis hermanos de comunidad y oyentes de radio que con su participación cada vez mayor y eficaz en los tres programas radiales que conduzco, contribuyen al aliento de Dios al dar testimonio del gran bien que esta formación interdisciplinaria les ocasiona hasta en algunos casos a cambiar totalmente sus vidas y ponerse en el Camino de la santidad. Otros recobran el entusiasmo evangelizador de seguimiento y de anuncio de la Buena Nueva. Otros encontraron la Paz de Jesús. Sabemos que ésta no se adquiere, sino que se recibe como don en un encuentro genuino con el Señor.
Paralelamente con la presentación de este libro el 10 de Julio en el canal de YouTube de la Editorial – Editorial Guadalupe Argentina – a las 18 y 30 hs, el 7 de Julio de este año 2021 cumplí veinticuatro años consecutivos con los programas de evangelización de manera ininterrumpida, todas las semanas, desde aquel 7 de Julio de 1997, habiendo trabajado hasta ahora en dieciocho radios de Amplitud modulada como de Frecuencia modulada. Agradezco al Espíritu Santo en esta ocasión poder celebrar en la vida radial este cierre de la “Colección Predicaciones” con diez libros ya publicados.
Mi sincera gratitud a todos ustedes, queridos hermanos.
Claudio Rizzo.
“Los sanguinarios odian al hombre íntegro,
pero los rectos buscan su compañía”.
Proverbios 29, 10
Comprender que Dios nos conoce y nos ama no nos exime de dificultades y dolor sobre la tierra. Las “opciones” dependen de nosotros…Estamos seguros de que Dios nos llama y “las respuestas opcionales” dependen de nosotros. Indudablemente, la conversión nos propone un cambio significativo y singular en la integridad de la vida. Es significativo porque se inclina por Cristo como Señor y es singular porque cada persona es un “ser instancial”, esto es, sujeto a circunstancias, etapas y edades diferentes. Muchas veces, las circunstancias intrínsecas nos limitan (en el orden biológico, psicológico y o espiritual). Otras las extrínsecas de alguna manera nos condicionan. Sin embargo, siempre surge la posibilidad de preguntarnos si tenemos bien en claro cuáles son nuestras opciones verdaderas. Muchas personas experimentan graves crisis en sus vidas o están en valles de aflicción aunque se han liberado del pasado y van camino al futuro. Algunos luchan tenazmente. Otros elaboran otra actitud y es la de salir de los problemas y transformar sus experiencias dolorosas en oportunidades para el crecimiento y el aprendizaje. Digamos que este grupo de personas son “sobrevivientes”.
Cuando permanecemos en la “moral de la alianza” con Dios todos podemos ser sobrevivientes ya que perdemos el sentido del tiempo y del espacio. Se suscita la pregunta: ¿Es posible una psicología de la Experiencia Religiosa? Llegamos a la conclusión de que es posible en un enfoque psico-teológico, en primer lugar porque no se excluiría lo Trascendente, porque acepta la realidad de la revelación objetiva. En segundo lugar, porque tampoco, excluye lo inmanente, no excluye la revelación subjetiva. Por tanto, es preciso por un lado, una interpretación teológica de los fenómenos psicológicos. Y por otro, la utilización de la Psicología como ciencia auxiliar a la Teología para una mejor comprensión del ser humano.
Una pista fundamental en nuestra reflexión es preguntarnos si solo buscamos bendiciones materiales y parciales. Podemos perder otras maneras importantes en que Dios puede bendecirnos. La palabra bendición en su sentido semántico y auténtico es la seguridad de que pertenecemos a Dios.
No pocas veces, sacamos enseñanzas de las experiencias de vida que hoy podemos llamar negligencias, frustraciones, incomprensión, dolor, etc., que son “a posteriori” fuentes de bendición. De ello podemos redimensionar nuevos valores, perspectivas más audaces de la vida, temple como para superar los desafíos, “piernas de gacela que nos permiten volar por las alturas” (Habacuc) – lo cual significa llegar a tener una visión más elevada-contemplativa de los hechos de nuestra existencia.
Así nuestras habilidades y nuestra relación con Dios, crecieron y fueron modelados por la presencia de estos acontecimientos, por ciertos, inimaginables.
Quisiera señalar un aporte psico-teológico bíblico, claramente distinguible. Hay varios casos en la Biblia que muestran que el estado espiritual de la madre influye sobre la posterior vida espiritual del feto. Una mujer estéril, la esposa de Manoa, recibe la revelación de que tendrá un hijo y que éste comenzará a salvar a Israel de los Filisteos, Jc 13, 2-5. El hijo nació y fue llamado Sansón y en él se cumplió la profecía.
Ahora podemos interpelarnos en ¿por qué Dios se reveló a la madre antes de la existencia histórica de Sansón?, ¿es que el conocimiento previo por parte de la madre y su expectación es un medio que Dios utiliza como elemento en la constitución del nuevo ser? ¿Cómo y cuándo comienza a actuar el Espíritu Santo en la nueva criatura? Si el estado fisiológico y psíquico de la madre afecta positiva o negativamente al feto, ¿no ha de influir también su estado espiritual?
Y siguiendo un orden cronológico, es significativo el hecho de que Lucas, quien nos presenta el relato más acabado sobre el nacimiento de Jesús, nos informa que la Virgen María pasó por una experiencia similar a la de la madre de Sansón.
El ángel le dijo: “Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás por su nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”, Lc 1, 31-33.
Un anuncio similar se hace a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, cuya esposa era estéril y como en el caso de Sansón y de Jesús, el Señor, el anuncio se hace antes de la existencia histórica del instrumento humano que Dios se propone utilizar, Lc 1, 5-25; 57-80. Vemos que hay una influencia de la vida intrauterina de la madre en cada caso. Un impactante ejemplo de vida intrauterina es el que nos relata San Lucas en ocasión de la visita que María hace a Isabel, estando ambas encintas. Isabel dice a María: “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que fue dicho de parte del Señor”, Lc 1, 44-45.
Es interesante señalar que en los tres casos hay una intervención divina que informa lo que la criatura llegará a ser antes de la concepción misma.
Tenemos otro caso en la Biblia en que la iniciativa no viene de Dios sino de la madre. Ana es una pobre mujer estéril que se siente irrealizada. Oró con tanta insistencia que Dios la tuvo por ebria, pero sale con la seguridad de que su oración ha sido escuchada y que será madre: “Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste”, 1 Sm 1, 18. Ella había hecho la promesa de dedicar su hijo a Dios, si se lo concedía (1 Sm 1, 11), el nombre Samuel significa en hebreo “escuchado del Señor” y Samuel fue un instrumento de Dios.
Es así que al hacer un análisis psico-teológico de la conversión, la definimos como un proceso de cambios actitudinales que marchan hacia su consumación. Este proceso podemos escudriñarlo desde dos elementos constitutivos del mismo: a) Lo religioso en el hombre y b) El encuentro con Dios como experiencia mística.
¿Quiénes sobreviven a esos desafíos aparentemente excluidos de la mirada de Dios, según nuestra posible percepción? Ante todo, debemos aclarar que aquellos que aún no entendiendo sobreviven en el Señor podemos llamarlos hoy “sobrevivientes bendecidos”. Estas personas tienen características en común:
1) Tienden a planear de antemano para poder enfrentar efectivamente las transiciones de la vida. Y lo pueden hacer porque perciben algo difuso debido a que sus sentidos internos se agudizan por su vida de fe verdadera. Planifican para hacer frente y persisten en ello. ¿Cómo ves tu futuro?
2) Cuando no es posible planear con antelación, aprenden de otros que han pasado por tiempos difíciles en la vida, ¿a quién recordaste en situaciones similares para apoyarte en su modo de proceder?
3) Encuentran formas saludables de expresar dolor, enojo y resentimiento. No embotellan sus sentimientos de dolor, ni se quejan y contagian con su incomodidad a los demás. ¿Cómo tratas tus sentimientos? ¿Sos enojoso/sa?
4) No viven independientemente. Han aprendido a sacar de sus propias fuerzas y dones y utilizarlos efectivamente; no obstante, pueden aceptar ayuda de los demás. También pueden expresar interés y afecto por los demás. ¿Quién es tu “holding”? = ¿En quién te sostienes/apoyas?
5) Tienen referentes/modelos a los que siguen. Ganan fortaleza interna al conocer de esas personas y de lo que han hecho. ¿Quiénes son tus modelos?
6) Son personas que desean aprender y crecer. Esperan continuar creciendo a través de sus vidas. ¿Cómo estás creciendo actualmente en tu vida? ¿Qué estás haciendo conscientemente para que tu aprendizaje continúe?
7) Aceptan responsabilidades para hacer que sucedan cosas en sus vidas. Enfrentan e intentan superar las dificultades. Evitan culpar a otros. ¿Qué has superado?, ¿qué estás superando?
Nos preguntamos, nos respondemos:
ü ¿Cuánto de hondo caló el término “sobreviviente” en esta reflexión?
ü ¿Cómo tener vida y “en abundancia” si no estamos en alianza con Dios?
ü La Gracia o bien llamada alianza es un encuentro de voluntades: la divina y la humana. En cuanto a lo que a nosotros concierne: ¿cómo contribuimos con Dios para permanecer en ese estado?, ¿priorizamos nuestras opciones por su Evangelio? Ya sea en lo vivencial (integrando valores), en lo cúltico (adorando a Cristo en el Altar), en lo ético (revitalizando el sentido de la vida), en lo afectivo (redimensionando el verdadero Amor de Dios) - que nos fue infundido en nuestros corazones (Rm 5, 5).
ü Si la conversión es un proceso actitudinal que marcha hacia su consumación: ¿qué actitudes nuevas has logrado incorporar en tu vida?, ¿recuperaste el gozo evangélico?, ¿la actitud servicial?, ¿desarrollas aún más tus capacidades constructivas tales como la tolerancia, la perseverancia, la comprensión, la fidelidad a las opciones que entiendes que debes hacer en tu vida cotidiana? Esta incorporación seguramente va a suscitar nuevos bríos en tu vida siempre y cuando la realices desde tu convicción y nunca como copia de lo que otros hacen. Si no hay convicción no hay verdadera opción. Las opciones a las que me refiero son actitudinales no ideológicas. Prioriza siempre lo carismático sobre cualquier ideología. Las ideologías no aseguran la continuidad de un cambio actitudinal. Sí lo hace la convicción.
“Hay dos cosas que yo te pido,
no me las niegues antes que muera,
aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des ni pobreza ni riqueza,
dame la ración necesaria”.
Proverbios 30, 7-8
“Ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras,
y se revistieron del hombre nuevo,
aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto,
renovándose constantemente según la imagen
de su Creador”.
Colosenses 3, 9b-10
Revestirse del hombre nuevo no es otra cosa sino avanzar hacia el conocimiento perfecto, renovándonos interiormente. Esto es conversión: es un proceso que marcha hacia la consumación.
Hay dos elementos constitutivos del proceso: 1) lo religioso en el hombre y 2) el encuentro con Dios como experiencia mística. Ambos, de facto, revelan a la interioridad de cada uno y a muchos que están en el Camino la conversión, que como experiencia religiosa vamos consustanciando a la Voluntad de Dios que siempre la desea. A lo largo de la Biblia Dios invita a la conversión.
Lo religioso en el hombre está compuesto por distintos factores:
a) La atracción por la naturaleza (como experiencia de trascendencia).
b) Nuestra sana tendencia a la vida mística (experiencia de comunión y Presencia actuante por parte de Dios).
c) El interés de servir a los otros según sus necesidades (escuchándolos, ofreciéndonos, compartiendo cosas propias para aliviar a otros).
d) Constancia por conseguir objetivos.
e) Mayor anhelo del silencio.
f) Añoranza de espacios de formación y oración, como tiempos consagrados.
En término psicológicos, desdoblaríamos este desglose como “conciencia posicional del yo”. Por lo general, los psicólogos no aceptan la religiosidad como una tendencia, pero la evidencia de casos concretos nos hace intuir la existencia de una tendencia que se manifiesta con más fuerzas en algunos seres humanos y que pasa casi inadvertida en otros, o que es canalizada por otras vías.
Generalmente, se reconocen como innatas dos clases de necesidades:
1. Las físicas (hambre y sed) y
2. las sexuales.
Nosotros hoy podemos vislumbrar la convicción de añadir “la necesidad de devoción del ser humano”.
Es cierto que las tres “herencias” comunes a todos los seres humanos, es decir, la social, la constitucional y la genética conforman la “imagen de Dios” que cada uno pueda tener. Sin embargo, “Lo religioso en el hombre” tiene un poder coaccionante para introducirlo en la vida sagrada.
Sin perder de vista los factores antes enunciados, orientémonos a profundizar cada uno de ellos, lo cual nos permitirá evaluar a la luz del Espíritu, nuestro proceso de integración para una conversión saludable.
a) La atracción por la naturaleza: alguna vez acudimos a San Juan de la Cruz quien nos enseña que en un contemplativo se empieza por contemplar la “theoría physiqué” (la apreciación de lo creado) y luego la “theoría theologyqué” (la contemplación del mismo Dios). Coincidiremos en que esto es inobjetable. Comenzamos por darle a la naturaleza un sentido trascendente y no solo utilitarista en cuanto nos sirve y del cual vivimos los hombres.
b) Nuestra sana tendencia a la vida mística (experiencia de comunión y Presencia actuante por parte de Dios): la vida mística ya no pasa a ser una dimensión reservada para algunos hermanos, sino una posibilidad que el mismo Dios otorga al “alma anhelante” de su Ser, es una experiencia de Amor Sobrenatural.
c) El interés de servir a los otros según sus necesidades (escuchándolos, ofreciéndonos, compartiendo cosas propias para aliviar a otros): el interés a veces es innato y otras es provocado por otros o por la misma Palabra de Dios. Deberíamos acuñar este axioma: “Según el interés, serán los resultados”.
d) Constancia por conseguir objetivos: la constancia es un trabajo ascético de la voluntad y por eso no conviene olvidar lo que enseña Santo Tomás de Aquino y es que “la voluntad busca el bien conocido por el entendimiento”. Por tanto, en gran parte, depende de lo que entendemos, así se expresa nuestra voluntad. Cuando estimamos algo como bueno, noble, productivo, conveniente, perseguimos ese objetivo. De lo contrario, es aconsejable, retirarse de la escena (por ejemplo, hablar con gente que no sabe escuchar. El resultado es que se monologa – no hay diálogo) y tantos otros ejemplos.
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