Título original: Contro ogni violenza sulle donne. Come rispondere agli stereotipi, combattere gli abusi e costruire una nuova parità
© 2020 Centauria Editore, srl, Milano
Texto: Francesca Sironi
Ilustraciones: Susanna Gentili
Proyecto gráfico: PEPE nymi
Traducción: Cristina Bracho Carrillo
Director editorial: Juan José Ortega
© 2022 Ediciones del Laberinto, S. L., para la edición mundial en castellano
ISBN: 978-84-1330-797-8
THEMA: JBFA / BISAC: SOC010000
EDICIONES DEL LABERINTO, S. L.
www.edicioneslaberinto.es
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ÍNDICE
Introducción9
Capítulo 1
¿Biología o conformismo?15
Capítulo 2
Saber es poder21
Capítulo 3
Trabajadoras, empleadas, directoras27
Capítulo 4
¿A quién pertenece la ciudad?33
Capítulo 5
Cuestión de salud, no de ideología39
Capítulo 6
Los derechos no tienen fronteras45
Capítulo 7
¿Una política común? 51
Capítulo 8
Oscuridad en las redes57
Capítulo 9
Las excusas no valen63
Capítulo 10
Hombres que matan69
Capítulo 11
Incrementar las defensas75
Capítulo 12
¿Quiénes son los violentos?81
Capítulo 13
Otorgar credibilidad87
Capítulo 14
Los hombres pueden cambiar93
Capítulo 15
El avance del feminismo99
Capítulo 16
La paridad funciona105
Capítulo 17
Un nuevo bienestar es posible111
Capítulo 18
Una nueva cultura117
Glosario122
Bibliografía125
Agradecimientos126
Introducción9
Capítulo 1
¿Biología o conformismo?15
Capítulo 2
Saber es poder21
Capítulo 3
Trabajadoras, empleadas, directoras27
Capítulo 4
¿A quién pertenece la ciudad?33
Capítulo 5
Cuestión de salud, no de ideología39
Capítulo 6
Los derechos no tienen fronteras45
Capítulo 7
¿Una política común? 51
Capítulo 8
Oscuridad en las redes57
Capítulo 9
Las excusas no valen63
Capítulo 10
Hombres que matan69
Capítulo 11
Incrementar las defensas75
Capítulo 12
¿Quiénes son los violentos?81
Capítulo 13
Otorgar credibilidad87
Capítulo 14
Los hombres pueden cambiar93
Capítulo 15
El avance del feminismo99
Capítulo 16
La paridad funciona105
Capítulo 17
Un nuevo bienestar es posible111
Capítulo 18
Una nueva cultura117
Glosario122
Bibliografía125
Agradecimientos126
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INTRODUcción
¿Por qué publicar un libro sobre la violencia de género? ¿No se ha-bla ya suficiente del tema? ¿No se han escrito miles de páginas al respecto? La respuesta es no. El conjunto de modelos tóxicos que posibilita y normaliza los abusos contra las mujeres está muy arrai-gado en nuestra sociedad.
Contra la violencia de género pretende trazar un mapa para recono-cer las injusticias estructurales que conforman el marco de viabili-dad de la violencia. Se trata de un libro concebido para usarse como guía y ayudar a los jóvenes y a las familias a comprender cuantísimos aspectos de nuestra realidad se vinculan de forma intrínseca al pro-blema de los feminicidios y el maltrato. El texto no comienza con la violencia de género en sí misma, sino que detalla los lugares donde los estereotipos sobre las mujeres representan una forma continua de discriminación. El sistema de poder arraigado en los tópicos que se exponen a lo largo del libro conforma una barrera que justifica o minimiza la violencia y aísla a la víctima. Solo si tenemos en cuenta estos puntos podremos cambiar de verdad las raíces culturales y es-tructurales de los abusos contra las mujeres.
Capítulo tras capítulo, Contra la violencia de género facilita herra-mientas para responder a los estereotipos que calan en las adoles-centes, marcan sus destinos y las obligan a aislarse, a tener miedo, a permanecer en segundo plano, a expresarse como buenamente pueden. Las mujeres deben estar alerta constantemente, tanto en el colegio como en el trabajo, el médico, las redes sociales o en casa, ya
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contra la violencia de género
que las considerarán frágiles, objetos sexuales o sirvientas las veinti-cuatro horas. ¿Por qué?
Es hora de cambiar las premisas del privilegio masculino que dis-crimina a las mujeres. Para ello, hay que empezar por identificar las injusticias, cortar las relaciones tóxicas a tiempo —en el capítulo 12 encontrarás, por ejemplo, el vademécum del Centro contra la Vio-lencia de Bolonia para reconocerlas—, ofrecer apoyo a las amigas e impedir que los estereotipos impregnen nuestras expectativas. Este libro pretende aportar herramientas útiles para el cambio y dar espacio a los mejores ejemplos de acción que nos llegan desde ciudades como Barcelona o países como Ruanda.
Uno de los elementos que me han convencido para redactar esta pe-queña guía es la necesidad de desplazar el reflejo de las redes sociales en el que se contemplan e identifican millones de personas, ya que constituyen uno de los instrumentos de mayor normativización que podamos imaginar a la hora de reproducir cánones de género desfa-sados. Los hombres y las mujeres se encadenan a los abdominales y a una delgadez imposible en un modelo de consumo y de venta del cuerpo que las redes sociales o la televisión llevan al extremo, impo-niendo una imagen de género distorsionada a la que adherirse. La artista Amalia Ulman lo describió a la perfección con el ejemplo de la «masculinización» forzada de Justin Bieber en el vídeo The Future Ahead. La adhesión normativa a estos modelos supone un problema tanto para las mujeres como para los hombres. Los preceptos morales
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de los que la revolución feminista ha logrado desprenderse parecen haber sido reemplazados por nuevos imperativos de consumo. Son ataduras de las que hay que liberarse, y constituyen trampas morales en las que se debe evitar caer. Como intento explicar en los capítu-los 4 y 9, criticar estos modelos no significa nunca, jamás, tener que aceptar el nudo corredizo de los que justifican los abusos por las mi-nifaldas o las poses provocativas de las víctimas. La violencia no tiene nada que ver con la forma de vestir ni con los gestos de la víctima, sino con la mentalidad de los maltratadores y con un sistema que minimiza metódicamente los abusos contra las mujeres. Hay que invertir este sistema. Hoy en día, reconocer y combatir las desigualdades entre hombres y mujeres se vuelve más necesario que nunca para reflexio-nar sobre cómo subvertir estos modelos, forjar nuevas alianzas y promover una nueva cultura de la igualdad, libre de condicionamien-tos de género antiguos o actuales. Un último apunte: la representa-ción de las mujeres no debe partir de su debilidad. Las mujeres son sujetos capaces de actuar, escoger y discernir de la misma forma que los hombres. Sí, son víctimas frecuentes del abuso, pero poseen una fuerza que hay que reconocerles cuanto antes.
La poetisa Amelia Rosselli menciona en Libélula «nuestras luces interiores, y la más fuerte de todas: la de la verdad». Rebatir el pri-vilegio no se trata de una tarea sencilla, sino que requiere acciones continuas. Este libro pretende ser una pequeña contribución o luz al respecto.
introducción
Blank Noise, colectivo feminista indio.
«Quiénes somos, adónde íbamos, qué llevábamos puesto... Quiero desprenderme de todos los miedos».
Giuditta Creazzo, centro contra la violencia de Bolonia.
«La violencia es un problema que afecta a todos por igual, tanto a los hombres como a las mujeres».
capÍTULO 1
¿BIOLOGÍA O
CONFOR-MISMO?
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Ningún tipo de discriminación es natural
Un lunes por la mañana, la madre de Elena, una compañera del colegio, decidió poner fin al trabajo no remunerado ni reconocido que desempeñaba desde hacía trece años, todos los días, domin-gos incluidos: dejó de encargarse de las labores domésticas y de organizar sola la vida familiar. Se puso en huelga. «Lo personal es político», demostraba con aquel gesto. Y lo recuerda cada estadís-tica que aborda la igualdad de género o la lucha contra la violencia de género.
Desde hace casi doce mil años, las diferencias biológicas entre mujeres y hombres han promovido muchísimos estereotipos que no tienen nada que ver con el ADN, la naturaleza o una «F» o una «M» en el carné de identidad. No existen genes que conviertan a los
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hombres en personas más adaptadas para mandar y a las mujeres para servir. El hecho de que en los museos haya más pintores que pintoras o de que hayan existido más inventores que inventoras en el progreso de la ciencia no se debe a ninguna diferencia cromo-sómica, y, desde luego, nada tiene que ver con la evolución de la especie que las mujeres deban apreciar todos los cumplidos que reciben, incluso cuando no les haga ninguna gracia. Nada de eso se relaciona con la biología. Los estereotipos no constituyen un reflejo de la realidad, sino una representación de ideas concretas, fruto del constructo social, de género femenino o masculino. Cada marco que encuadra a las mujeres como personas débiles es antina-tural. Se trata de un constructo de poder, del resultado de miles de imágenes, palabras y ejemplos que han arraigado en la conciencia colectiva y que dan por sentado quiénes heredan el cetro en las re-laciones y quiénes quedan excluidas. Son diferencias sistemáticas, no de ADN.
Un sistema que mantiene la discriminación en todos los ámbitos, que impide la igualdad en el trabajo y en la política, en el desplaza-miento urbano y en las tareas domésticas, es el mismo que encubre y favorece los abusos más graves. Por eso, este libro comienza ha-blando de los territorios donde la igualdad es un espejismo hasta llegar a la violencia en toda regla. Porque todos los aspectos se re-lacionan estrechamente.
Nuestras acciones, desde que nacemos, atienden a esta larguísima herencia de convenciones que, por lo general, determinan qué es justo y qué no, qué se considera «femenino» y qué «masculino». Son actitudes, formas de vestir o elecciones; algunos comporta-mientos se aceptan más que otros solo porque responden mejor a
¿BIOLOGÍA O CONFORMISMO?
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contra la violencia de género