Las

enfermedades

autoinmunes

Rosa Guerrero

Descubre cómo prevenirlas a través

de las terapias naturales

Las

enfermedades

autoinmunes

NOTA IMPORTANTE: en ocasiones las opiniones sostenidas en

«Los libros de Integral» pueden diferir de las de la medicina oficialmente

aceptada. La intención es facilitar información y presentar alternativas,

hoy disponibles, que ayuden al lector a valorar y decidir responsablemente

sobre su propia salud, y, en caso de enfermedad, a establecer un diálogo

con su médico o especialista. Este libro no pretende, en ningún caso,

ser un sustituto de la consulta médica personal.

Aunque se considera que los consejos e informaciones son exactos

y ciertos en el momento de su publicación, ni los autores ni el editor

pueden aceptar ninguna responsabilidad legal por cualquier error

u omisión que se haya podido producir.

© Rosa Guerrero, 2022.

© de las ilustraciones, Eva Janàriz, 2022.

© de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S.L.U., 2022.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: enero de 2022.

rba integral

ref: obdo994

isbn: 978-84-9118-827-8

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Este libro tiene una finalidad informativa y no pretende diagnosticar ni ofrecer tratamientos alternativos que sustituyan

la consulta médica personal.

El consumo de plantas y suplementos debe realizarse siempre bajo la supervisión de un profesional cualificado que pueda valorar

la conveniencia y eficacia según cada caso.

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CONTENIDO

Introducción13

1. ¿CÓMO FUNCIONA NUESTRO SISTEMA INMUNITARIO?15

Defensas externas e internas18

Inmunidad innata y adaptativa19

Fases de la respuesta inmunitaria19

Células, moléculas y tejidos20

Los anticuerpos23

Los mensajeros inmunitarios25

2. ALTERACIONES DE LA INMUNIDAD27

Defectos29

Excesos30

Errores30

Inconvenientes31

3. ¿QUÉ ES UNA DOLENCIA AUTOINMUNE?33

Tolerancia inmunitaria y autoinmunidad 36

¿Qué activa la respuesta autoinmune?37

Genética38

Infecciones39

Factores ambientales41

Fármacos41

Hormonas42

Desequilibrios nutricionales42

Gestión del estrés43

Traumatismos43

CONTENIDO

10

4. PRINCIPALES ENFERMEDADES AUTOINMUNES: SÍNTOMAS Y CONSEJOS45

Alopecia areata47

Amiloidosis sistémica48

Anemia hemolítica49

Artritis reumatoide50

Celiaquía51

Diabetes mellitus tipo I53

Enfermedad de Behçet54

Enfermedad de Crohn54

Enfermedad de Graves-Basedow55

Esclerodermia56

Esclerosis múltiple57

Espondilitis anquilosante58

Lupus eritematoso sistémico (LES) 59

Miastenia gravis60

Púrpura trombocitopénica inmunitaria61

Psoriasis62

Síndrome antifosfolipídico (SAF)63

Síndrome de Sjögren64

Síndrome Guillain Barré64

Tiroiditis de Hashimoto65

Urticaria-Vasculitis67

Uveítis68

Vitíligo68

5. LA MICROBIOTA INTESTINAL, EN EL FOCO DE ATENCIÓN71

Vivir en simbiosis73

Estilo de vida, dieta y genes74

La importancia de tener un intestino sano76

Entrenadores del sistema inmunitario78

¿Qué significa tener permeabilidad intestinal?80

La disbiosis82

Eje microbiota-intestino-cerebro 87

CONTENIDO

11

6. CLAVES NUTRICIONALES PARA CONTROLAR LAS REACCIONES AUTOINMUNES89

Criterios para comer mejor92

Qué hay que comer y qué no hay que comer94

Protocolo dietético para sanear la microbiota100

El valor del ayuno103

La dieta paleolítica105

¿Qué es la dieta baja en FODMAP?108

7. RECETAS QUE AYUDAN A REGULAR EL SISTEMA INMUNITARIO111

Desayunos114

Batido de plátano con frutos rojos114

Batido verde de espinacas y mango115

Cereales cetogénicos con cacao o vainilla116

Pancakes de plátano117

Infusión digestiva118

Coca de semillas de lino y sésamo119

Entrantes fríos y calientes120

Sopa de apio y puerros con musgo de Irlanda120

Crema de calabaza, jengibre y coco121

Sopa refrescante de apio y manzana 122

Ensalada de rúcula, aguacate y mango con cilantro 123

Ensalada de remolacha, espinacas, hinojo y aguacate124

Ensalada de escaldados verdes «tres sabores»125

Platos principales127

Quinoa al horno con verduras y ajo negro127

Quiche de acelgas con queso de anacardos128

Estofado de alcachofas y castañas129

Pollo marinado con leche de coco y arroz131

Postres132

Peras al jengibre132

Crema dulce de mijo133

Pastel de boniato, almendra y coco134

CONTENIDO

12

Pudin de chía136

Aderezos, aliños y otros complementos137

Pesto a la chlorella137

Condimento de alcaparras138

Pan de yuca139

Paté de zanahoria con jengibre y cúrcuma140

8. LAS TERAPIAS NATURALES SON EFECTIVAS143

Las plantas más idóneas 145

Complementos que contribuyen a equilibrar el organismo158

Protocolo general y ciclos de tratamiento 166

La aportación de la homeopatía170

9. PERSPECTIVA PSICOSOMÁTICA177

La importancia de las creencias179

Cómo influyen las emociones181

Significado de los órganos diana 182

10. CASOS CLÍNICOS187

Caso 1. Artritis reumatoide189

Caso 2. Hipertiroidismo - Enfermedad de Graves-Basedow192

Caso 3. Esclerosis múltiple195

Referencias bibliográficas199

13

Introducción

El presente libro fue concebido durante el confinamiento impuesto por el Gobierno en la primavera de 2020 a raíz de la pandemia de Covid-19 causada por el virus Sars-Cov-2. Se trataba de una nueva enfermedad que tuvo su origen en la ciudad china de Wuhan y que en poco más de tres meses azotaba al mundo entero. Se publicaron multitud de artícu-los y vídeos sobre su origen: desde una zoonosis (enferme-dad transmitida de animales a humanos) procedente de los murciélagos hasta la formulación de conjeturas sobre su creación como arma biológica con fines perversos y poco éticos. El tiempo resolverá estas dudas. Lo que es cierto es que el coronavirus Sar-Cov-2 actúa como un patógeno con capacidad de infectar al ser humano y poner a prueba su sistema inmunitario. Y quién sabe si, al igual que otros virus mucho más estudiados de los cuales hablaremos en este li-bro, puede dar lugar en un futuro a diversos trastornos au-toinmunes y, con ello, contribuir al aumento de las patolo-gías crónicas.

Las enfermedades autoinmunes se han triplicado en las úl-timas décadas y siguen en aumento. Se trata de dolencias con una complejidad clínica elevada y un tratamiento difícil, pro-vocadas por una alteración del sistema inmunitario, que se ve estimulado a producir anticuerpos contra los propios tejidos

introducción

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de forma exacerbada. Esta acción conlleva una destrucción progresiva de ciertas funciones orgánicas.

¿Qué está pasando? ¿Por qué nuestro sistema de defensa deja de realizar su trabajo adecuadamente y ataca a las células sanas del cuerpo produciendo daños irreversibles? La medici-na oficial desconoce el estímulo responsable de este desequili-brio, aunque se sabe que la asociación de diferentes factores —genéticos, ambientales, hormonales, infecciosos...— así como la alimentación y el estilo de vida están casi siempre de-trás de estas dolencias.

Este libro pretende dar una idea básica de cómo funciona el sistema inmunitario, qué alteraciones puede sufrir, qué su-cede en el cuerpo cuando aparece una enfermedad autoinmu-ne y qué remedios ofrece la medicina natural. También vere-mos cómo influyen las emociones y la actitud frente a la vida, así como la interpretación psicosomática según los órganos o sistemas afectados. Lejos de considerar la enfermedad como una fatalidad del destino, invito al lector a interpretar su men-saje y a realizar cambios en su estilo de vida que le ayuden a recuperar la salud y a vivir libre de los temidos brotes que caracterizan a este tipo de enfermedades.

1

¿Cómo funciona NUESTRO SISTEMA INMUNITARIO?

1. ¿CÓMO FUNCIONA NUESTRO SISTEMA INMUNITARIO?

17

Los microorganismos conviven con nosotros, sobre nuestra piel y en nuestro interior, están en el aire que respiramos o en los alimentos que ingerimos. Si no tuviéramos sistema inmu-nitario, los virus atacarían nuestras células, las bacterias in-fectarían nuestras heridas y los mohos crecerían sobre noso-tros como lo hacen sobre un trozo de pan húmedo.

El sistema inmunitario está formado por un conjunto de células, moléculas, tejidos y órganos que trabajan coordina-damente para defendernos de las infecciones. Por eso, a me-nudo se le denomina «las defensas» del cuerpo. Esta compleja red defensiva es capaz de distinguir entre lo que pertenece al organismo y lo que es extraño a él. Para ello, cada una de nuestras células presenta en su superficie las mismas proteí-nas, que son únicas y características en cada persona. Vienen a ser como la huella dactilar del individuo. El sistema inmuni-tario las reconoce y las deja en paz.

Este sistema de identificación individual se denomina «complejo mayor de histocompatibilidad» (CMH). Fue des-cubierto en 1958 por el profesor Jean Dausset, premio Nobel de medicina en 1980.

La palabra inmunología deriva del griego inmunitas, que significa libre de cargas o impuestos, y se refería a los senado-res. Por lo tanto, la inmunidad de un organismo es su capaci-

las enfermedades autoinmunEs

18

dad para mantenerse libre, en este caso, de enfermedades in-fecciosas. Y la respuesta inmunitaria es el conjunto de acciones que emprende el sistema inmunitario frente a una infección, tanto para eliminarla cuando aparece como para prevenirla en el futuro.

Pero ¿qué ocurre cuando una persona es diagnosticada de una enfermedad autoinmune? ¿Cómo puede ser que nuestro propio ejército, diseñado para proteger nuestro organismo de los agresores externos, acabe atacando a nuestras células y tejidos? ¿Qué mecanismos intervienen en esas órdenes erró-neas? ¿La única solución es desarmar e inhabilitar a esos sol-dados enloquecidos que, por otra parte, necesitamos para so-brevivir?

Defensas externas e internas

Muchos de los microorganismos que nos producen enferme-dades viven sobre la piel o las mucosas, pero solo una pe-queña parte logra acceder a nuestro interior. Por lo tanto, los agentes del sistema inmunitario se pueden clasificar por su papel defensivo exterior (sobre la piel o las mucosas) o inte-rior (medio interno). Son, respectivamente, la primera línea de protección (defensas externas) y la segunda y tercera líneas de protección (defensas internas).

La piel es una barrera física muy efectiva, ya que los mi-croorganismos solo pueden atravesarla si hay roturas o heri-das. Las mucosas son más frágiles, porque deben permitir el paso de nutrientes (mucosa digestiva) o de gases (mucosa res-piratoria). Pero las mucosas, a diferencia de la piel, producen secreciones con actividad antimicrobiana. Además, la propia competencia entre los microorganismos comensales (micro-biota bucal, bronquial, intestinal, etc.) evita la proliferación de los patógenos oportunistas.

¿cómo funciona nuestro sistema inmunitario?

19

Inmunidad innata y adaptativa

Aunque la inmunidad es única, sus componentes se asignan a dos grandes categorías que trabajan en coordinación para mantener nuestra integridad.

Inmunidad innata o inespecífica. Nacemos con ella. Todos los seres vivos la tienen en mayor o menor medida. Es rápi-da, pero carece de memoria inmunitaria. Las células im-plicadas en esta respuesta —como los fagocitos— son capaces de combatir la infección desde el mismo mo-mento en que se presenta y durante sus primeras fases. Se le denomina también inespecífica porque no identifi-ca patógenos concretos y no crea protección frente a una nueva infección.

Inmunidad adaptativa, específica o adquirida. Es exclusiva de los animales vertebrados, tarda aproximadamente una semana en desarrollarse y es responsable de la memoria inmunitaria. Se le denomina adaptativa porque se adap-ta al patógeno; específica porque identifica patógenos muy concretos a los que reconoce por sus antígenos (sustancias nocivas que el cuerpo identifica como extra-ñas); y adquirida porque debemos fabricarla a lo largo de la vida, es decir, no nacemos con ella.

Fases de la respuesta inmunitaria

La inmunidad innata y la adquirida no son independientes la una de la otra. Cada sistema actúa en relación con el otro e in-fluye sobre él directa o indirectamente a través de mensajeros. Para ello utilizan una estrategia común que consiste en:

1. Reconocer al patógeno.

2. Activar las células o moléculas implicadas.

las enfermedades autoinmunEs

20

3. Desplegar la función efectora asociada para iniciar el ataque.

La fase de reconocimiento es muy importante ya que, si aquí se origina un error, se pueden producir daños irreversibles en nuestros propios tejidos y causar las enfermedades autoin-munes.

Células, moléculas y tejidos

Ese gran ejército que es nuestro sistema inmunitario está compuesto por múltiples células, moléculas y tejidos con una misión clara y diferenciada. De su buen funcionamien-to depende nuestra salud. Veamos cuáles son y cuál es su función:

Macrófagos. Son glóbulos blancos que pueden tener for-ma y función diferentes según el tejido en el que se en-cuentren, además de recibir también distintos nombres. Por ejemplo, los presentes en el hígado reciben el nom-bre de células de Kupffer; los que colonizan el sistema nervioso central se denominan células de la microglía, y los de los huesos, osteoclastos. Pero su misión es la mis-ma: localizar e ingerir microbios y sustancias tóxicas. También «avisan» mediante sustancias solubles a otras células para que las ayuden con la infección y reparar el desaguisado que haya hecho el patógeno. El resultado de toda esta actividad es la inflamación.

Granulocitos. Viven en la sangre, de donde solo salen si alguien les avisa; por ejemplo, un macrófago, o las mo-léculas del sistema del complemento. Tenemos tres ti-pos: neutrófilos, eosinófilos y basófilos, pero única-mente los primeros tienen actividad fagocítica (es decir, que ingieren patógenos). Los neutrófilos constituyen el

¿cómo funciona nuestro sistema inmunitario?

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90% de este grupo y son capaces de fagocitar y des-truir directamente multitud de gérmenes. Los eosinófi-los son activos frente a las infecciones por parásitos multicelulares y otros microorganismos de tamaño grande y también controlan mecanismos asociados a las alergias; cuando superan el 3% son indicadores de ciertas patologías como asma, rinitis, urticarias, etc. Los basófilos son responsables de la respuesta alérgica; liberan serotonina, histamina y heparina para producir vasodilatación y prevenir la coagulación. Un aumento en el nivel de basófilos indica una inflamación no espe-cífica.

Mastocitos. Son células específicas que se hallan en la mayoría de los tejidos del cuerpo. Su proximidad a los vasos sanguíneos les permite regular localmente la permeabilidad vascular. Liberan histamina para avasa-llar y reducir al patógeno, cuyos restos acaban en el ganglio más cercano. Su función es similar a la de los macrófagos, pero su respuesta es mucho más rápida. Son los responsables de las manifestaciones alérgicas cuando identifican un alérgeno inocuo (polen, ácaros, pelos de gato...) como si se tratara de un elemento pa-tógeno.

Sistema del complemento. Junto a los macrófagos y los neu-trófilos, es el principal responsable de la inmunidad in-nata. Está formado por varias proteínas sintetizadas ma-yoritariamente por el hígado, que están presentes en forma inactiva en el plasma y los líquidos intersticiales. La activación de estas proteínas da lugar a una reacción en cascada que genera una serie de respuestas biológicas dirigidas a la eliminación directa (lisis) o indirecta (fago-citosis) de los microorganismos invasores y de los inmu-nocomplejos que se forman.

Células dendríticas. Juegan un importante papel como nexo de unión entre la respuesta inmune innata y la adaptati-

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va. Actúan como centinelas naturales y detectan posibles agentes patógenos mediante los diferentes receptores que poseen en su superficie. Tienen capacidad para cap-turarlos y fagocitarlos, así como de presentar fragmen-tos de esos antígenos a los linfocitos T, dando pie al ini-cio de la respuesta inmunitaria adaptativa o específica. También están implicadas en la inducción de la toleran-cia inmunitaria, que es esencial para evitar que el cuerpo ataque a los propios tejidos.

Linfocitos NK (Natural Killer). Son linfocitos con actividad citotóxica o citolítica innata. Se diferencian de los lin-focitos T en que actúan mucho más rápido. Eliminan de forma espontánea células tumorales y células infec-tadas por diferentes patógenos. Son también las encar-gadas de contener los ataques mientras transcurre el tiempo necesario para que las células T puedan llevar a cabo su función. Además, secretan factores solubles que regulan las funciones de otras células del sistema inmunitario.

Linfocitos B y T. Intervienen en la etapa más avanzada de una infección. Perpetran ataques más específicos, una vez que los macrófagos les presentan fragmentos de an-tígenos de los invasores. Los linfocitos B se transforman en células del plasma que producen los anticuerpos y las proteínas necesarias para reconocer antígenos y, poste-riormente, adherirse a ellos para favorecer su elimina-ción. Los linfocitos T coordinan la respuesta inmunita-ria global. Su capacidad abarca desde la eliminación de células cancerosas hasta el ataque a aquellas células que pudiesen estar infectadas por microorganismos invaso-res. Cuando los linfocitos B y T se activan, una parte de ellos guarda el recuerdo del atacante de forma que, si vuelve a aparecer, el sistema inmunitario estará prepara-do para destruirlo.

¿cómo funciona nuestro sistema inmunitario?

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Los linfocitos son células programadas para reconocer antí-genos. Se calcula que en su «repertorio» tienen más de 1015 (mil billones) de receptores, que vienen a ser como la huella digital de cada agresor que ha penetrado en nuestro organis-mo. Con una «biblioteca» de estas dimensiones es fácil que los receptores reconozcan antígenos casi idénticos a molécu-las del organismo. El cuerpo cuenta con mecanismos (como los linfocitos T reguladores) que eliminan estas células reac-tivas y los anticuerpos que se han formado, manteniendo así la homeostasis y favoreciendo la tolerancia hacia los au-toantígenos. Sin embargo, hay ocasiones en que, por diver-sas causas, el sistema falla. Aparecen así las enfermedades autoinmunes, con la proliferación de linfocitos B o T autoa-gresivos que atacan directamente a tejidos u órganos del cuerpo.

Los anticuerpos

Los anticuerpos, también llamados inmunoglobulinas, son proteínas producidas por los linfocitos B y las células plasmá-ticas derivadas de ellos para identificar y neutralizar a los an-tígenos (bacterias, virus, hongos, parásitos y alérgenos). El cuerpo genera inmunoglobulinas específicas para combatir a cada agresor. Muchos de estos anticuerpos permanecen en la sangre durante años, e incluso toda la vida, lo que hace inmu-ne al organismo frente a infecciones posteriores de los mismos agentes patógenos.

Los niveles de anticuerpos ayudan a saber cómo funciona el sistema inmunitario, si existen inmunodeficiencias, hiper-sensibilidades o si se está gestando una enfermedad autoin-mune. Existen cinco clases de inmunoglobulinas (Tabla 1).

las enfermedades autoinmunEs

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tabla 1. las diversas igs tienen distinta distribución en los tejidos y sus niveles en sangre permiten identificar infecciones activas o pasadas, así como desequilibrios inmunitarios

INMUNOGLOBULINAS

Tipo

Ubicación

Función

IgA

Secreciones: saliva, lágrimas, jugos gástricos, leche materna, fluidos vaginales...

Primera defensa frente a patógenos que penetran a través de las mucosas. Inhiben la motilidad de las bacterias.

IgM

Plasma sanguíneo, líquido intersticial...

Formación rápida ante la primera exposición a un antígeno.

Indican que hay un proceso inflamatorio activo.

IgG

Plasma sanguíneo, tejidos; atraviesan la placenta confiriendo protección al feto.

Se producen tras haber superado una infección y confieren inmunidad a largo plazo.

IgE

Plasma sanguíneo, pulmones, piel, mucosas...

Participan en las reacciones de hipersensibilidad.

IgD

Membrana de los linfocitos B

Colaboran en la activación de los linfocitos B.

Las inmunoglobulinas recubren los antígenos que penetran en el cuerpo y, de esta forma, facilitan su destrucción a través de diversos mecanismos: por un lado, los neutralizan; por otro, activan el sistema del complemento y, por último, atraen y estimulan a los leucocitos para que fagociten al patógeno o —si es demasiado grande— secreten sustancias para que lo destruyan (citolisinas).

¿cómo funciona nuestro sistema inmunitario?

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Los mensajeros inmunitarios

Todas las células del sistema inmunitario necesitan estar co-nectadas entre para elaborar de forma conjunta y ordenada una respuesta que termine con la eliminación del patógeno. Para ello utilizan dos formas de comunicación: una es el con-tacto directo mediante las distintas moléculas de membrana, y la otra es a través de la síntesis y liberación de pequeñas proteínas que reciben el nombre genérico de citocinas. Este nombre agrupa diversas proteínas llamadas linfocinas, mono-cinas, quimiocinas, interleucinas, interferones, etc.

Las citocinas actúan como «hormonas» del sistema inmu-nitario, desempeñando una compleja función de mensajeros de la inmunidad. Son producidas en los primeros instantes de una infección, especialmente por los macrófagos y los linfoci-tos T, alertando a las células que poseen receptores de citoci-nas de que hay una respuesta inmunitaria en marcha.

Estos mensajeros pueden tener un efecto local, actuando solo en un espacio reducido y puntual, pero también pueden actuar sobre dianas que se encuentran más alejadas. Sus fun-ciones son regular la duración y la amplitud de la respuesta inmunitaria, tanto innata como específica, reclutar células a la zona en conflicto (inflamación) e inducir la generación de nuevas células para reparar los tejidos dañados.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el sistema in-munitario y el sistema neuroendocrino se comunican median-te estas sustancias solubles denominadas citocinas. La acción de estas moléculas está muy regulada por varios mecanismos; uno de ellos es la existencia de moléculas antagonistas que son capaces de inhibir la acción de dichas citocinas para evi-tar efectos perjudiciales en el caso de una síntesis excesiva. Si fallan estos mecanismos, la producción excesiva de estos mensajeros desencadenará reacciones proinflamatorias cróni-cas y descontroladas... la famosa «tormenta de citocinas» que hoy todos conocemos a raíz de la pandemia Covid-19.

2

alteraciones de la inmunidad

2. ALTERACIONES DE LA INMUNIDAD

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El sistema inmunitario está formado por un conjunto de célu-las, moléculas y órganos que colaboran entre para defen-dernos de los agentes infecciosos, respetando los tejidos pro-pios. Por lo tanto, los fallos o alteraciones que se produzcan favorecerán el desarrollo de infecciones, de alergias e hiper-sensibilidades, o bien de enfermedades autoinmunes.

Defectos

Las enfermedades causadas por defectos del sistema inmuni-tario se denominan inmunodeficiencias y pueden ser congéni-tas o adquiridas. En las primeras, la alteración se debe a un defecto genético, ya sea en algún componente del sistema in-munitario o en la formación de proteínas que le afectan direc-tamente.

En las segundas, la alteración es adquirida. Por ejemplo, tras una infección vírica (como ocurre en el sida), por malnu-trición o incluso tras sufrir una profunda depresión.

El rasgo más característico de las inmunodeficiencias es la tendencia a desarrollar infecciones crónicas o repetidas de origen vírico, bacteriano, fúngico o parasitario, a menudo por microorganismos que raramente causan enfermedades.

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