Índice
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
Otros capitalismos son posibles: perogrullada, provocación, prevención y propuesta
Itinerario de la investigación
Hoja de ruta
1. APOLOGÉTICOS Y APOCALÍPTICOS: DOS NARRATIVAS CONTRAPUESTAS SOBRE EL CAPITALISMO
Capital, trabajo y mercado: el núcleo del capitalismo
Occidentalismo: estereotipos sobre la economía moderna
La narrativa idílica: la auto-regulación del mercado
La narrativa apocalíptica: los molinos satánicos del capitalismo
Estereotipos antagónicos: ¿cómo salir de esta cárcel de dos celdas?
2. DIVERSIDAD DEL CAPITALISMO: ANTECEDENTES CONCEPTUALES
Marx y Polanyi: las paradojas de la crítica
Feminismo y análisis no-esencialista del capitalismo
¿Buen capitalismo y mal capitalismo?
Abejas y langostas
Variedades del capitalismo
La teoría de la regulación
3. VEINTE TESIS SOBRE LA DIVERSIDAD Y LA ELASTICIDAD DE LOS CAPITALISMOS
I. No son lo mismo capital, capitalistas, relaciones capitalistas, empresas capitalistas y capitalismo
II. Puede haber mercado sin capitalismo, ¿y viceversa?
III. Hay que distinguir el capital objetivado de otras formas de capital que son inseparables de las personas
IV. No existe el capitalismo, sino muchos capitalismos, atravesados por varias lógicas
V. Hay que analizar procesos y configuraciones, no reiterar esencias y estructuras
VI. Los capitalismos coexisten con otros modos de producción, hay diversos tipos de híbridos
VII. Los capitalismos se encuentran interconectados, de maneras diversas
VIII. Los capitalismos difieren por los marcos institucionales, pero las instituciones son sólo una parte de la historia
IX. El cambio tecnológico transforma los capitalismos, pero hay que evitar el determinismo tecnológico
X. El análisis antropológico puede abrir la caja negra del capitalismo
XI. La agencia, las relaciones de poder y los conflictos generan diversidad en los capitalismos
XII. Los capitalismos están atravesados por la dominación y la resistencia
XIII. El capitalismo es paradójico, sus contradicciones se pueden regular, pero no eliminar
XIV. Las crisis son parte de la dinámica capitalista; las recuperaciones, también
XV. El antagonismo entre capital y trabajo puede agravarse, pero también puede mitigarse (aunque no desaparece)
XVI. En los capitalismos hay tendencias y contra-tendencias
XVII. Desmitificar a los capitalistas, desmitificar a los trabajadores
XVIII. No hay esencias, ni benignas ni malignas
XIX. Los capitalismos son elásticos… hasta cierto punto
XX. El futuro de los capitalismos: final abierto
4. DE-CONSTRUIR LOS CAPITALISMOS: CONTRADICCIONES, TENDENCIAS Y VARIANTES
La dialéctica de la desigualdad en los capitalismos
El dilema de la propiedad privada del capital
La relación contradictoria con el medio ambiente
Muchos dilemas, múltiples variantes
EPÍLOGO: LA TRANSFORMACIÓN RADICAL DE LOS CAPITALISMOS
BIBLIOGRAFÍA
Otros capitalismos
son posibles
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Secretaria General
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Coordinador General de Difusión
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y Promoción Editorial
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de Ciencias Sociales
y Humanidades
Juan Manuel Herrera
Jefa del Departamento
de Antropología
Laura R. Valladares de la Cruz
Responsable Editorial
Norma Jaramillo Puebla
Reygadas, Luis
Otros capitalismos son posibles / Luis Reygadas, autor. - - México : Universidad Autónoma Metropolitana, 2021
1a. edición
296 p. : ilustraciones ; 14 x 21 cm
ISBN: 978-607-28-2243-6
T. 1. Capitalismo - Aspectos sociales T. 2. Distribución del ingreso T. 3. Capitalismo - Siglo XXI
HB501 R49
Primera edición, 2021
OTROS CAPITALISMOS SON POSIBLES
de Luis Reygadas
Diseño de portada: Roberto Mora
Imagen en portada: “Abstracciones”, de Alina López Cámara
D.R. © 2021, Luis Reygadas
D.R. © 2021, Universidad Autónoma Metropolitana
Prolongación Canal de Miramontes 3855
Ex Hacienda San Juan de Dios, Alcaldía Tlalpan
14387, Ciudad de México
Unidad Iztapalapa/División de Ciencias Sociales y Humanidades/
Departamento de Antropología, <antropublicar@gmail.com>
Tel. (55) 5804 4763 / (55) 5804 4764
ISBN: 978-607-28-2243-6
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La presente publicación pasó por un proceso de dos dictámenes (doble ciego) de pares académicos avalados por el Consejo Editorial del Departamento de Antropología, que garantizan su calidad y pertinencia académica y científica.
Impreso en México/Printed in Mexico
Conocer, de manera directa, las experiencias y las perspectivas de trabajadoras y trabajadores en diferentes países fue la principal fuente de inspiración para escribir este libro. Desde la década de los años setenta he tenido la extraordinaria oportunidad de realizar investigación antropológica en numerosas empresas en México, Guatemala, Argentina, España y Colombia. La idea de que existen capitalismos muy distintos me pareció evidente después de haber observado los procesos de trabajo en minas de carbón, hierro, metales preciosos y roca fosfórica; en plantas metalúrgicas y siderúrgicas; en empresas maquiladoras, así como ensambladoras de automóviles y de productos electrónicos; en hospitales, empresas de seguros y consultoras; en la industria de la construcción; en talleres de carpintería y de talabartería, y, más recientemente, en plataformas digitales. He podido escuchar las historias de vida laboral de viejos mineros que trabajaron en la primera mitad del siglo XX, de obreras que se incorporaron a plantas maquiladoras en las últimas décadas del siglo pasado, de trabajadores y trabajadoras que enfrentaron la precariedad y la incertidumbre laboral a comienzos del siglo XXI, de jóvenes que en la actualidad trabajan en contextos digitales. He podido vislumbrar los proyectos, las preocupaciones y los dilemas de empresarios(as) y directivos(as) que se encuentran al frente de empresas de todos tipos y tamaños: grandes corporaciones trasnacionales, empresas líderes en su país, emprendimientos familiares, cooperativas, fábricas recuperadas, pequeños talleres, empresas consultoras de tamaño medio. La diversidad geográfica, temporal, productiva, tecnológica, cultural, organizativa, étnica y de género que he encontrado en el trabajo de campo durante más de cuarenta años es el leitmotiv que alimenta las reflexiones teóricas sobre la multiplicidad de los capitalismos presentadas en esta obra. Por ello, mi principal agradecimiento es para los trabajadores, empleados, directivos y propietarios de distintas empresas de la región carbonífera de Coahuila, Ciudad de México, Chihuahua, Ciudad Juárez, Guatemala, Buenos Aires, La Plata, Madrid, Barcelona, Valencia y Medellín, con quienes he podido conversar sobre su trabajo, sus historias, sus experiencias y sus proyectos durante las últimas décadas.
La idea inicial de esta obra surgió en el transcurso de estancias de investigación realizadas en Madrid en varios periodos entre 2008 y 2014. Agradezco de manera muy especial a Maritza Guaderrama y Francisco Cruces, cuya ayuda fue fundamental para que pudiera realizar este trabajo de investigación, además de que a lo largo de muchos años pude compartir con ambos ideas, hipótesis y preocupaciones. Agradezco también a los trabajadores y a los directivos/socios de la empresa DNX (después Designit Madrid), que en muchas ocasiones me permitieron conocer en detalle su singular manera de trabajar. El Grupo de Cultura Urbana de la Universidad Nacional de Educación a Distancia me acogió generosamente en varias ocasiones, y fue con ellos con quienes discutí por primera vez los esquemas y las tesis que dieron lugar a este trabajo, por lo que quiero agradecer el apoyo y la curiosidad intelectual de Amparo Lasén, Fernando González de Requena, Fernando Monge, Francisco Cruces, Gloria Durán, Héctor Fauce, Karina Boggio, Monserrat Cañedo, Romina Colombo y Sara Sama.
En los últimos años pude estudiar a fondo las experiencias de dos empresas muy distintas en la Ciudad de México. Por una parte, María Pozzio, Alejandra Medina y yo entrevistamos a todos los integrantes y recuperamos la historia de los cuarenta años de historia de TUYO (Trabajadores Unidos y Organizados), una cooperativa que se volvió empresa.1 Dedico este libro a José Luis Govea (†), fundador y dirigente de TUYO, quien supo combinar una visión emprendedora con una vida de lucha política y social. Por otra parte, en 2018 y 2019 pude realizar una etnografía y conversar con todos las personas que trabajaban en ese momento en Bitácora Social, una empresa de consultoría antropológica que ha realizado estudios para diversos clientes, entre ellos muchas grandes empresas que operan en México. Agradezco a los alumnos de la licenciatura en Antropología Social que bajo mi coordinación realizaron prácticas profesionales en Bitácora Social y me ayudaron a comprender esta empresa: Adrián Cruz, Carolina Medel, Daniel Nava, Matías Platas, Michele Méndez, Vianey Hernández y Yeimi Carmona.
Tengo la fortuna de trabajar en el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa, un espacio de colaboración académica y camaradería, generoso y estimulante, que me ha permitido dedicar muchos años a las investigaciones que hoy confluyen en este libro.
He tenido el privilegio de contar con amigas y amigos con quienes compartir dudas, sueños e inquietudes políticas, sociales e intelectuales. Han sido invaluables sus contribuciones para construir y madurar las reflexiones que contiene este libro. Muchas gracias a todas y a todos, en particular a Akuavi Adonon, Ana Rosas, Diego Prieto, Eduardo Nivón, Federico Besserer, Juan Luis Sariego (†), Néstor García Canclini, Ricardo Falomir, Rodrigo Díaz, Rosalía Winocur, Toby Miller y Xóchitl Ramírez.
En 2021, en dos cursos de la Universidad Autónoma Metropolitana, uno en la licenciatura en Antropología Social y otro en la maestría en Ciencias Antropológicas, los alumnos leyeron una versión preliminar del capítulo 3. Agradezco los valiosos comentarios y sugerencias que me hicieron Ana Barrera, Ana Ceballos, Ana Isabel León, Andrea Taibo, Ariadna Medina, Carlos Corona, Daniel Águila, Denise Sánchez, Fernando Sánchez, Grace Méndez, Guillermo Leal, Iván Aguilar, Mariana Bautista, Mariela González, Óscar Magaña, Sebastián Licona y Valeria Martínez.
Las investigaciones que permitieron la elaboración de este libro se han visto beneficiadas por varios proyectos en los que he tenido oportunidad de participar: el proyecto “Antropología del capitalismo contemporáneo”, que desarrollo desde hace varios años con el respaldo de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM Iztapalapa; el proyecto “Procesos económicos emergentes: wikiempresas y nueva economía social”, realizado entre 2012 y 2015 (SEP-Conacyt 155440); los proyectos “Prácticas culturales emergentes en el nuevo Madrid” (CSO2009-10780 Ministerio de Ciencia e Innovación de España) y “Madrid cosmópolis. Prácticas emergentes y procesos metropolitanos” (CSO2012-33949 Ministerio de Economía y Competitividad de España), ambos coordinados por Francisco Cruces, así como el proyecto “Empresas de Humanidades”, realizado en 2012-2013, que formó parte del programa Nueva Economía 20+20 de la Escuela de Organización Industrial (España).
Dos lectores(as) anónimos(as) que leyeron el manuscrito identificaron carencias e hicieron agudas sugerencias. Agradezco sus lecturas críticas, que me ayudaron a enriquecer los argumentos y a precisar las limitaciones de esta obra.
Agradezco a Alina López Cámara la fotografía de su acuarela Abstracciones, para la portada del libro.
Me da un enorme gusto que este texto se publique en versión digital, con acceso libre y gratuito, sin que se acompañe de una versión en papel. Es una apuesta por el medio ambiente y por compartir y difundir, de la manera más amplia posible, el conocimiento producido en una universidad pública. Creyeron en esta posibilidad y la apoyaron Rodrigo Díaz, rector de Unidad; Laura Valladares, jefa del Departamento de Antropología, y Marisela Jiménez, coordinadora de servicios documentales de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Norma Jaramillo, responsable del área de publicaciones del Departamento de Antropología de la UAM, condujo con eficiencia y buen humor el laborioso proceso que permitió pasar del manuscrito a la publicación.
Muchas gracias a todas y a todos.
1 Luis Reygadas, María Pozzio y Alejandra Medina, Trabajadores Unidos y Organizados (TUYO). 40 años de trabajo cooperativo 1976-2016, México, Lectorum, 2016.
There is a crack, a crack in everything
That’s how the light gets in.
LEONARD COHEN, Anthem, 1989
¿El capitalismo genera prosperidad y bienestar en un ambiente de libertad, como señalan sus defensores? ¿O es un sistema injusto en el que los trabajadores son explotados en beneficio de una minoría propietaria del capital, como afirman sus críticos? ¿El capitalismo conduce de manera inexorable a una mayor desigualdad o dispone de mecanismos que a largo plazo reducen las desigualdades? ¿Los mercados capitalistas se auto-regulan y logran sortear las dificultades y turbulencias que genera su funcionamiento? ¿O, por el contrario, conducen a crisis cada vez más graves que, de una u otra manera, producirán su colapso o su sustitución por otro sistema social? Más allá de estas dicotomías, que bosquejan un mundo en blanco y negro, este libro indaga la diversidad de los capitalismos, con todos sus colores, tonalidades y matices. En lugar repetir la discusión acerca de si el capitalismo es bueno o malo, de lo que se trata es de cambiar las preguntas. ¿Qué tan diverso puede ser el capitalismo? ¿Por qué difieren los capitalismos? ¿Qué factores provocan sus transformaciones? ¿Otros capitalismos son posibles?
Ha habido muchos capitalismos a lo largo de la historia. Es muy diferente el capitalismo de pequeña escala, que emergió entre el siglo XIII y el siglo XV en los intersticios de la Europa feudal, que el capitalismo comercial asociado con el colonialismo, que caracterizó el periodo comprendido entre finales del siglo XV y mediados del siglo XVIII. Capitalismos muy distintos se forjaron después con la Revolución Industrial, con la formación de grandes empresas y monopolios a finales del siglo XIX, con el impulso al Estado de bienestar después de la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial o con el capitalismo global y las nuevas tecnologías de la información hacia finales del siglo XX. ¿Cómo explicar estas transformaciones? ¿Qué factores incidieron en la configuración de distintas trayectorias capitalistas? ¿Qué podemos aprender de la historia de la diversidad capitalista?
Hoy en día también hay muchos capitalismos. En los últimos lustros el mundo ha experimentado una de sus variantes más funestas, marcada por el predominio del capital financiero, la precarización del empleo, la profundización de muchas desigualdades y el deterioro del medio ambiente. Pero justo en este momento en que predomina este capitalismo desbocado y depredador es importante recordar que no es el único que existe o que puede existir. No son lo mismo el capitalismo de Estado que se desarrolla en China y las trayectorias neoliberales de Estados Unidos de América y Gran Bretaña. Tampoco son iguales los casos de países que han preservado muchas instituciones del estado de bienestar, como ocurre en el norte de Europa y en Uruguay, y aquellos otros en los que se han desmantelado. Son distintos los capitalismos en los que la innovación tiene un gran peso, por ejemplo, Finlandia y varios países asiáticos, y aquellos en los que prevalecen el rentismo y las prácticas extractivistas, como sucede en muchas naciones de América Latina y África. ¿Cómo explicar la diversidad de los capitalismos? ¿Qué tienen en común los distintos tipos? ¿Qué tanto pueden diferir? ¿Qué los hace variar? ¿Hay variantes que pueden considerarse más positivas o deseables que otras? ¿De acuerdo con qué criterios?
Este libro también intenta mostrar que en el momento actual son posibles capitalismos muy distintos, que el futuro está abierto, que no hay una sola vía, sino muchas. ¿Cómo será el mundo después de la pandemia de Covid-19? ¿Se agravará el deterioro ecológico o es posible que comience a revertirse? ¿Se profundizarán las enormes desigualdades que han acompañado a la globalización o se construirán instituciones para reducirlas, como ocurrió a mediados del siglo XX? ¿Los avances en la equidad de género y el creciente protagonismo de las mujeres darán lugar a nuevos tipos de capitalismos? ¿Hacia dónde se dirigen o podrían dirigirse las empresas con las nuevas tecnologías disponibles? ¿Cómo se están transformando las relaciones laborales con las plataformas digitales? ¿El trabajo será más creativo o será aún más alienado? ¿Se pueden advertir cambios en ambos sentidos? ¿Hay una tendencia a que los trabajadores realicen sus labores de una manera más libre o, por el contrario, es cada vez mayor el control del trabajo por parte de las empresas? ¿Es algo que varía según la empresa, el sector y el país? ¿Es posible un capitalismo colaborativo, en el que se atenúen las contradicciones entre propietarios y trabajadores? ¿Qué alternativas hay frente a la auto-explotación y la sociedad del cansancio?1 Tales preguntas y otras animan este libro, que toma como punto de partida una tesis polémica: otros capitalismos son posibles.
Afirmar que otros capitalismos son posibles es una perogrullada, una provocación, una prevención y una propuesta. Es una perogrullada, porque si hay cientos de países capitalistas y si esta forma de organizar la economía ha predominado durante los últimos siglos, obviamente existirán muchas formas de capitalismo. No son iguales el capitalismo inglés del siglo XIX que analizó Marx y el capitalismo chino del siglo XXI. Existen muchas variantes del capitalismo: este sistema cambia de un país a otro y de un periodo histórico al siguiente. Si su variabilidad es algo tan obvio, ¿por qué recordarla y utilizarla para el título de un libro? Porque lo obvio suele darse por sentado, con frecuencia se vuelve invisible. Buena parte de los análisis sobre el tema olvidan esta perogrullada y parten del supuesto de que el capitalismo es y será el mismo en todo momento y en cualquier lugar. Es cierto que todos los capitalismos comparten algunas características que los definen como tales, pero su diversidad es tan grande que en muchos casos se trata de realidades completamente distintas. Aunque poseen rasgos comunes, una mediana empresa noruega contemporánea, en la que las desigualdades de ingresos entre trabajadores y empresarios pueden ser mínimas, se encuentra a años luz de distancia de una corporación trasnacional en la que los ingresos anuales del CEO pueden ser miles de veces superiores al salario de uno de sus trabajadores en una de sus filiales en Indonesia. El trabajo rutinario y enajenado de un obrero automotriz de Detroit en la época del fordismo es muy distinto al trabajo de diseño de los programadores de Google en Mountain View en California, a pesar de que ambos han sido íconos de las transformaciones productivas de su tiempo.
La diversidad es aún mayor si tomamos en cuenta que el capitalismo nunca ha existido en forma pura, sino que se ha presentado en combinación con otras formas de organizar la economía y la sociedad. En sus comienzos, el capitalismo surgió en el contexto del feudalismo europeo y luego se articuló con otros modos de producción, dando lugar a diversos híbridos en los que se mezcló con la producción esclavista, con diversos feudalismos y con distintas expresiones del modo de producción asiático. A lo largo de varios siglos los capitalismos han desarrollado relaciones asimétricas con la pequeña producción mercantil y con diversas formas de producción doméstica que, a pesar de ser arrastradas por la vorágine del mercado moderno, tienen sus propias especificidades. A partir del siglo XX se produjeron combinaciones entre capitalismo y socialismo, ya sea por el triunfo de revoluciones socialistas o por el desarrollo de lógicas de reciprocidad, cooperación y redistribución, que no son estrictamente capitalistas. Las articulaciones con otros modos de producción y la influencia de diferentes contextos históricos, políticos y culturales dan lugar a muchos capitalismos.
La frase “otros capitalismos son posibles” también es una provocación, porque resuena con el lema “otro mundo es posible”, lanzado a comienzos del milenio por los movimientos altermundistas y anticapitalistas. Es una incitación a la heterodoxia, porque lanza la idea de que los capitalismos pueden evolucionar en un sentido positivo o que puede haber capitalismos mejores que los que conocemos. Cuando se dice que otro mundo es posible, por lo general se piensa que ese otro mundo será distinto al capitalismo y no tendrá nada que ver con él. Pero afirmar que algo distinto es posible en el capitalismo, sugerir que puede desarrollarse algo positivo dentro de los márgenes de este sistema social, suena a herejía, es, por decir lo menos, una afirmación polémica. Este libro de ningún modo pretende hacer una defensa del capitalismo; tampoco busca soslayar las contradicciones y limitaciones de un sistema social cuya historia ha estado marcada por las crisis recurrentes, por la creación de abismos de riqueza y pobreza entre los grupos sociales y entre los países, por la depredación de la naturaleza. Sin embargo, sostengo que, dentro de ciertas restricciones estructurales, el capitalismo —lo mismo que otros sistemas económicos y sociales— presenta una enorme diversidad y posee una gran elasticidad, por lo que se pueden advertir diferencias en cuanto a muchas de sus variables definitorias. Muchos dirán que poco importan esas variantes, porque sólo son de grado o de matiz; que una verdadera mejoría sólo puede darse en una sociedad no capitalista.2 Pero para la vida de las personas y de las comunidades esos matices pueden resultar fundamentales. Por ejemplo, la desigualdad de ingresos es una característica estructural del capitalismo, porque está basado en la separación entre propietarios y trabajadores y porque los ingresos están vinculados a la competencia en los mercados. Sin embargo, es completamente distinto vivir en un país como Eslovaquia, República Checa, Dinamarca o Noruega, donde el 20% más rico de la población gana cuatro veces más que el 20% más pobre, que en Bostwana o Sudáfrica, en donde el 20% más rico gana alrededor de 25 veces más que el 20% más pobre.3 Todos los asalariados están de algún modo sujetos a la dominación de sus patrones, pero los matices con los que se desarrolla esa dominación son significativos; no es lo mismo trabajar en una empresa que paga salarios raquíticos y controla cada movimiento y cada palabra de sus obreros que laborar en una empresa donde se pagan salarios dignos y existen márgenes importantes de libertad y autonomía en el ejercicio del trabajo. Las diferencias también pueden incidir en el futuro del planeta: la huella ecológica de los distintos capitalismos es muy variable: si todos los países siguen las trayectorias más contaminantes el riesgo para la viabilidad de la vida es mucho más alto que si todos optan por estrategias más respetuosas del medio ambiente.
Además, las variaciones del capitalismo no sólo son de grado (mayor o menor desigualdad, mayor o menor explotación de los trabajadores, mayor o menor depredación ambiental, etcétera), también hay diferencias cualitativas, porque se han desarrollado distintos tipos o modalidades de capitalismos en relación con gran número de aspectos, por ejemplo, los diversos sistemas de seguridad social e instituciones de bienestar,4 los distintos modos de regulación institucional5 o los diferentes tipos de relación entre el Estado y la economía.6
En el epígrafe de esta introducción se lee una bella frase del poema Anthem, de Leonard Cohen: “Hay una grieta, una grieta en todo, es así como entra la luz”. La provocación que lanza el título de este libro se apoya en la idea de que en el capitalismo hay grietas, que no es el sistema monolítico y todopoderoso que suelen describir tanto sus defensores como sus críticos. Tiene intersticios en los que nacen y se desarrollan prácticas no capitalistas, hendiduras en las que afloran capitalismos de muy distintos tipos, fisuras que muestran sus contradicciones, rendijas por las que entra la luz de la diversidad.
En tercer lugar, sostener que otros capitalismos son posibles es una prevención, una advertencia: los capitalismos pueden desembocar hacia modalidades más desiguales, más violentas, más autoritarias y más destructoras del medio ambiente. Dicho en forma simple, los capitalismos pueden empeorar, y empeorar mucho, con respecto a lo que han sido hasta ahora. En las últimas cuatro décadas hemos sido testigos de una degradación de los capitalismos, por lo menos en tres aspectos muy relevantes: por un lado, se han agravado de manera profunda las desigualdades de ingresos, en particular entre el 1% más rico y el resto de la población; en segundo lugar, se ha reforzado la preeminencia de los capitales financieros, especulativos y rentistas en detrimento de la inversión productiva, y, por último, el deterioro ambiental ha alcanzado niveles nunca antes vistos, con consecuencias muy nocivas para el ser humano, para otras especies y para el planeta. La pandemia provocada por el virus SARS CoV2 es un ejemplo palpable de ese deterioro, pero puede haber crisis ambientales y de salud con consecuencias aún más funestas. Como ha advertido Geoff Mulgan:
Hay muchos futuros posibles para el capitalismo. La depredación podría volverse más agresiva con nuevos monopolios en torno a la energía, los recursos naturales o la propiedad intelectual, respaldados por el poder estatal […]. El capitalismo podría profundizarse, convirtiendo cualquier cosa en propiedad, desde genes y melodías hasta el fondo del océano.7
Lamentablemente, estas tendencias negativas pueden agravarse. Las desigualdades pueden hacerse más profundas.8 Los riesgos que implican el cambio climático y las catástrofes ambientales han sido ampliamente documentados. A esto hay que agregar las advertencias que diversos autores han hecho sobre el advenimiento de un feudalismo digital9 y sobre nuevas formas de control social, laboral y político apoyadas en algoritmos.10
Provocación y prevención al mismo tiempo: los capitalismos pueden evolucionar en sentido positivo y en sentido negativo. Esto puede parecer una contradicción, pero es que el capitalismo es una organización social contradictoria, con tendencias y contra-tendencias. No existe ninguna ley inmanente, ineludible, que provoque que el capitalismo tienda siempre a mejorar o, por el contrario, que cada vez esté peor. No hay en el capitalismo nada que garantice una trayectoria favorable para la vida, pero tampoco hay una tendencia fatal que lo condene a ser cada vez más dañino. Está atravesado por luchas sociales y tendencias contrapuestas, por contradicciones que, según se manejen, pueden dar lugar a trayectorias muy disímiles. Además de que cabe la pregunta: ¿positivo o negativo para quién, desde qué punto de vista? No hay un criterio único a partir del cual evaluar a las sociedades. Los capitalismos son configuraciones muy complejas, con múltiples dimensiones. No son negativos o positivos en todos los aspectos, además de que habrá diferentes opiniones al respecto. Más que buscar rasgos inamovibles, ya sean nocivos o provechosos, de lo que se trata es de indagar las diversas posibilidades y los factores que inciden en ellas.
Por último, aseverar que otros capitalismos son posibles es una propuesta. Sugiere un campo de indagaciones, porque si logramos desembarazarnos de las concepciones rígidas y esencialistas sobre el capitalismo, aparece ante nuestros ojos un enorme continente por explorar. Perfila un programa de investigación sobre los diversos tipos de capitalismos, sobre los factores que producen dicha variabilidad, sobre los alcances y los límites de este sistema de organización económica social. Si dejamos de dar por sentado que el capitalismo es igual en todas partes, se abre la posibilidad de estudiar su diversidad, de reconstruir desde otras miradas los procesos históricos que lo han conformado, de preguntarse cómo es moldeado por diferentes culturas, distintos contextos y diversos actores. Las principales narrativas mediante las que se ha explicado el capitalismo se han apegado a estereotipos que ayudan a entender algunos de los rasgos más generales de este sistema, pero limitan el estudio concreto de los capitalismos realmente existentes. Si se dejan atrás los estereotipos, pueden desarrollarse investigaciones con una riqueza empírica que siempre ha estado ahí, pero la cual por lo general pasa inadvertida.
Insistir en que otros capitalismos son posibles es también una propuesta política: la de la transformación radical de los capitalismos. Los discursos maximalistas que sostienen que el capitalismo es idéntico en todas partes sólo nos dejan dos opciones: aceptar o rechazar el capitalismo en bloque, es decir, tomarlo tal como es o buscar alternativas fuera de él. Por un lado, los defensores del capitalismo sostienen que garantiza las libertades y cuenta con mecanismos de auto-regulación gracias a los cuales sortea las dificultades, por lo que no se requiere ninguna transformación sustancial. Por su parte, las posiciones anti-capitalistas consideran que es un ente maligno que siempre produce deterioro ambiental y desigualdades crecientes, y que de manera inevitable tiende hacia contradicciones más agudas y crisis cada vez más profundas, por lo que no vale la pena tratar de transformarlo: es un caso perdido, no tiene remedio. Pareciera que las únicas posibilidades son dejar al capitalismo como está o eliminarlo por completo. En esta obra, a contracorriente de esas dos posiciones, argumentaré que los capitalismos han experimentado varias transformaciones sustanciales, algunas positivas y otras negativas, porque, al igual que cualquier forma de organización económica y social, están sujetos a la historia, a la agencia de las personas, a las interacciones y conflictos entre grupos sociales, así como a los marcos institucionales y culturales en los que se desenvuelven. Es posible que experimenten mudanzas trascendentales en el futuro, por eso vale la pena estudiar su dinámica y analizar los factores que inciden en ellas, con el fin de impulsar aquellos cambios que permitan avanzar en términos de emancipación, igualdad, equidad y sustentabilidad. En otras palabras, parafraseando a Marx de una manera iconoclasta, no se trata de sacralizar o demonizar al capitalismo, de perpetuarlo o de eliminarlo, sino de transformarlo.
Desde finales de los años setenta me he especializado en la antropología del trabajo, específicamente en la investigación de las culturas laborales y los procesos de trabajo en diferentes ámbitos: la minería, la industria maquiladora, el sector informal, los servicios, el trabajo académico y, más recientemente, empresas innovadoras y plataformas digitales. En particular he realizado investigación de campo en México, pero también en Guatemala, España y, en menor medida, Argentina y Colombia. Durante muchos años pensé que se trataba del mismo fenómeno, que, aunque cada caso y cada sector eran muy diferentes, en esencia me enfrentaba al mismo bicho, el capitalismo. A finales de 2008, cuando comencé a estudiar el trabajo en la era digital, uno de los fundadores de una empresa de consultoría en Madrid me dijo que se trataba de algo distinto, que era un Capitalismo 2.0:
Una cosa que puso en el blog, me lo puso una persona como Capitalismo 2.0 […]. Bueno, si el capitalismo es un mercado, efectivamente es un mercado donde tienes más en cuenta a las personas. Y yo creo que es eso, es ese tipo de compañía que va a venir. No necesitas los medios de producción, no necesitas nadie que te provea una infraestructura de producción, porque cualquier persona de aquí, en su casa con un ordenador hace lo que está haciendo aquí, a mí no me necesitan, como empresario no me necesitan para nada, necesitan que les traiga trabajo para que ellos lo hagan. Esa lógica se ha roto, yo no soy el proveedor de los medios, que es lo que era la figura del empresario capitalista. Yo soy, no sé lo que soy, o sea que es un poco esto, lo que estamos buscando, soy una persona, que puedo generar un entorno en el que todos trabajemos mejor, pero abiertamente ellos se pueden ir y yo me puedo ir también, pero […] tiene que ser una relación mucho más de voluntad, no de necesidad. Aquí no […] yo por ser cliente los necesito más a ellos que ellos a mí, pues entonces tenemos que conseguir ese punto de acuerdo en común, qué voluntad tenemos conjunta para hacer que algo pase. El tipo de empresa que viene para mí es ése, es, son grupos de personas, unidas por una visión común de algo y que se ponen a trabajar juntas, se ponen de acuerdo para trabajar juntas y repartir el valor que generen, y no sé si se llama capitalismo humano, no tengo ni idea de cómo se llama.11
¿Qué se desprende de este concepto nativo12 de Capitalismo 2.0? ¿Es sólo una nueva construcción ideológica que presenta una versión edulcorada del capitalismo de siempre, o hay algo más? Al realizar unsua etnografía de esa empresa encontré que prevalecían algunas características estructurales del capitalismo, en particular las asimetrías de ingresos y de poder entre los propietarios y los trabajadores. La propiedad del capital seguía siendo importante: aunque los trabajadores poseían un recurso muy significativo (sus conocimientos), la compañía tenía el control de una serie de recursos que eran cruciales: dinero para dotarse de un local equipado para desarrollar sus actividades, capital social, reputación en el mercado, contactos con los clientes, sistemas de trabajo eficientes y, también, la propiedad legal que le permitía el usufructo de esos recursos tangibles e intangibles. Sin duda seguía siendo una compañía capitalista, pero tenía muchas características diferentes a las que habían predominado en las empresas industriales durante los siglos XIX y XX. Por ejemplo, encontré una comunidad laboral muy integrada, prácticas colaborativas, horizontalidad y respeto genuinos en las relaciones entre trabajadores y directivos, libertad creativa en el trabajo cotidiano, así como condiciones laborales dignas. No se observaban fuertes antagonismos entre los integrantes de la empresa. Hice entrevistas en profundidad con todas las personas que trabajaban ahí y la gran mayoría manifestaba que le gustaba su trabajo, que era interesante y que aprendía de manera continua. Tomar en serio los conceptos nativos con los que empresarios y trabajadores dotaban de significado a su trabajo, a sus relaciones y a la empresa me llevó a tratar de entender las características de los nuevos sistemas de organización del trabajo que han surgido en el siglo XXI.
Al revisar la bibliografía sobre empresas innovadoras, trabajo en contextos de nuevas tecnologías de la información y plataformas digitales, me topé con dos grandes explicaciones sobre estos fenómenos. Por un lado, la tesis de la economía colaborativa, que sostiene que las nuevas tecnologías abren el camino hacia un mundo mejor, marcado por la cooperación de pares, el trabajo creativo, las multitudes inteligentes y la atenuación de las contradicciones entre trabajadores y empresarios. Por otra parte, la tesis del capitalismo cognitivo, que plantea que con las nuevas tecnologías se explota tanto a trabajadores como a consumidores y usuarios de las redes digitales, además de que se exacerban la alienación del trabajo, el control del proceso laboral y la sujeción de los trabajadores. La unilateralidad y la simpleza de ambas tesis contrastaba con la heterogeneidad, la riqueza y la complejidad que arrojaba la investigación empírica, en la que había tendencias contrapuestas, mudanzas positivas y negativas, múltiples disputas y actores que trataban de orientar los procesos de trabajo hacia distintas direcciones. Esto me llevó a colocar la diversidad del trabajo en el capitalismo digital en el centro de mis indagaciones. Pronto advertí que esta exploración se veía limitada por las concepciones esencialistas sobre el capitalismo, que lo presentan como un sistema monolítico, que obedece a reglas inmutables. Comencé entonces a cuestionar las teorías predominantes sobre el capitalismo y a tratar de ofrecer una concepción alternativa, que permitiera explicar la heterogeneidad de los capitalismos. No podía avanzar mucho en la investigación de las nuevas formas de organización del trabajo sin poner en tela de juicio las maneras en que se había conceptualizado el capitalismo. Fue así como nació este libro en el que se discute la diversidad de los capitalismos y su elasticidad.13
El primer capítulo de esta obra analiza las dos narrativas más comunes sobre el capitalismo. Por un lado, la narrativa apologética, que lo ve como un sistema progresista y armónico, capaz de auto-regularse y de asegurar el crecimiento continuo, la libertad de las personas y la prosperidad de las sociedades. Por el otro, la narrativa apocalíptica, que lo presenta como un sistema que de manera inevitable tiende a la exacerbación de sus contradicciones y la profundización de las desigualdades, lo que genera crisis cada vez más graves y catástrofes ecológicas cada vez más severas. Se critica el carácter esencialista de estas dos posiciones. Tales perspectivas consideran que el capitalismo es un sistema que posee características inmanentes, invariables, las cuales no se modifican, y son ajenas a la historia, a las circunstancias, a las relaciones sociales y a la agencia de los seres humanos. Una de las narrativas considera que esas características son positivas, mientras que la otra estima que son negativas, pero ambas coinciden en que se trata de rasgos que no se transforman. Además, los dos enfoques son unilaterales, ven sólo un aspecto del fenómeno, una sola cara de la moneda. Para trata de explicar por qué tienden a predominar perspectivas esencialistas sobre el capitalismo, retomo la noción de occidentalismo, derivada del sugerente estudio de Edward Said sobre el orientalismo.14 La tesis es que, así como se ha construido un estilo de pensamiento que describe al Oriente a partir de estereotipos y concepciones esencialistas, también existen visiones rígidas y simplificadas de Occidente, de la modernidad y del capitalismo. Sobre esta base analizo los postulados principales de la narrativa apologética y de la narrativa apocalíptica, para después contrastarlas y discutir la posibilidad de construir un enfoque que pueda trascender las limitaciones de ambas.
El segundo capítulo recupera aportaciones de distintos autores que resultan útiles para analizar la diversidad del capitalismo. Comienza con dos pensadores que fueron fundamentales en la construcción de la narrativa apocalíptica, Karl Marx y Karl Polanyi, quienes, paradójicamente, también tienen planteamientos que pueden servir para salir de las trampas analíticas de dicha perspectiva. Después se aborda la sugerente crítica al análisis esencialista del capitalismo que hizo J. K. Gibson-Graham, desde una perspectiva feminista. Por último, revisa cuatro enfoques que se han centrado en caracterizar distintos tipos de capitalismos: la tesis del buen capitalismo y el mal capitalismo, el estudio de la tensión entre las dimensiones creativas y depredadoras del capitalismo, la propuesta conocida como variedades del capitalismo y la escuela de la regulación.
El tercer capítulo, titulado “Veinte tesis sobre la diversidad y la elasticidad de los capitalismos”, destaca algunos factores que inciden en la existencia de diferentes capitalismos, para tratar de explicar por qué y cómo se producen variaciones en este tipo de organización económica y social. Busca identificar qué tienen en común los distintos capitalismos, en qué aspectos o dimensiones pueden diferir y cuáles son los alcances y los límites de sus transformaciones. Sostiene que en los capitalismos hay muchos actores y operan varias lógicas, por lo que en lugar de buscar esencias y estructuras invariables, hay que investigar procesos históricos y configuraciones. Discute el papel que desempeñan la tecnología, las instituciones, la agencia, las relaciones de poder y los conflictos en la generación de diversidad en los capitalismos. Hace énfasis en que los capitalismos son contradictorios y no pueden escapar a los ciclos de crisis y recuperación, pero hay tendencias y contra-tendencias, las cuales en su oposición pueden hacer que las crisis y contradicciones se exacerben o se regulen hasta cierto punto, por lo que el futuro de los capitalismos está abierto.
El capítulo cuarto discute algunas tensiones específicas que atraviesan a los capitalismos. Intenta mostrar que en relación con cada una de estas tensiones existen contradicciones y disyuntivas, así como tendencias contrapuestas, que al ser procesadas por cada sociedad dan lugar a distintas configuraciones y variantes del capitalismo. En primer lugar, aborda la dialéctica de la desigualdad: ¿en qué consiste el dilema de la igualdad y la desigualdad en el capitalismo?, ¿hay capitalismos menos desiguales que otros?, ¿cuáles son las principales maneras en que se ha enfrentado o se podría enfrentar la desigualdad en los capitalismos? En segundo término, explora la tensión entre la propiedad privada y otras formas de propiedad: ¿cómo se enfrentan los dilemas que plantea la propiedad privada de los medios de producción? ¿qué otras formas de propiedad son posibles en los capitalismos?, ¿qué configuraciones capitalistas se generan a partir de la combinación de la propiedad privada con otras formas de propiedad? Por último, discute la contradicción entre depredación ambiental y sustentabilidad: ¿en qué consisten las contradicciones ambientales del capitalismo? ¿cuáles son las distintas alternativas posibles para enfrentar esas contradicciones?
Por último, en el epílogo se plantea la pregunta de si es posible la transformación radical de los capitalismos. Este tema no suele estar en la agenda de las discusiones, no existe espacio para él ni en la teoría ni en la práctica. Pero, ¿qué ocurriría si nos salimos de la caja y nos atrevemos a pensar lo impensable? ¿Es viable esa alternativa? ¿Es deseable? ¿Será sólo otra locura utópica, una pretensión fútil de promover algo que no se necesita? ¿Será una nueva ilusión reformista, destinada a estrellarse contra la lógica implacable de las leyes de hierro del capitalismo? Al menos vale la pena imaginar esta posibilidad y discutirla.
1 Byung-Chul Han, La sociedad del cansancio, Barcelona, Herder, 2012.
2 Sería interesante y estimulante que alguien escribiera un libro titulado Otros socialismos son posibles; al igual que el capitalismo, los socialismos han sido y pueden ser muy diversos.
3 Las proporciones exactas fueron de 3.7 en la República Checa, 4.0 en Dinamarca, 4.1 en Eslovaquia, 4.1 en Noruega, 23.2 en Bostwana y 28.4% en Sudáfrica (datos del periodo comprendido entre 2010 y 2017), PUND, Human development indices and indicators. 2018 statistical update, Nueva York, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2018, pp. 30-32.
4 Gøsta Esping-Andersen, The three worlds of welfare capitalism, Princeton, Princeton University Press, 1990.
5 Michel Aglietta, Regulación y crisis del capitalismo. La experiencia de los Estados Unidos, México, Siglo XXI, 1979; Robert Boyer, Théorie de la régulation. Une analyse critique, París, La Découverte, 1986; Une théorie du capitalisme est-elle possible?, París, Odile Jacob, 2004; Économie politique des capitalismes. Théorie de la régulation et des crises, París, La Découverte, 2015.
6 Peter Hall y David Soskice (eds.), Varieties of Capitalism: The Institutional Foundations of Comparative Advantage, Oxford, Oxford University Press, 2001.
7 “There are many possible futures for capitalism. Predation could become more aggressive with new monopolies around energy, natural resources, or intellectual property backed up by state power […]. Capitalism could deepen, turning anything from genes and tunes to the ocean floor into property.” Geoff Mulgan, The locust and the bee. Predators and creators in capitalism’s future, Princeton, Princeton University Press, 2013, p. 5.
8 Thomas Piketty, Le capital au XXIe siècle, París, Éditions du Seuil, 2013, p. 417.
9 Byung-Chul Han, “Vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse”, en Clarín, 17 de abril de 2020.
10 Néstor García Canclini, Ciudadanos reemplazados por algoritmos, Guadalajara, CALAS, 2019.
11 Entrevista a Humberto Matas, socio director de DNX Group, Madrid, 25 de noviembre de 2008. Para un análisis de esta afirmación y de esta empresa, véase Luis Reygadas, “¿Capitalismo 2.0? Etnografía de una empresa del mundo digital”, en Revista Maguaré, vol. 25, núm. 1, pp. 165-202.
12 Es decir, un concepto acuñado por los sujetos de estudio, no por el investigador.
13 El complemento de esta obra es un libro que se encuentra en preparación, con el título provisional de La diversidad del trabajo en el capitalismo digital, en el que, con respaldo en investigación de campo realizada con métodos etnográficos, analizo las transformaciones de los procesos de trabajo en la época contemporánea.
14 Edward Said, Orientalismo, Barcelona, Random House Mondadori De Bolsillo, 2008.